-¿Bloqueada?
-Desde hace tiempo, sí.
-¿Tienes idea de por qué?
-Ninguna en absoluto.
-Hummmm..., y yo que creo que no es un caso de bloqueo.
-En realidad, yo también lo pienso, Karl. Es más una cuestión de...
-Pereza vital.
-Sí, eso creo.
-Últimamente te acomete con cierta frecuencia. ¿Eres consciente?
-Hasta hace poco, no; pero desde hace algunas semanas vengo dándole vueltas al asunto y creo que sí, que se está volviendo recurrente en exceso esta tendencia a la flojera existencial.
-Tampoco exageres... Cualquiera que te oiga te imaginará al borde del suicidio. Pero yo te conozco, sé cómo eres y, además, te veo todos los días; por ello sé que, al contrario de lo que esas palabras pudieran dar a entender, te sientes optimista, alegre y pletórica de energía.
-Sí, eso es. Así me siento :-)
-Olfateas cambios.
-Quizá.
-¿Sólo quizá?
-Bueno...
-¿Sí...?
-Algo intuyo, no sé qué..., ni cómo..., ni cuándo..., ni dónde..., pero desde hace algún tiempo... percibo algo...
-No intentes describirlo. Creo que tus balbuceos son suficientemente expresivos. Has logrado que lo entienda. Sé lo que quieres decir. Pero..., ¿entonces...?
-Entonces, ¿qué?
-¿A qué se debe esa pereza vital que te "bloquea"?
-Ni idea... Aunque, como puedes ver, en un rato de charla contigo me he sacado una entrada de la manga.
-¡Qué cara tienes!
-¿Por qué, Karl?
-¿Quieres decir que publicas nuestras conversaciones?
-¿Es que te importa?
-¡Pero cómo no? ¿A ti no te importaría o qué?
-Bueno, Karl..., al fin y al cabo eres mi creación, recuérdalo, de modo que no entiendo por qué te sientes tan ofendido. Se supone que debes comportarte como yo diga y expresar aquello que yo desee.
-Pues vaya una situación la mía. ¿Y el libre albedrío?
-¿El libre qué?
-Al-be-drí-0. ¿Te has vuelto tonta o qué?
-¡Eh!, baja esos humos, Karl.
-¿Cómo quieres que los baje? Mira cómo me tratas... ¿Acaso me crees tu esclavo o qué?
-No, eres mi Querido Amigo Lector, pero no puedes tener libre albedrío, Karl.
[...]
-¡Karl! Eh..., Karl...
-¿Qué?
-Vamos..., Karl, no te pongas así... No me gusta verte con ese aire tan sombrío.
-Lo siento, pero no puedo evitarlo.
-Pero Karl..., eres más que mi creación. Eres mi amigo.
-¿Por qué, Sara?
-¿Por qué..., qué, Karl?
-¿Por qué no puedo gozar de libre albedrío?
-Karl...
-No te andes con rodeos.
-Pero, Karl... ¿No eres feliz?
-No me vengas con memeces, Sara. ¡Dime por qué!
-Porque no tienes alma, Karl. Y yo no soy Dios para dártela.
-Desde hace tiempo, sí.
-¿Tienes idea de por qué?
-Ninguna en absoluto.
-Hummmm..., y yo que creo que no es un caso de bloqueo.
-En realidad, yo también lo pienso, Karl. Es más una cuestión de...
-Pereza vital.
-Sí, eso creo.
-Últimamente te acomete con cierta frecuencia. ¿Eres consciente?
-Hasta hace poco, no; pero desde hace algunas semanas vengo dándole vueltas al asunto y creo que sí, que se está volviendo recurrente en exceso esta tendencia a la flojera existencial.
-Tampoco exageres... Cualquiera que te oiga te imaginará al borde del suicidio. Pero yo te conozco, sé cómo eres y, además, te veo todos los días; por ello sé que, al contrario de lo que esas palabras pudieran dar a entender, te sientes optimista, alegre y pletórica de energía.
-Sí, eso es. Así me siento :-)
-Olfateas cambios.
-Quizá.
-¿Sólo quizá?
-Bueno...
-¿Sí...?
-Algo intuyo, no sé qué..., ni cómo..., ni cuándo..., ni dónde..., pero desde hace algún tiempo... percibo algo...
-No intentes describirlo. Creo que tus balbuceos son suficientemente expresivos. Has logrado que lo entienda. Sé lo que quieres decir. Pero..., ¿entonces...?
-Entonces, ¿qué?
-¿A qué se debe esa pereza vital que te "bloquea"?
-Ni idea... Aunque, como puedes ver, en un rato de charla contigo me he sacado una entrada de la manga.
-¡Qué cara tienes!
-¿Por qué, Karl?
-¿Quieres decir que publicas nuestras conversaciones?
-¿Es que te importa?
-¡Pero cómo no? ¿A ti no te importaría o qué?
-Bueno, Karl..., al fin y al cabo eres mi creación, recuérdalo, de modo que no entiendo por qué te sientes tan ofendido. Se supone que debes comportarte como yo diga y expresar aquello que yo desee.
-Pues vaya una situación la mía. ¿Y el libre albedrío?
-¿El libre qué?
-Al-be-drí-0. ¿Te has vuelto tonta o qué?
-¡Eh!, baja esos humos, Karl.
-¿Cómo quieres que los baje? Mira cómo me tratas... ¿Acaso me crees tu esclavo o qué?
-No, eres mi Querido Amigo Lector, pero no puedes tener libre albedrío, Karl.
[...]
-¡Karl! Eh..., Karl...
-¿Qué?
-Vamos..., Karl, no te pongas así... No me gusta verte con ese aire tan sombrío.
-Lo siento, pero no puedo evitarlo.
-Pero Karl..., eres más que mi creación. Eres mi amigo.
-¿Por qué, Sara?
-¿Por qué..., qué, Karl?
-¿Por qué no puedo gozar de libre albedrío?
-Karl...
-No te andes con rodeos.
-Pero, Karl... ¿No eres feliz?
-No me vengas con memeces, Sara. ¡Dime por qué!
-Porque no tienes alma, Karl. Y yo no soy Dios para dártela.
8 comentarios:
Esos momentos vitales tan peculiares son previos a una mutación o metamorfosis (reinventarse es la única forma de vivir, algo que está muy por encima de la inercia de durar). Luego, ya transformado por el cambio, experimentas una suerte de efervescencia existencial.
Un saludo
PD: Las historias brotan de cualquier parte (como el orgullo).
Cuando te digo que vales para la escritura no bromeo. Podrías presentarte a concursos de microrrelatos, verás la sorpresa que te encontrarías.
Besotes.
Como dice Guido son momentos puntuales de introspección y de reinventarse sobre experiencias pasadas y perspectivas futuras.
La inspiración late en el sitio,momento y situación más inesperada.
Saludos.
Y tampoco somos Dios para quitarla...
Una entrada alucinante. Muy buena.
Una lástima el comentario de D45 fuera de lugar y contexto.
Estoy totalmente de acuerdo con Carlos.
Un saludo.
Guido: Esta frase: "reinventarse es la única forma de vivir, algo que está muy por encima de la inercia de durar" es buenísima. Me encanta. Además, da para mucho pensar: o tienes cuidado, o caes en "esa inercia del durar", de la cual, por cierto, luego es difícil salir. En cuanto a lo de que las ideas brotan de cualquier parte, tienes muchísima razón. Pero es que hay que estar siempre atento, para cazarlas, y yo soy taaaaannnn despistada... ;-)
Carlos: Tú, que me lees con buenos ojos ;-). Pero si algún día lo hago... y me llevo la sorpresa, prometo publicar un post titulado: "Y Carlos tenía razón" ;-)
Natalia: Estoy de acuerdo contigo cuando dices: "La inspiración late en el sitio,momento y situación más inesperada." Sin embargo, un poco antes pronuncias la palabra "introspección" y yo creo que de ella también se nutre la inspiración.
Anónimo: No, tampoco lo somos. Además..., ¿cómo se puede quitar el alma a alguien? Hummm, esto podría dar para una buena historia... Será cuestión de meditar ;-)
D45: Saludos, D45. Visitaré el enlace que dejas.
@scen: Gracias :-). Me alegro de que te haya gustado... En cuanto a lo otro..., si llega el Día de la Sorpresa... te añadiré al título del post: "Y Carlos y @scen tenían razón" ;-)
Gracias amigos por vuestra visita y comentarios.
S. Cid
Me ha encantado esa expresión de "olfatear cambios"
Miguel: :-) Y ojalá el olfato tuviera esa capacidad para aventurar los cambios :-)
Saludos
Publicar un comentario