Molestias
¿Y estos qué quieren ahora? -pensó irritada.
Habían levantado demasiado polvo mientras trabajaban y el ruido horrísono que hicieron le hirió los oídos, acostumbrada, como estaba, al silencio sepulcral que la había acompañado durante las últimas semanas.
Los investigadores del CSI comenzaron a examinarla. Era toda una molestia, aunque comprendió que era su obligación.
¡Qué mundo aquel tan molesto en el que ni siquiera muerta la dejan a una tranquila!
2 comentarios:
Y encima, los corruptos son ellos: metiendo mano en la caja, aunque sea la torácica.
Posodo: Ahí le has dado. Muy bien traído.
¿Querrán dejar mi caja torácica en paz de una vez?
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