Lecturas veraniegas IV
Entre las novelas de Robots y la serie de la Fundación se encuentra la Trilogía del Imperio, tres clásicas obras de Isaac Asimov donde se trazan los inicios de la expansión humana por la Galaxia hasta llegar al auge del Imperio Galáctico con capital en Trantor.
En Polvo de estrellas, un ranchero de un mundo agrícola y la princesa de un sofisticado reino nebular deben unir sus fuerzas para tratar de encontrar el mundo rebelde que supone la última esperanza contra el tiránico imperio que los oprime.
En Las corrientes del espacio, el descubrimiento de un espacioanalista pone en peligro la relación de dependencia entre Florina, el único planeta donde se cultiva el preciado kyrt, y sus amos de Sark, en un conflicto que afecta a la expansión del Imperio de Trantor.
En Un guijarro en el cielo, un hombre de nuestros días se ve catapultado al futuro lejano cuando el imperio abarca la Galaxia y la Tierra no es más que una mota perdida entre millones de mundos habitados, que se mofan de sus pretensiones de ser el origen de la humanidad. Pero la Tierra prepara su venganza...
Parece ser que el orden con que estas tres novelas suele publicarse en las ediciones en inglés no es el apuntado ahí arriba (en mi versión en español), sino que comienza con Las corrientes del espacio, sigue con Polvo de estrellas y acaba con Un guijarro en el cielo. El propio Asimov confirmaba, en su prólogo a Preludio a la Fundación, que éste era el orden correcto. La razón de que en las ediciones españolas no se respete es que las cosas no terminan de encajar usando ese orden. En Polvo de estrellas no hay mención alguna a Trantor, lo que podría indicar que aún no era una potencia relevante en la Galaxia; y, por otro lado, la Tierra aún es recordada como planeta original de la humanidad y es un mundo con cierta importancia y prestigio. En Las corrientes del espacio, la Tierra es un mundo provinciano y poco relevante y pocos dan crédito a esa idea de que es el mundo de origen; Trantor ya aparece en la historia, por otra parte.
Quizá debido a mi memoria de pez, a mí estos detalles se me escapan y el orden me hubiera importado más bien poco: lo cierto es que he leído las novelas como historias independientes en las que sólo encuentro algunos puntos comunes, como el propio Imperio, su capital, Trantor, y la radiactividad de la Tierra, y todo ello sin que la serie Fundación haya aparecido por mi cabeza a lo largo de la lectura de estas tres novelas. De las cuales, por cierto, la que menos me ha gustado (como parece que también le ocurrió al propio Asimov, que fue, de entre todas sus novelas, la que menos le gustó) es Polvo de estrellas. Bien es verdad que el final tiene su puntito especial que parece borrar un poco la sensación de desilusión.
La que más, Un guijarro en el cielo. En ésta, precisamente, queda bien patente la idea que Asimov expresó un día, hablando de los judíos y de las persecuciones y opresión que habían sufrido a lo largo de su historia: "Que un pueblo sea oprimido por otro sólo quiere decir que es más débil, nunca que es superior moralmente". Una experimenta cuán cargada de razón está esa frase cuando lee Un guijarro en el cielo y, desde luego, pese a ser terrícola, se identifica perfectamente con Arvardan y sus amigos, Shekt y Pola. Yo también, como ellos, habría traicionado a la Tierra.
5 comentarios:
Supongo que algún día aparecerá una caja (o varias) donde estén los libros de la colección completa que hizo Círculo de Lectores de las series Fundación-Robots-Imperio, y así podré, mientras busco dónde ponerlos, releer algunos episodios que ahora tengo, o con vago recuerdo, o totalmente desmemoriados.
Pero, de momento, bienvenidos sean estos apuntes tuyos para mantener la esperanza. Gracias.
Un saludo.
Posodo: En mi libro, venía un comentario muy interesante al final de la trilogía sobre las tres novelas y sobre el propio Asimov.
Y era...
Y eran diez páginas de comentario, Posodo.
¡Jo, como la carta de tu amigo César!
Publicar un comentario