miércoles, 30 de septiembre de 2009

A Karl hay que explicarle todo

A Karl hay que explicarle todo


–¿Por qué has puesto un contador de visitas?

–No seas impertinente, Karl.

–¿Impertinente? ¡Sólo era una pregunta!

Y a lo mejor debería contestarla… Vale, lo intentaré. Comenzaré señalando el hecho de que por este blog camino dando bandazos: a veces corro, otras me trastabillo, en ocasiones lo tengo claro y…, frecuentemente…, me detengo y me pregunto: ¿para qué? No sé, pues, muy bien el camino que sigo ni el motivo que me impulsa. Desconozco si me extenderé durante largo tiempo o me detendré a la vuelta de cualquier artículo después del cual, un día, ya no escribiré más. Y todo ello… ¿me importa? No diré que no, claro, pero tampoco lo contrario. Lo cierto es que ni lo uno ni lo otro me perturba. Yo camino… Ya veré a dónde llego.


Pero me desvío de la cuestión a tratar que, si no recuerdo mal, tenía que ver con el contador de visitas que luce su exiguo número ahí abajo: Karl preguntaba la razón que me ha movido a colocarlo en este blog. Después del parrafito que acabo de endosar al lector que por una navegación ocasional vaya a dar con su pantalla por estos lares y se tope de narices con este artículo… ¡Un momento! ¿Se sonríe? ¿Acaso no lo cree posible? Piense en todas los parámetros que deben darse para que el universo sea como es… Es increíble, ¿verdad?, y, sin embargo, ahí está…, rodeándonos, conteniéndonos y de una vastedad tal que imaginarla ya cuesta. Así pues, ¿no podría darse el caso de que el azar viniera a suministrar dos coincidencias tan simples y peladas como que un lector pase por aquí y detenga su interés justo en este artículo…? ¿Por qué no, oiga? Bien, antes de interrumpirme a mí misma con la perorata anterior, intentaba decir que, después de todo lo apuntado en el primer párrafo, el lector ocasional que paseara su mirada por estas líneas no podría dejar de preguntarse, si tan poco parece preocuparme el futuro de este blog, por qué habrían de hacerlo los escasos visitantes que se dan una vuelta por aquí. Pues, en realidad, preocuparme…., lo que se dice preocuparme…, no me preocupa mucho, la verdad.

–Sin embargo, alguna razón alberga tu ánimo para poner el contador. No lo niegues.

–Bueno…, claro…, alguna hay…

–Pues eso fue lo que te pregunté antes de que me soltaras todo este rollo.

–Oye, Karl, que te llamas así porque eres mi Querido Amigo Lector. Te lo recuerdo porque esa palabra, “rollo”, me ha dolido.

–Lo siento. No quería hacerte daño, pero es que sigues sin contestar a mi pregunta. Me dices que no te preocupas por los visitantes que vengan hasta aquí…

–Por su número.

–Vaalee, por su número…

–Es un matiz importante.

–Admitido. Bien, no te importa el número de visitantes que tengas, pero no explicas por qué, entonces, has puesto el dichoso contador.

–Bueno, está bien… Sí me importa.

–¿No dices nada, Karl?

–Te observaba…

–¡Ya lo he notado! Precisamente hice esa pregunta para romper este silencio tan molesto que se ha hecho entre nosotros y entretener la mirada fija que has puesto en mí.

–¿Te importa el número de visitas que tiene tu blog?

–Un poco…

–Sólo somos dos o tres tus visitantes asiduos.

–Lo sé, pero sois importantes y eso me agrada.

–Pero insuficientes…, ¿no?

–En realidad…, no.

–Vale ya. Contesta con claridad: ¿te lastima tener pocos visitantes?

–No mucho.

–Y entonces…, ¿la razón de ese contador?

–Es una lección de humildad.

–¿?

–Comprobar que su número avanza a trancas y barrancas… me enseña lo muy poco que importa lo que escribo.

–O lo tonta que es la gente.

–Bueno…, eso también ;-)

–¿Hace una caña?

–Con un pincho de tortilla.

–Pues vamos.

–Venga.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Una estrella frustrada

Una estrella frustrada


Un objeto cósmico (se cree que probablemente un cometa) impactó contra Júpiter este verano y dejó sobre su densa atmósfera una señal de diámetro similar al de la Tierra. No es, evidentemente, el primero que ocurre (que a saber cuándo ocurrió) ni el primero que se observa (que fue el del cometa Shoemaker-Levy en 1994. Un acontecimiento predicho con la suficiente antelación como para que medio planeta –me refiero al nuestro, naturalmente– estuviera apuntando con sus telescopios al gigante gaseoso y pudiera observarlo).


A pesar de que asusta pensar en el enorme proyectil que ha ido a chocar con el planeta, en realidad para este gigante el brutal impacto que ha sufrido no supone una amenaza a la que deba temer: puede asumir con toda tranquilidad este tipo de colisiones sin que tenga lugar ninguna catástrofe planetaria.


Júpiter, en realidad, no es más que una estrella frustrada que no llegó a alcanzar la masa necesaria para encenderse y, por ello, se apeó en la parada de gigantes gaseosos. Si lo hubiera hecho, si hubiera dado ese pasito de más, ahora nuestro sistema solar sería binario y estaríamos viviendo una extraña existencia en la que quizá pudiera darse una historia semejante, si bien seis son los soles que alumbran al planeta Kalgash, que Isaac Asimov narró en Anochecer, del que dicen, por cierto, que es el mejor cuento de ciencia ficción que se ha escrito, opinión que no me atrevo a respaldar porque no he leído todos los cuentos de ciencia ficción que se han publicado en el planeta, aunque sí animo a la lectura de esta historia porque es verdaderamente curiosa y… da mucho sobre lo que pensar.






No obstante, si trasladáramos el tamaño de ese cometa a un planeta como el nuestro, la catástrofe habría sido total, naturalmente. Se intuye que un asteroide (de proporciones infinitamente menores a las del cometa que ha chocado con Júpiter) fue el causante del invierno nuclear que acabó con los dinosaurios (hecho afortunado, no obstante, para nosotros, los mamíferos) y también se encuentra entre las teorías científicas el choque de un cuerpo planetario del tamaño de Marte contra nuestra Tierra (por suerte aún en formación) que, dicen, pudo dar origen a la Luna, la cual no sería sino la acumulación de la escoria lanzada al espacio por nuestro planeta tras la descomunal colisión.


Afortunadamente para nosotros, este tipo de impactos no son frecuentes, primero porque la medida del tiempo cósmico es mucho más lenta que la del humano y, segundo, precisamente gracias al gigante gaseoso protagonista de esta entrada: Júpiter, que con su enorme masa actúa a modo de gigantesco imán atrayendo para sí todo aquello que pasa por sus cercanías y evitando, con ello, que ese tipo de objetos mortíferos acceda al interior del Sistema Solar.



Nota: foto tomada de El Mundo, Miércoles, 22-Julio-2009

domingo, 27 de septiembre de 2009

Baker lake

Baker lake

Con esta entrada comienza una nueva etiqueta de nombre Música, pero voy a ser sincera advirtiendo de que su nacimiento se debe a una decisión meramente egoísta, pues no pretendo con ella que el lector se entretenga (aunque si lo hace, me alegraré), sino asegurarme de que tengo localizados -¿y qué lugar más sencillo para encontrarlos que en una etiqueta de mi propio blog?- aquellos temas musicales que voy descubriendo por ahí.

Este tema de Sera Cahoone, en concreto, lo encontré en una entrada del blog de Bate, Diario de un naufragio, que, estoy segura, va a convertirse en mi mayor proveedor musical de la Red. :-).



Saludos y gracias, Bate, por hacerme estos descubrimientos.

sábado, 26 de septiembre de 2009

La novia de Matisse

La novia de Matisse (Manuel Vicent)


El curioso inicio con el que se abre la novela promete, como poco, despertar el morbo del lector, pues gravita en torno a una futura infidelidad proyectada por un marido que propone a Míchel Vedrano, marchante de arte que le surte de famosas pinturas, una aventura con su propia mujer, Julia, amenazada por una enfermedad que ha de llevarla a la tumba.


En torno a esta confabulación sexual se construye esta novela que hace un entretenido recorrido por el mundo del arte y la atracción sexual, combinado todo ello con la permanente amenaza del fin que acecha a Julia y aderezado con el insinuante desfile de personajes pintorescos, como mínimo, cuando no realmente insólitos.


La alegría de vivir, el cuadro que Matisse pintó entre 1905 y 1906, centra el cogollo de la narración, pues a través de él se ovilla una historia de vida y muerte, encarnada esta última en Julia, y fusionada siempre con esa infidelidad demandada por un marido que desea ofrecerle esa relación sexual con un extraño como último regalo.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Big Ben, Rodríguez Losada y el reloj de Sol

Big Ben, Rodríguez Losada y el reloj de Sol

En la entrada El ojo atento, decía que una de las bondades de escribir un blog es que el empeño en curiosear por ahí para encontrar temas que traer hasta aquí te estimula los sentidos de tal manera que acabas por fijarte en cosas que antes te hubieran pasado desapercibidas. A esa razón se une ahora la de la simple curiosidad intelectual, como es el caso que motiva este artículo.

Y es que, el otro día, en el blog de Posodo, Plato por plato, leí una entrada en la que se hacía una breve referencia al Big Ben. En los comentarios, reseñé una información que en algún momento de mi pasado llegó a mí por algún medio que he olvidado por completo (tal vez lo leí, quizá lo escuché) sobre que este famoso reloj y el de la Puerta del Sol eran réplicas exactas (en cuanto a su maquinaria). Picada en aquel momento mi curiosidad por la incapacidad para recordar la fuente de la que había obtenido la información que aportaba, he husmeado por la red en busca de ella y aunque no he podido hallar ninguna referencia que apoye mi afirmación, sí que he encontrado abundantes datos sobre el reloj más famoso del mundo y un relojero español, probablemente desconocido para la mayoría de los mortales, que me parece interesante compartir.

Big Ben. Todo el mundo lo conoce y muchos lo hemos visitado. Sin embargo, a veces pasamos por la vida llamando por su nombre a las cosas sin pararnos a pensar por qué se llaman así. En el caso del Big Ben, la historia es un tanto curiosa porque hubo de acontecer un incendio en el año 1834 que acabó con el Parlamento inglés para que cobrara vida este nombre, que procede de Benjamín Hall, quien se ocupó de la reconstrucción del edificio. Aunque todo el mundo llama Big Ben al reloj, el nombre, no obstante, hace referencia a la mayor de las campanas con que da las horas y que sonó por primera vez el 11 de julio de 1859.

Parece ser que un tal Edgard John Dent fue el relojero encargado de desarrollar la maquinaria del reloj. Sin embargo, la muerte le sorprendió en 1853, por lo que hubo de buscarse a otro relojero que acabara la obra. Es en este momento cuando entra en escena un nombre español, el de José Rodríguez Losada, oficial de caballería que, enfrentado a la represión emprendida por Fernando VII a la sazón, se había exiliado (gracias a un lance novelesco que no expondré aquí a fin de no alargarme en exceso) por sus ideas liberales. Tras dos años en Francia, se aposentó definitivamente en Londres donde abrió una tienda-taller en Regent Street, desde la que compitió en pericia y talento con el propio Dent, a quien sustituyó al frente de la construcción del Big Ben tras su fallecimiento.

La genialiad de Rodríguez Losada fue tal que la Marina española acudió a él, uno de los mayores expertos en relojes del mundo y el único de nombre español, con el fin de mejorar sus aparatos de navegación. Una de las primeras obras que aportó a la Marina fue el reloj astronómico, una pieza única en el mundo que tardó 8 años en construir y que hubo de sacar a escondidas de Inglaterra, pues la legislación inglesa “daba derecho prioritario a la Armada británica para la adquisición de cualquier instrumento científico o técnico que considerase de interés”, o que, simplemente, no quisiera que cayera en manos de otro país. Para poder sacarlo de extranjis decidió no presentarlo al control de funcionamiento del Observatorio de Greenwich. Sin embargo, la obra de Rodríguez Losada más famosa en España es, sin duda, el reloj de la Puerta del Sol, un regalo que hizo a la nación en 1855 y cuyas características lo hacen único en el mundo.

Llegados a este punto, falta por decir que la Puerta del Sol no alberga el único reloj de torre que Rodríguez Losada instaló en nuestro país. Hay algunos otros, como el del Ministerio de Fomento (ahora en un depósito municipal de Coslada), el del Colegio Naval de San Fernando en Cádiz, el del Ayuntamiento de Sevilla, el del Colegio de los Escolapios en Getafe (en el que tuve una entrevista hace años para un trabajó que no conseguí) y el de la catedral de Málaga, en la cual Rodríguez Losada instaló un escape de gravedad igual al que Dent había montado en el Big Ben. Única relación que he podido encontrar entre el reloj británico y uno español… que para colmo no es el de la Puerta del Sol, de modo que la información aportada en el blog de Posodo no ha podido ser contrastada. Y, sin embargo, prometo que en algún momento de mi pasado… yo lo oí, o leí…, o tal vez lo soñé.

martes, 22 de septiembre de 2009

Agatha Christie - "La casa torcida"

Agatha Christie – La casa torcida


Aunque con unos días de retraso respecto a su aparición en el blog Palabras y Mundos, viene hasta aquí hoy esta entrada para comunicaros que Kerícolo ha tenido a bien publicar en su bitácora dos artículos míos: una breve reseña biográfica sobre Agatha Christie y el comentario de una de sus obras, en concreto de La casa torcida. Con respecto a este último, me informa Kerícolo de que su publicación ha sido admitida también en Metrópolis, aunque desconocemos el momento concreto de su aparición en esta página. Cuando lo sepamos, daré noticia de ello.


Además de indicar las direcciones por si estáis interesados en echarles un vistazo, aprovecho esta entrada para expresar mi gratitud a Kerícolo por su generosidad al prestarme su blog para que publicara mis textos. He aquí los enlaces:


-Su entrada de presentación.

-Agatha Christie.

-La casa torcida.


Saludos.


S. Cid

domingo, 20 de septiembre de 2009

Destino inexorable

Destino inexorable


El golpeteo tenaz de una rama del magnolio contra el cristal de mi ventana debería haberme prevenido de que los terribles hechos que se avecinaban iban a mudar mi pacífica existencia para siempre.


Puesto que la mañana se había presentado lluviosa, imaginé que la señora no saldría a dar su habitual paseo y, de acuerdo con su costumbre en tales ocasiones, dispuse el desayuno en el saloncito. Me extrañó, sin embargo, no escuchar sus pasos dada su extrema puntualidad y me asomé al hueco de la escalera por ver si desde allí los percibía. No fue así y, temiendo que el café se enfriara, decidí subir.


Golpeé suavemente la puerta de su dormitorio, pero no obtuve respuesta. Lo intenté de nuevo y, una vez más, contestó el silencio.

–¿Señora? –pregunté mientras asomaba la punta de la nariz por el vano de la puerta. Quisiera no haber tenido que ser yo quien la abriera: su cuerpo yacía sobre un abundante charco de sangre que manaba a chorros por una herida en el pecho, de la que sobresalía el mango de marfil de su abrecartas. Grité y Maurice, el mayordomo, acudió con presteza.


Después de que la policía me interrogara, me retiré a mi habitación. Quería descansar unos minutos y hacerme a la idea de que mi señora había sido asesinada en su propia casa mientras dormíamos. Ofuscada aún por la tristeza y el temor, me recosté en la cama y sepulté la cabeza en la almohada. Poco después, Elisabeth llamó a mi puerta y entró quedamente.

–Te traigo un poco de té, querida. Te confortará y te calmará la desazón –dijo entre susurros. Sin embargo, pronto el volumen de su voz se elevó–. ¡Dios Santo, Nett…! ¿Qué has hecho?

Me incorporé sorprendida y vi su dedo dirigido hacia mí. Al bajar la mirada, observé que yo también estaba cubierta de sangre… Salté de la cama y encontré mi camisón entre las sábanas empapado en aquella sangre aún húmeda.

–Lily… –balbuceé–, ¿qué es esto?

–¡Has sido tú! –gritó ella–. ¡Tú has matado a la señora!

–Pero…, Lily… ¡Yo no lo he hecho! –exclamé.

Sin embargo, para cuando acabé tan sólida defensa, Lily ya había salido al pasillo, derribando mi maletín, que reposaba sobre la descalzadora, y esparciendo su contenido por el suelo. No pude contener un alarido de terror: sobre la moqueta, mezcladas con mi ropa de viaje, se hallaban diseminadas las joyas de la señora.


Nunca he estado en una comisaría y, por supuesto, mucho menos en una celda, pero hoy he pasado el día entre ésta y la sala de interrogatorios, donde me han hecho todo tipo de preguntas. Tengo la certeza de que los agentes no me han creído, porque sólo he podido responder con incongruencias. Mientras permanezco tumbada en el catre de mi celda, reflexiono sobre los inexplicables acontecimientos del día. No sé qué va a ser de mí… y no puedo sino derramar lágrimas al compás de los golpes que una meretriz confinada en un calabozo próximo ocasiona al aporrear los barrotes con una taza de latón: toc, toc, toc…


Toc, toc, toc… Me incorporé en la cama con un brinco y permanecí sentada sobre el colchón, bañada en sudor y con una respiración tan agitada que apenas lograba llevar aire a mis pulmones. La rama del magnolio golpeaba el cristal de mi ventana y las sombras de la noche jugueteaban en el techo de mi habitación, dibujando figuras pavorosas. Poco a poco recuperé el aliento y comprendí: todo había sido una pesadilla. Sin embargo…, “Oh, Dios mío –pensé–, la realidad parece ir emulando lo soñado”. De repente recordé el inicio de esta fantasía onírica y el lamento que emití por no haber sabido interpretar los presagios que vaticinaba el obstinado golpeteo del magnolio sobre el cristal. Sin dudarlo, me levanté y me vestí mientras preparaba mi maletín con la ropa indispensable para un corto viaje. Si aquella pesadilla iba a hacerse realidad, yo la evitaría escapando a ese destino inexorable.


Súbitamente, advertí el ruido sordo de una riña. Con precaución, abrí la puerta y me deslicé hasta la escalera. El sonido de la disputa procedía del dormitorio de la señora. Comprendí lo que estaba ocurriendo allí y, enloquecida, volví a mi dormitorio. Estaba asustada y confundida, sin saber qué procedía hacer. Atraída mi atención por los golpes del magnolio en el cristal, no lo dudé: abrí la ventana y me deslicé por su tronco. Corrí, al resguardo de la noche, hasta la estación de Paddington y me escondí en los aseos. Al amanecer, pude tomar un billete hacia un lugar desconocido. Intento calmarme, pero me parece observar una mirada de desconfianza en todos los viajeros del vagón, de modo que he decidido ocultar mi rostro tras las páginas extendidas del diario de la mañana que lee el pasajero de al lado. El corazón se ha detenido en mi pecho. Leo horrorizada la portada del diario:


Tharckon House, Londres, 13 de noviembre de 1934.


Gracias a la rápida intervención de mistress Edith Carrington, respetable dama que, dada su edad y a causa de una dolorosa enfermedad, permanecía desvelada la pasada noche a altas horas de la madrugada haciendo juegos de solitario frente a la ventana cuando descubrió a una persona deslizándose por la fachada de Tharckon House, residencia de Lady Milton, se ha descubierto el horrible crimen que Maurice Hommond ha cometido contra su señora, a la que ha asesinado brutalmente en su dormitorio con el propósito de robar las joyas.


El criminal fue sorprendido prácticamente con las manos aún en el abrecartas que había clavado en el corazón de Lady Milton y detenido en el acto, tras lo cual se le condujo a la comisaría de Harmond Street. Junto a él, se sospecha que participó en el nefando crimen la doncella, Janette Frances, en cuyo dormitorio se halló preparado un maletín de viaje que al parecer abandonó en su apresurada huida, provocada sin duda por la llegada de la policía.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Piruletas

Piruletas


Puesto que la foto-finish no pudo dilucidar quién fue el lector número mil, he tirado la casa por la ventana y traigo piruletas para todos los lectores del blog (que nadie se queje: hace cuatro días que me pasaron la mensualidad de la hipoteca y el asunto no da para más). Servíos según gustéis.


Para Bate también vienen sus versos, pero como ya avisé de que poetizando soy más bien torpona, se los he tomado prestados a Joaquín Batrina, et voilà:


Si miro al cielo en estas noches bellas

en que mi alma se eleva al infinito,

en caracteres mágicos de estrellas

nunca el nombre de Dios sé ver escrito.


Creo que si a alguien Dios dejó encargado

trazar algunos versos alusivos,

no supo qué escribir, poco inspirado,

y lo llenó de puntos suspensivos.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Trabajo

Trabajo

Trabajar para ganarse la vida está bien, ¿pero por qué esa vida que uno se gana trabajando tiene que desperdiciarla trabajando para ganarse la vida? MAFALDA

jueves, 17 de septiembre de 2009

Premio Darwin

Premio Darwin


Así es como se titula el artículo que Inocencio Docente publica en la Revista del Colegio de Licenciados del mes de septiembre, artículo que yo he decidido traer hasta aquí porque me ha parecido muy curioso ya que desconocía, y gracias a este texto me he enterado de ello, la existencia de un Premio Darwin que “se otorga a una persona que haya muerto en un accidente particularmente estúpido” con lo cual “por medio de su sacrificio” contribuye a la selección natural de la especie…


Inocencio Docente cuenta el caso de varios de los premiados que, verdaderamente, demostraron ser muy estúpidos. Habla del galardonado de 1995, que murió intentando sacar gratis una Coca Cola de una máquina de refrescos. Al parecer, el método empleado a base de golpes, empujones y zarandeos acabó por hacer que la máquina se le viniera encima y lo aplastara. El del 96 se refiere a un tipo que instaló en su coche un cohete de avión que le lanzó a 500 km/h hasta empotrarlo en un risco, donde murió. Y, finalmente, el del 97 fue a parar a manos de otro estúpido que, con una buena provisión de cervezas y armado con una escopeta, se subió a una silla a la que había atado cuarenta y cinco grandes globos llenos de helio. Parece ser que pretendía darse un voltio por los aires y bajar lentamente pegándole tiritos a los globos uno a uno. Sin embargo, en pocos segundos ascendió a más de tres mil metros de altura y allí se quedó durante 14 horas hasta que un helicóptero lo rescató. Éste no murió y, por tanto, no mejoró la especie, de acuerdo con los principios por los que se concede el premio, pero aun así su estupidez mereció el galardón.


Cuenta también Inocencio Docente una anécdota que me ha dejado muy sorprendida. Todos sabemos lo muy mal que cayó la teoría darviniana cuando se publicó, pero yo ignoraba que entre los irritados por ella se encontraba el fabricante del famoso Anís del Mono que, a modo de burla, adornó las etiquetas de su célebre anís con la foto de un simio… sumamente parecido al famoso naturalista inglés. Observen:




Claro que también hay quien piensa que se parece a...



martes, 15 de septiembre de 2009

Si Noa no fuere donde no debiere...

Si Noa no fuere donde no debiere…

La primera vez que oí hablar de Noa fue de labios de una amiga durante una conversación en la que me recomendó fervientemente uno de sus CD’s, y la primera impresión que mi recuerdo tiene sobre ella fue: ¡Pero qué voz! Desde entonces la he seguido, más o menos, alabando sus aciertos y censurando sus errores, entre los cuales hasta ahora sólo encontré dos: la estupidez que cometió al mezclar su hermosísima voz con la del insulso Miguel Bosé que, como todo el mundo sabe, es un caradura afiliado en los últimos años al progresismo para hacerse perdonar el pasado franquista de su torero padre, y la desacertada participación que tuvo la cantante israelí en el concurso de Eurovisión de hace sólo unos meses, no por la canción en sí, que puesta entre sus cuerdas bocales no puede sino sonar celestial, sino por esa letra que apelaba al entendimiento y la concordia con una raza, especie, religión, o lo que quiera que sean esos tipos, que sólo entiende de odios, fanatismos, venganzas y muertes horrorosas.

Y es que, querida Noa, una israelí no se puede permitir el lujo de las medias tintas. Todo eso de la paz, el diálogo y la tolerancia suena casi tan bonito como tu voz (aunque nunca podrá alcanzar su belleza), pero no deja de ser eso: una bella idea. Punto final, no hay nada más. Veamos volar la paloma de la paz durante unos segundos y…, ¡ya!, se acabó. No puedes dar ni medio paso atrás, o devastarán tu tierra, tu cultura, tu religión, tu familia… Y no hablo sólo de los palestinos o de ese Irán tan manso, clemente y sereno que niega el holocausto sin que se le mueva medio pelo de la ceja y que ha jurado acabar con el Estado de Israel sin que se le haya echado encima el planeta entero. No, desgraciadamente hablo de todo el mundo. Para tu infortunio, la mayor parte del planea mira con ojeriza a los judíos (mi propio país os expulsó de vuestra tierra, tan vuestra como mía, de forma infame). ¿Por qué tienes que pedir perdón? Pero, ¿por qué? ¿Porque vuestro gobierno os defiende, como es su deber? Yo creí que esas incongruencias sólo se daban en España, donde las víctimas de los asesinatos etarras son las familias de los asesinos, obligadas a estar lejos de éstos cuando son encarcelados. Yo pensé que sólo entre los católicos podían darse obispos que defendieran a los etarras sin que temblaran los pilares de San Pedro. ¿Ahora también vais a empezar los judíos? Pues me chafas…, porque erais casi mi última esperanza.





¿Qué hacías en Cataluña el otro día? ¿Acaso te hablaron de una tierra sometida que lucha por su libertad? ¿Sentiste la necesidad de mostrarte comprensiva, tolerante…? Lo mismo te hubiera pasado en Madrid, probablemente. Antisemitas los hay a montones en España. De hecho, si no muestras malquerencia hacia los judíos, no estás bien visto entre la progresía, que es quien reparte la licencia de moderno, demócrata, tolerante y bla, bla, bla… por estos andurriales.

Te vi en las noticias frente a todos esos imbéciles que aireaban banderas palestinas. Mantuviste el tipo y aún fuiste capaz de sacar esa voz y entonarla ante las fieras. Me dio mucha pena… Por lo que te hicieron… y porque en el fondo de tu corazón descubrí que te sientes obligada a pedir perdón a esa gentuza simple y llanamente… porque vino Dios (para mí que soy creyente, el azar o lo que sea para la mayoría de los que te abuchearon) y te dio una vida... a ti, ¡infame israelí y judía, para colmo!

¿Veríamos alguna vez en un blog musulmán a una judía cantando el Avemaría? Pues aquí sí, que nos va la tolerancia:






Nota 1: Dejo el enlace directo a YouTube para aquellos que accedan desde un lector de noticias que no soporte la visualización de vídeos: Avemaría - Noa

Nota 2: foto tomada de La Razón, 12-Septiembre-2009.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Feliz cumpleaños

Feliz cumpleaños

Allá donde estás…, quizá sentado en los anillos de Saturno, penetrando, al fin, los secretos del universo mientras cae la noche sobre el planeta en el que aún vivimos los que dejaste atrás, feliz cumpleaños.





Nota: enlace directo a YouTube para aquellos que accedan desde un lector de noticias que no soporte la visualización de vídeos: Júpiter Hymn, Gustav Holst.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Up


Up


Ayer por fin pude ir a ver Up. Le tenía muchas ganas a esta película y aunque el cine nos engañó un poco porque en su página web anunciaba la sesión a la que fuimos como 3D y luego no lo fue, la película mereció la pena de cabo a rabo.


Sí, de principio a fin, no hay segundo que no se disfrute. Desde el corto inicial: excelente, tierno y delicado, que busca, sin duda, la sonrisa del alma; hasta los créditos finales.


Preciosa historia que encierra, además, una lección muy buena para los tiempos que corren: no mitifiques a nadie, no cuelgues de tu cuello al héroe de turno: puede que detrás no haya sino un engaño. Me pregunto, no obstante, si los niños alcanzarán a entresacarlo de la historia y aplicarlo a sus Gutis, Raules, Ronaldos y demás.






viernes, 11 de septiembre de 2009

La Tierra Prohibida

La Tierra Prohibida (William Sarabande)


Navahk, el hechicero, el falso chamán, “el embaucador, asesino de mujeres y niños, asesino y manipulador de hombres; Navahk, hermoso y traicionero, intrépido, que había osado matar a un wanawut y bailar cubierto con su piel” ha muerto. Torka se ha librado de su más peligroso asesino y Karana…, ¿de su más horrible pesadilla?


Los hombres que han visto en Torka su salvación lo han seguido, junto con sus familias, alejándose de las tierras del wanawut en busca de una nueva tierra que finalmente han encontrado: el Sitio de la Carne Sin Fin. Un lugar donde abunda la caza y en el que, al abrigo de una tribu, Torka parece encontrar la tranquilidad para él y su familia…, hasta que, de nuevo, las feroces costumbres ancestrales que rigen la vida de los clanes primitivos obligan a Torka a optar entre el refugio que ofrece la tribu y la vida de su hijo.


Un nuevo exilio espera a Torka y su familia que, esta vez, se verá acompañada por amigos fieles, dispuestos a sufrir por la libertad. La lucha contra la naturaleza se mezcla en esta parte con una nueva disputa: la que se establece en el corazón de esos hombres contra las viejas costumbres; una de las cuales, la más brutal de todas, la que exige el sacrificio de la vida de un hijo, es el detonante de este nuevo destierro.


¿Superará Karana la herida que Navahk dejó en su corazón? ¿Recuperará el don de la videncia? ¿Qué hará la hembra de wanawut con el cachorro humano? ¿Volverá el hijo perdido de Torka a los brazos de Lonit? Con la vista siempre en el Este, allá donde nace el sol, Torka y su exigua tribu atraviesan las aguas heladas camino de un nuevo mundo.


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Esta novela ve su continuación en: El corredor de las tormentas.


miércoles, 9 de septiembre de 2009

Sabueseando

Sabueseando


Escupen los altavoces la música del CD que tengo puesto y, al escucharla, reconozco la canción. “Relight my fire”, dice…, y yo me desternillo al pensar que como no sean las candentes brasas en que se consume el tedio que me invade…, no llego a dar con ninguna otra cosa que se pueda reavivar en mi organismo.


Vaaaleeee, en realidad no estoy tan aburrida y el inicio del articulito de hoy no se debe a una oculta y vanidosa intención de mostrar al mundo lo muy bien que entiendo el inglés, sino a que era la canción que sonaba cuando me puse ante el ordenador y del tirón me salió el parrafito. Total…, aquí venimos a escribir, ¿no? ;-) Pues escribamos. Y eso es lo que he estado haciendo, de hecho, todas las tardes de esta última semana y media: darle a la tecla con gusto y frenesí.


Descubrí un blog en el que publican cuentos y relatitos que no tengan más de x palabras (hay varias posibilidades) y me picó la curiosidad. Quise experimentar qué era eso de relatar algo ciñéndome a una longitud determinada y, quizá empujada por una reseña biográfica sobre Agatha Christie y el comentario de una de sus novelas que he compuesto para otro blog, me puse a asesinar a diestro y siniestro, y de repente me descubrí como una hábil narradora de misterios… :-). Destino inexorable, se titula el primero de ellos; el segundo, “AAA AAA”, que es el título provisional que suelo ponerle a mis creaciones mientras les encuentro nombre y apellidos.

La cuestión es que me lo he pasado bomba haciendo de…, digamos, Hércules Poirot, que todavía no estoy dispuesta a ser Miss Marple… Claro que puestos a elegir entre la edad de ésta y el bigotito de aquél… Dejémoslo en sabuesa. Decía que me he divertido mucho sabueseando hasta que lograba cuadrar todos los detalles, ¡y eso en mil palabras! Tarea ardua, pero muy, muy entretenida.


Confieso, no obstante, que lo de reducir la historia a mil palabras me toca un poco las narices. En la primera de ellas tuve más éxito que en la segunda, donde la primera redacción de la historia que hice, con número de palabras ilimitado, fue mucho mejor que la que hubo de verse limitada.


Ya sea condicionada por su longitud o no, lo cierto es que esta experiencia narradora ha excitado en mí una afición que empieza a resultar preocupante: en las tediosas reuniones con las que me martirizan en el trabajo estos días, se abstrae mi mente por completo del mundanal ruido y mata el tiempo proyectando asesinatos… Tengo ya urdidos unos cuantos… Hummmm, jejeje…

lunes, 7 de septiembre de 2009

¿Qué nos detiene?

¿Qué nos detiene?


Hace tres o cuatro años, por causas que no vienen al caso, me plantearon una pregunta que venía a decir algo así como: si pudieras volver atrás, ¿qué cambiarías? Este tipo de interrogantes, como cuando te preguntan cuál es tu comida, bebida, película, libro, etc., favorito, tiene la capacidad de dejarme la mente en blanco. En aquella ocasión, sin embargo y probablemente salida de un subsconciente tan profundo que me aún parece mentira la existencia de esas profundidades ignotas dentro de mí sin que yo tenga el más mínimo conocimiento de ellas, respondí: “Tendría mucha más confianza en mí misma”. Esa fue la respuesta. Luego vino la reflexión.


Durante muchos meses me convencí de que la contestación había sido la adecuada. Me sentía muy segura de mí misma. Peldaño a peldaño, había ido remontando la pendiente empinada, con suaves trechos llanos y alguna que otra inquietante bajada, que supone la vida y me hallaba a la sazón en un momento dulce de la escalada: reposando sobre un picacho, con la mirada dirigida hacia abajo y satisfecha por el triunfo de haber llegado hasta allí. Seguramente resoplé de gusto y complacencia (aunque no lo recuerdo) y me dije (de esto sí estoy segura): “Pues aprende la lección: si en el presente aprecias tu valía, de la que tanto desconfiaste, porque al fin te trajo hasta aquí; en el futuro, no vuelvas a proceder igual y ten fe en ti”.


Fui consecuente con aquella advertencia que me hice y no sólo la aprendí, sino que con frecuencia me la repetí cuando me faltaba el resuello y percibía la pendiente demasiado escarpada para mis fuerzas. Unas veces surtió efecto; otras, no. Para estas últimas ocasiones, viene la vida a menudo en tu auxilio y te lleva por caminos, generalmente de apariencia casual, por los que acabas dándote de bruces con algo que alienta el empeño y despierta la ilusión.

Aquel que se encuentre en un momento tambaleante y cuya vida le haya traído fortuitamente hasta aquí, puede ver su ánimo renovado con este vídeo que encontré en el blog La República de Alawen:





Nota: Dejo el enlace directo a YouTube para aquellos que accedan desde un lector de noticias que no soporte la visualización de vídeos: ¿Qué nos detiene?

domingo, 6 de septiembre de 2009

El 7, a las 7

El 7, a las 7


Como todo en la vida, está a punto de llegar el día y la hora (el 7, a las 7) en que esRadio se hará realidad y, como dije en su momento en la entrada 99.1, también para este blog ha llegado la hora de añadir su granito de arena a la montaña en que, sin duda, acabará por convertirse este proyecto iniciado por esos periodistas a los que se ha querido desterrar de las ondas y condenar al silencio. La aportación es diminuta, lo sé, pero… si atendemos al dicho de “el que da lo que tiene, no está obligado a dar más”, me quedo satisfecha: la mención en mi blog y mi radio sintonizada en el 99.1 es, en este caso, todo lo que puedo dar.


Bueno…, esto y añadir un poquito de información para quien esté interesado: en el blog de Elentir se publica la entrada Lista de las emisoras de esRadio donde se pueden encontrar aquellas a través de las cuales se podrá escuchar esRadio en diferentes partes de España.


Buena suerte para esRadio. Le deseo una larga y fructífera andadura.




sábado, 5 de septiembre de 2009

El Corredor de las Tormentas

El Corredor de las Tormentas (William Sarabande)

La vida de Torka y su familia continúa en el llamado Corredor de las Tormentas. Allí prosiguen su dura existencia que, no obstante, es feliz. Están solos, pero disfrutan de un refugio seguro y caza abundante junto a la Montaña que escupe fuego en una tierra que un día se agita…

La cuestión a dilucidar es si el hombre es un animal creado para vivir en sociedad. La dureza de la vida en solitario enfrenta a Torka con la realidad que le espera dentro de una tribu: aceptar lo admisible y… lo intolerable. Para un grupo exiguo como el suyo, cargado de mujeres, bebés, un niño apenas adolescente y él, como único hombre, la decisión es clara: abandonará el edén, que no obstante se muestra amenazador, con una tierra que tiembla y en la que llueve cenizas, y buscará una vida más segura en el seno de una tribu.

En la parte final de la primera novela, la vida de Torka es perdonada por esa bestia infernal que hasta entonces había encarnado el mamut. Desde ese instante, el lanudo animal adquiere dones humanos a los ojos de nuestro protagonista, que lo convierte en su tótem. Este hecho acarreará numerosos problemas a Torka, que se niega a cazar mamuts cuando es acogido en una tribu cuyo alimento básico procede de la carne de este paquidermo. Con esta excusa como base, la envidia y el odio arrancarán trágicos hechos que llevarán a Torka y su familia a un nuevo exilio.

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Esta novela ve su continuación en: Más allá del mar de hielo.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Vivir

Vivir es sentirse fatalmente forzado a ejercitar la libertad, a decidir lo que vamos a ser en este mundo. Ni un solo instante se deja descansar a nuestra actividad de decisión. Inclusive cuando desesperados nos abandonamos a lo que quiera venir, hemos decidido no decidir. La rebelión de las masas. ORTEGA Y GASSET

jueves, 3 de septiembre de 2009

¿Contradicción? ¿Incongruencia? ¿Discordancia? No, socialismo

¿Contradicción? ¿Incongruencia? ¿Discordancia? No, socialismo.


Deben de tener una genética especial de la que carecemos el resto de los mortales. Desde luego… son los ungidos por no se sabe qué o quién, pero poseen un don especial para decir blanco y negro a la vez y quedarse tan panchos. Será que la incoherencia de su pensamiento y la antítesis en que incurren las declaraciones que realizan todavía no les han pasado factura y por eso continúan exprimiéndolas.


Leo en la página 2 de La Razón (martes, 11-Julio-2009) lo siguiente: «El presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Pedro Castro, aseguró ayer que si una “mujer” de 16 años oculta un aborto no es culpa de ninguna ley, sino de “los padres que no han sabido educar y crear las condiciones de confianza”».


Diez páginas después, en la 12, aparece publicada una Carta al Director en la que se cuenta lo que sigue: «En una guía específica para adolescentes de 9 a 17 años se propone a las niñas “abortar cuanto antes” en caso de quedar embarazadas y no querer tener un hijo. Sigue el panfleto: “Es tu decisión. Tú eres dueña de tus sentimientos, de tu placer y de tu vida”. Es evidente que la ministra Aído, responsable de esta guía, no es madre ni ha abortado ni sabe lo que es un feto ni una persona, ni una adolescente».


Ya pueden los padres esmerarse en educar y crear las condiciones de confianza necesarias para que su hija acuda a ellos y les haga partícipes de sus problemas, viviendo en la sociedad en la que vive y rodeada de Aídos por todas partes e inmersa en la filosofía bibiana, o los padres se lo han currado mucho o probablemente lo que encontrarán será una jovencita que les arguya que ella es dueña de sus sentimientos, su placer y su vida, y que hará lo que le pete.


Nota: las negritas son mías.

Belén 2013

Belén 2011