El barón de Ballantrae, R. L. Stevenson
Uno de los títulos con que me hice cuando descubrí la extraña librería Opar, y que mencioné brevemente en su momento, fue precisamente éste: El barón de Ballantrae. Lo primero que me llamó poderosamente la atención fue la portada (el marketing también juega su baza, y un diseño llamativo te lleva el producto directamente hasta el cerebro), que me recordaba a viejos libros de la biblioteca materna leídos en la adolescencia. La reseña de la contraportada también jugó su parte, pero, sobre todo, el hecho que inclinó definitivamente la balanza y me impulsó a comprar el libro fue darme cuenta, repentinamente, de que no había leído absolutamente nada de Stevenson desde mi más tierna juventud. ¿Dónde estaban aquellas lecturas como La isla del tesoro, La flecha negra, El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr Hyde o las Aventuras de un cadáver? Desde luego, enterradas en lo más profundo de la memoria. Era, pues, tiempo de recuperar el sabor de aquellos viejos tiempos con un nuevo título de este autor escocés, además de (eso lo noté luego, durante la lectura) volver a las fuentes primigenias en las que se fue educando el gusto literario (tan maltratado últimamente -culpa mía, sin duda- por lecturas tan deficientes en el fondo como en la forma).
Entusiasmado al terminar la tercera relectura de El barco fantasma, del capitán Frederick Marryat, -podemos leer en la contraportada- Stevenson se propuso “escribir un cuento, una historia que abarque muchos años y muchos países […] una historia que siga las grandes líneas del libro que había estado leyendo…”.
Sirviéndose de la rivalidad entre los dos hermanos de una noble familia escocesa, Stevenson plantea en El barón de Ballantrae la imposible lucha entre el hermano vivo (esencialmente bueno) y la sombra heroica del primogénito desaparecido (un ser que ha perdido toda noción de la moral y que actúa más allá de todo escrúpulo).
“Pese a que la idea de un hombre que vuelve a la vida -dice Stevenson- queda totalmente fuera del ámbito de la aceptación general, […] encajó de inmediato en mi proyecto… Tenía que crear una especie de genio malvado para sus amigos y para su familia, someterle a varias desapariciones y hacer de su reaparición final desde el foso de la muerte, en el bosque helado americano, la última y más desalentadora de la serie”.
El resultado es una apasionante novela de misterio y aventuras que se desarrolla en Escocia, la India y Norteamérica, en escenarios marinos y continentales, en ambientes tanto de salvajismo como de civilización, y que a la postre, gracias al magisterio de Stevenson, resulta emparentada con la gran tradición gótica.
Disfruté mucho esta novela, más que por la historia -lo reconozco- por la forma en que está escrita. Fue como volver a los viejos tiempos… Hay que recuperar a esos grandes escritores perdidos entre la pila de novedades, convenientemente jaleadas por las campañas de mercadotecnia, que tantas veces encierran textos infumables.
Uno de los títulos con que me hice cuando descubrí la extraña librería Opar, y que mencioné brevemente en su momento, fue precisamente éste: El barón de Ballantrae. Lo primero que me llamó poderosamente la atención fue la portada (el marketing también juega su baza, y un diseño llamativo te lleva el producto directamente hasta el cerebro), que me recordaba a viejos libros de la biblioteca materna leídos en la adolescencia. La reseña de la contraportada también jugó su parte, pero, sobre todo, el hecho que inclinó definitivamente la balanza y me impulsó a comprar el libro fue darme cuenta, repentinamente, de que no había leído absolutamente nada de Stevenson desde mi más tierna juventud. ¿Dónde estaban aquellas lecturas como La isla del tesoro, La flecha negra, El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr Hyde o las Aventuras de un cadáver? Desde luego, enterradas en lo más profundo de la memoria. Era, pues, tiempo de recuperar el sabor de aquellos viejos tiempos con un nuevo título de este autor escocés, además de (eso lo noté luego, durante la lectura) volver a las fuentes primigenias en las que se fue educando el gusto literario (tan maltratado últimamente -culpa mía, sin duda- por lecturas tan deficientes en el fondo como en la forma).
Entusiasmado al terminar la tercera relectura de El barco fantasma, del capitán Frederick Marryat, -podemos leer en la contraportada- Stevenson se propuso “escribir un cuento, una historia que abarque muchos años y muchos países […] una historia que siga las grandes líneas del libro que había estado leyendo…”.
Sirviéndose de la rivalidad entre los dos hermanos de una noble familia escocesa, Stevenson plantea en El barón de Ballantrae la imposible lucha entre el hermano vivo (esencialmente bueno) y la sombra heroica del primogénito desaparecido (un ser que ha perdido toda noción de la moral y que actúa más allá de todo escrúpulo).
“Pese a que la idea de un hombre que vuelve a la vida -dice Stevenson- queda totalmente fuera del ámbito de la aceptación general, […] encajó de inmediato en mi proyecto… Tenía que crear una especie de genio malvado para sus amigos y para su familia, someterle a varias desapariciones y hacer de su reaparición final desde el foso de la muerte, en el bosque helado americano, la última y más desalentadora de la serie”.
El resultado es una apasionante novela de misterio y aventuras que se desarrolla en Escocia, la India y Norteamérica, en escenarios marinos y continentales, en ambientes tanto de salvajismo como de civilización, y que a la postre, gracias al magisterio de Stevenson, resulta emparentada con la gran tradición gótica.
Disfruté mucho esta novela, más que por la historia -lo reconozco- por la forma en que está escrita. Fue como volver a los viejos tiempos… Hay que recuperar a esos grandes escritores perdidos entre la pila de novedades, convenientemente jaleadas por las campañas de mercadotecnia, que tantas veces encierran textos infumables.
5 comentarios:
Siempre tenía esta novela como titulada El señor de Ballantree, o en inglés, The Master of Ballantree, por lo que me llama la atención este nuevo título.
Lo que no me llama la atención es que siga vigente un autor como Stevenson, y es que «quien tuvo, retuvo».
A ver si puedo retomar La isla del tesoro.
Un saludo.
Coincido con Posodo, no había oído lo de barón hasta ahora...
Creo que mi novela favorita de Stevenson es El club de los suicidas, aunque de este autor me gusta todo.
Abrazos.
No hay dos sin tres, coincido con los anteriores comentarios en lo del titulo.
Yo también leí hace años, El club de los suicidas y me gustó mucho.
Se me había pasado tu referencia a la libreía Opar. ¡Qué chulada!
Y por último, el otro día compré La flecha negra.
¡Cuánta coincidencia!
Un saludo
Es que Stevebnsor es, sin duda ninguna, uno de los más grandes
Amigos: Respecto al título, no sé qué deciros.
Respecto a "El club de los suicidas" no la he leído, pero es un título que está en mi lista de espera desde hace tiempo.
Respecto a la coincidencia en nuestro gusto por Stevenson..., cómo se nota la edad que tenemos, jajaja ;-)
Saludos, amigos.
Publicar un comentario