María de Molina, Almudena de Arteaga
"Sólo espero que al morir yo no terminen asesinándose entre sí, ya que el odio enraíza en sus almas"
A lo largo de toda su vida, María de Molina sufrió por amor. Primero por casarse con su sobrino, Sancho IV de Castilla, matrimonio que no fue bien visto ni por el anterior rey, Alfonso X, ni por el papa, que denegó la dispensa por lazos consanguíneos. Su viudedad y la posterior regencia a la espera de la mayoría de edad de su hijo Fernando IV, aguantando los embates de la desestabilizada política ibérica, fueron un nuevo trago para la reina. Al final de sus días presenció la muerte de su hijo y de su nuera, y protegió de nuevo como regente a su desvalido nieto, el futuro Alfonso XI, envuelto en las intrigas palaciegas castellanas y los problemas políticos.
Esta novela narra, con la pasión y elegancia habituales de la autora, la intensa vida de María de Molina, una mujer única que en plena Edad Media gobernó tres veces a su pueblo.
Almudena de Arteaga es una autora con la que, de momento, he pasado buenos ratos. Sin embargo, creo que María de Molina es el título que menos me ha atraído de todos los que he leído de ella hasta el momento. Y no porque la figura histórica no lo merezca, todo lo contrario, sino porque algo le ha faltado al libro (aunque no sepa diagnosticar qué), que no ha logrado atraerme como lo han hecho los demás. En cualquier caso, que no se entiendan estas palabras como un rechazo absoluto. Pese a ellas, creo que el título merece ser leído.
No hay comentarios:
Publicar un comentario