Lecturas veraniegas V
The bizarre murder of a parish priest at a New York bondage club opens Nikki Heat's most thrilling and dangerous case so far, pitting her against New York's most vicious drug lord, an arrogant CIA contractor, and a shadowy death squad out to gun her down. And that is just the tip of an iceberg that leads to a dark conspiracy reaching all the way to the highest level of the NYPD.
But when she gets too close to the truth, Nikki finds herself disgraced, stripped of ther badge, and out on her own as a target for killers with nobody she can trust. Except maybe the one man in her life who's not a cop. Reporter Jameson Rook.
In the midst of New York's coldest winter in a hundred years, there's one thing Nikki is determined to prove: Heat Rises.
Tercera novela de Richard Castle y también la que más me ha gustado. Está llena de acción, lealtad, traición, sospechas... y Nikki Heat luce como nunca. Buena trama y bien hilada que capta el interés del lector.
Los personajes han ganado bastante con respecto a las novelas anteriores, sobre todo con respecto a la primera. Me parece (siempre teniendo en cuenta que estoy leyendo en inglés y, por tanto, no me hago igual idea que si lo hiciera en español) que están mejor construidos y, sobre todo, se ganan la simpatía del lector con mucha más facilidad (al menos la mía). En especial, Jameson Rook, que no me gustó nada en la primera, comenzó a gustarme en la segunda y me ha atrapado en la tercera.
Quién mató a Nola Kellergan es la gran incógnita a desvelar en este thriller incomparable cuya experiencia de lectura escapa a cualquier tentativa de descripción.
Intentémoslo: una gran novela policíaca y romántica a tres tiempos -1975, 1998 y 2008- acerca del asesinato de una joven de quince años en la pequeña ciudad de Aurora, en New Hampshire. en 2008, Marcus Goldman, un joven escritor, visita a su mentor -Harry Quebert, autor de una aclamada novela-, y descubre que éste tuvo una relación secreta con Nola Kellergan.
Poco después, Harry es arrestado, acusado de asesinato, al encontrarse el cadáver de Nola enterrado en su jardín. Marcus comienza a investigar y a escribir un libro sobre el caso. Mientras, intenta demostrar la inocencia de Harry, una trama de secretos sale a la luz. La verdad sólo llega al final de un largo, intrincado y apasionante recorrido.
Mi primer comentario sobre esta novela es que se me ha hecho eteeeeeeerna. Sólo él último 20% (según los porcentajes de Kindle) ha ido un poco más rápido y ha conseguido atraparme, pese a que las primeras páginas prometían y me gustaron mucho: las dificultades de un escritor para encontrar una historia que escribir me picaron la curiosidad. He leído por ahí que este libro es un ejemplo de page-turner. Para mí no lo ha sido.
Mi segundo comentario es que a veces se hace muuuuuuy pesada tanta repetición de párrafo. Algunas repeticiones eran necesarias, pero, en mi humilde opinión, el autor podía haberse ahorrado otras muchas.
Mi tercer comentario es que hay demasiado viaje temporal: ahora estoy en 1975, ahora vuelvo al presente, ahora me voy a 1998, me doy un voltio de nuevo por el 75, retorno al 98 y vuelvo al presente. Pero, aburrido de él, viajo de nuevo al pasado: ¿75 ó 98? ¿Qué toca? Algunas veces ha sido incluso lioso.
Mi cuarto comentario se refiere al juego final que el autor se trae con el lector, dándole no sé cuántos (perdí la cuenta) sospechosos que parecían el auténtico asesino. Buscar la sorpresa del lector está bien, pero en este caso llegué a pensar que me estaba tomando el pelo.
El libro narra una historia de amistad, pero no de amor. A mí, lo de de Harry Quebert y Nolla Kellergan me produce sarpullido. Él es para no tomarlo en serio y darle un par de bofetadas y ella me deja un mal rollo que todavía no he podido sacudirme.
Los personajes están bien caracterizados y no hay ninguno accesorio: todos tienen una función que cumplir. Además, el autor ha logrado darles vida, por eso estimulan tus sentimientos: detesto a Nola Kellergan (siempre pensé que le faltaba un tornillo), Harry Quebert me decepciona: parece un adolescente y si el autor pretendía hacerme ganar su simpatía no lo ha conseguido. Sí lo logra, sin embargo, con el reverendo Kellergan. Marcus es de lo que mejor me cae (y tiene una madre con la que te partes), como también Bobbo, el pobre chico apaleado -pintor y novelista-, el sargento Gahalowood y Jenny.
Ítem más: la trama está muy bien. el final es sorprendente y los consejos sobre el arte de escribir me han parecido de lo más interesante.
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