Me van a perdonar los lectores de Finis, en especial aquéllos dados a la infusión de que hoy tratamos, pero está ya demostrado científicamente que los bebedores de té son unos snobs. Y entre ellos, los que se llevan la palma, naturalmente, son los hijos de la Pérfida Albión...
Empecemos, pues, por los ingleses..., sí, ésos que, pese a su porte adusto y su flema británica, se expresan de modo extrañamente cariñoso cuando hablan de la tisana: Would you like a lovely cup of tea, dear? ¿? ¿Lovely? ¿Lovely? ¿Pero es que puede una taza de té ser lovely? Sí, sí, sí..., ya sé que lovely referido a comidas no se puede tomar como encantador, que es lo primero que pensamos los que no sabemos inglés. Pero aun así..., aun así... Veamos qué tal sonaría esa frase en español cambiándola por nuestro indispensable café. Llegas a mi casa, amigo de Finis Terrae, y te recibo así:
-¿Te gustaría tomar una buenísima taza de café, querido?
-Oh, sí -contestas tú-. Realmente me encantaría. El café es tan... riquísimo.
¡Venga ya, hombre! ¿Cuántas centésimas de segundo tardarías en abrir los ojos como platos y mirarme con el asombro colgándote de las pestañas después de oírme hablar así? Y..., por otra parte, ¿se te ocurriría alguna vez contestar con la frasecita que he puesto en tus labios ahí arriba, en el trocito de ficción ideado a modo de ejemplo? ¡Claro que no! ¡De ninguna manera! Tú eres un tipo normal. Pero sigamos con el asunto del té...
Las manías teíticas no aluden sólo a tesis verbales, si bien..., diseccionado desde el punto de vista semántico, lo cierto es que el asunto aún tiene cierta relación con la cuestión oral, pero escorada ésta hacia una acepción diferente de lo que se entiende por verbal. No, no creáis que me gusta rizar el rizo en esto de la oratoria. Me estoy refiriendo, naturalmente, a su delicado gusto por los sabores...
-Have you flavoured my tea with lemon, dear?.
-No..., I've flavoured it with cardamon...
¿Cardamomo? ¿Pero qué demonios es eso? ¿De verdad es comestible? ¿De verdad, de verdad? No acabo de creérmelo. Con ese nombre me suena más a veneno de Agatha Christie que a especia con que regalar el paladar mediante la ingestión de una lovely cup of tea. Pero, vamos, la devota lady que pretende agasajar a su dear husband, podría haberle flavoured el tea con cualquier otra fruta, hierba, flor o especia. La cuestión es que suene rarito: ¿qué tal un té con esencia de bergamota? De verdad que...
Luego están las precisas instrucciones que hay que seguir para hacer una... nice cup of tea (porque sí, amigos, la cup of tea también puede ser nice), a las cuales no escapó ni el mismísimo Orwell, para quien son necesarios no menos de once pasos. ¡Manda cups of tea!, ¿eh?, once pasos imprescindibles para hacerse un té. Lo dicho: snobs, snobs, snobs.
Aunque es justo admitir que racistas no son: tienen té verde, rojo, azul, blanco, amarillo... e incluso negro (con lo feo que está llamarlo así, ¿verdad?. ¿No sería de mejor gusto llamarlo té de color?). Sin embargo, y a pesar de su falta de escrúpulos con respecto a la raza de té, continúan mostrándose sumamente raritos en cuanto a las horas, porque no cualquier té vale para cualquier momento del día, amigos... No, no, ¡qué va! Los bebedores de té tienen su Breakfast tea y su Five o'clock tea puesto que, como todo el mundo sabe, dependiendo de la hora las papilas gustativas reciben las sensaciones de una forma u otra.
Eso sí, pese a que jamás he podido deglutir el brebaje del que hoy hablamos, hay una cosa que debo concederles: saben muy bien cómo acompañarlo (será, digo yo, para disimular su sabor): pastas, pastelillos, bizcochos, hojaldres, tartaletas, tartas, dulces y golosinas de variados colores, texturas y gustos. Aunque, desde luego, y pese a quien pese (percibo desde aquí los gritos indignados de los británicos al oírme hablar tan jactanciosamente), ninguno de ellos como los muffins que he cocinado hoy...
¡Ssssruluuuup! |
10 comentarios:
¿Mi plato es el rojo o el azul?
Yo tampoco puedo con el te, por eso, y hago muy bien -lo digo antes de que me reprendas- tengo la serie de "Me gusta el café".
Un saludo
Caraguevo: ¿Quieres los dos? Aún me quedan un montón de magdalenas en la bandeja del horno. ¿El café? ¿Reprenderte por el café? Soy cafetera hasta la médula (pero..., psss, entre tú y yo, me he callado toda la parafernalia que hay en torno al café y los cafeteros que..., puestos a ser sinceros, casi, casi que somos tan tiquismiquis como los teteros)
Mañana tendré galletas con sorpresa para todos
Caraguevo: ¿Galletitas con sorpresa para todos? Hfffff, después de nuestra tempestuosa relación de los últimos días a cuenta de la Innombrable y de ciertas nenas..., desconfío de la sorpresa que me va a tocar en suerte. Me pongo a pensar... y puedo imaginar cualquier cosa... ;-)
Ay (suspiro).
En mi vida he probado el té pero me encanta pasar por esas tiendecitas de té tan bien decoradas....son las 5 y he acudido a tu blog atraido por el olor de las magdalenas.
Abrazos
Carlos: Yo el único que soporto un poco (y eso porque adelgaza, dicen, jejeje) es el té rojo frío y con mucho limón. Cualquier otro tipo de té queda automáticamente proscrito. En cuanto a las magdalenas..., llegas a tiempo, aún quedan unas cuantas ;-)
Un abrazo.
Con un chorreoncito de Cazalla y tapándome la nariz soy capaz de tomarme un te, S.Cid.
Yo soy más de manzanilla... de Sanlucar.
¿Sabes cocinar muffins? Siempre he pensado que eres un buen partido ;-)
Vaya, ¡qué casaualidad!
Y hasta aquí puedo leer.
Si, bien dices, el te suele ser repugnante. Sin embargo los orientales hacen un culto del te. De vez en cuando un té con leche (un te de buena calidad) sabe más suave y cae mejor que uno de café. Y del café podríamos decir lo mismo. Un buen café bien hecho es riquísimo, pero mal hecho es para tirar por el resumidero,
Hay quien se toma un vino, o una cerveza, o un vermut, a quienes comprendo y acompaño.
Un saludo
Yo estoy con Bate en lo de la manzanilla y con Rober.
Por cierto, las magdalenas estaban deliciosas aunque escasas.
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