domingo, 13 de junio de 2010

Eppur si muove!

Eppur si muove!

Tres han sido los momentos (que yo recuerde) que han hecho tambalear los cimientos sobre los que sustentaba parte de mis creencias. Uno tuvo lugar en mi infancia, cuando mi madre me descubrió quiénes eran los Reyes Magos; otro, en mi adolescencia, cuando, entretenida en leer una novela, supe que la infalibilidad papal la habían dictaminado las falibles mentes de los reunidos en el Concilio Vaticano I, lo que me hizo saltar de la cama donde leía y correr hasta el salón para preguntarle a mis padres si aquello era cierto; y, tres, cuando, en mi temprana juventud y de la mano de un libro escrito por Claude Allègre -cuyo título no recuerdo ahora, pero del que podré dar informes al lector interesado en cuanto llegue a casa-, la frase que titula la entrada de hoy perdió todo el heroísmo que yo le achacaba. Sí, Galileo dejó de ser la mente científica que se enfrentaba al oscurantismo -que también dejó de serlo- para convertirse en el tipo soberbio que, a pesar de su preclara inteligencia, dejaba que la arrogante personalidad que lo dominaba dictara sus movimientos.

Hoy, avanzando en la lectura del libro, Historia básica de la ciencia, que ya mencioné hace unos días, me encuentro de nuevo con unos párrafos dedicados a Galileo que no le son muy favorables en su juicio: De las más de 8.000 publicaciones de toda índole sobre Galileo, son abundantes las que aluden al proceso inquisitorial que sufrió y que incurren en parcialidad o repiten viejos tópicos. [...] Aunque resulte sorprendente, el proceso a Galileo no fue, como tantas veces se afirma, el resultado de un debate interno entre los católicos sobre el modo de encarar las implicaciones religiosas de la naciente ciencia natural.

[...]

Cuando Galileo llega a Roma el 1 de abril de 1611, es recibido con honores por el papa Pablo V, es nombrado miembro de la Academia dei Lincei y los jesuitas astrónomos y matemáticos del Collegio Romano celebran su llegada. El cardenal Bellarmino pide informes a Christopher Clavius sobre la fidelidad de las observaciones. El cardenal Maffeo Barberini alaba públicamente a Galileo (más adelante se convertirá en el Papa Urbano VIII).

[...]

Desde la publicación de la documentanción completa del juicio contra Galileo en 1870, toda la responsabilidad de la condena a Galileo ha recaído tradicionalmente sobre la Iglesia católica de Roma. Sin embargo, la imagen que tradicionalmente se ha presentado de una jerarquía eclesiástica retrógrada, que habría censurado a Galileo por ser el exponente del progreso que amenazaba arrubar los dogmas con que cobijaban sus privilegios, en modo alguno se compadece con la verdad. No podemos olvidar que, en aquellos momentos, la Iglesia católica representaba, desde el punto de vista socio-cultural, la potencia más pujante del orbe. Incluso, desde la óptica estrictamente científica, no había en toda Europa nada comparable con el Colegio Romano de los jesuitas. Galileo, como cualquier matemático y astrónomo de su generación, lo sabía muy bien y trató de conseguir por todos los medios, no sólo que la autoridad religiosa tolerase el copernicanismo, sino, además, que lo adoptara oficialmente. La tolerancia del copernicanismo la tenía ya conseguida, pues, de hecho, la hipótesis astronómica copernicana había circulado libremente en los países católicos desde su formulación. En la Universidad de Salamanca, por ejemplo, se explicaba desde 1561, y preferentemente desde 1594. Pero el programa intelectual de Galileo choca de frente con las autoridades eclesiásticas.

El 24 de febrero de 1616, una comisión del Santo Oficio descalifica la afirmación de que el Sol sea el centro del mundo y esté quieto y que la Tierra no sea el centro del mundo y se mueva. [...] El Papa ordena al cardenal Bellarmino que advierta a Galileo que abandone sus puntos de vista copernicanos (26 de febrero de 1616). Galileo se compromete bajo juramento a guardar silencio.

Pero, en 1624, Galileo, que nunca da una batalla por perdida, empieza a trabajar en lo que será su defensa más paladina del sistema copernicano. Comenzó a escribir un libro que quiso titular "Diálogo sobre las mareas", en el que trataba las hipótesis de Ptolomeo y Copérnico respecto a este fenómeno. En 1630, el libro obtuvo la licencia de los censores de la Iglesia católica de Roma, pero le cambiaron el título por "Diálogo sobre los sistemas máximos", y fue publicado en Florencia en 1632. De sus tres personajes, Simplicio y Salviati defienden, respectivamente, el sistema aristotélico y el copernicano, mientras que Sagredo es la persona de buen juicio que media entre uno y otro. [..] Simplicio es el personaje tradicional y aristotélico que aduce razones propuestas por filósofos de la época y hasta expone un argumento utilizado por el propio Urbano VIII.

Inmediatamente Galileo fue llamado a Roma por la Inquisición a fin de procesarle bajo la acusación de "sospecha grave de herejía". Este cargo se basaba en un informe según el cual se le había prohibido en 1616 hablar o escribir sobre el sistema de Copérnico. [...] Por el incumplimiento de su juramento y, en menor medida, porque en verdad el Papa Urbano VIII se sintiera caricaturizado por Galileo al poner éste en boca de Simplicio una opinión suya, Galileo es juzgado y condenado; el castigo implica la abjuración de la teoría heliocéntrica, la prohibición del "Diálogo...", la privación de libertad (que es conmutada por arresto domiciliario) y algunas penitencias de tipo religioso. La tradición ha inventado que, al levantarse Galileo tras permanecer arrodillado para la abjuración, golpeó con fuerza el suelo con el pie y exclamó: eppur si muove!.

[...]

El estudioso W. Brandmüller incide más en que la equivocación no residió sólo en el tribunal inquisitorial, sino que afectó a las dos partes: a Galileo y a los eclesiásticos que le juzgaron. Paralelamente, como suele suceder en todo debate, las dos posturas albergaban argumentaciones correctas: "Se da el hecho grotesco de que la Iglesia, tantas veces acusada de error al meterse en un terreno tan alejado de su competencia como el de las ciencias naturales, tuvo razón al exigir a Galileo que defendiera sólo como hipótesis el sistema copernicano [...]".

Efectivamente, Galileo fue condenado por no acatar, a pesar de haber sido oficialmente conminado a ello, la prohibición de 1616 de enseñar y defender el sistema copernicano. El inspirador de tal prohibición, el cardenal Belarmino, había reconocido claramente que, si la tesis copernicana fuese demostrada palmariamente, no habría más remedio que cambiar los criterios exegéticos vigentes. Hoy se admite que Galileo no tenía tal demostración, sino que fue aportada por Newton en 1687, al derivar las leyes de Kepler desde la ley universal de la atracción gravitatoria. Las afirmaciones de Belarmino indican que los teólogos pensaron que, si aceptaban la versión galileana del sistema copernicano, tendrían que tomarse un trabajo considerable en el campo de la hermenéutica bíblica y en lo referente a la determinación de la autoridad de las interpretaciones de los Santos Padres. Como consideraron que la posibilidad de verse obligados a ello eran remotas, prefirieron ahorrarse el trabajo y proscribieron las voces que planteaban tan incómoda exigencia. Galileo, en cambio, pretendía que en los temas que no afectaban directamente al dogma y la moral, se otorgara preferencia a las conclusiones sobre el sentido literal de unas fórmulas que podrían ser reinterpretadas fácilmente. La historia ha dado en esto la razón a Galileo, y hay base suficiente para pensar que aquellos teólogos se dejaron llevar por la indolencia y el escaso aprecio por la capacidad de la razón humana.

O sea que, unos por perezosos y otro por orgulloso (Galileo, Galileo..., que no tenías la demostración palmaria de que aquello fuera cierto y, por tanto, estabas obligado a tratarlo como hipótesis), la casa sin barrer...

La figura de Galileo Galilei volvió a ponerse de actualidad en 1979, cuando se inición, por una comisión nombrada por Juan Pablo II, una investigación para esclarecer los distintos aspectos del proceso al que fue sometido por un tribunal eclesiástico. En octubre de 1992, esta comisión papal reconoció el error del VAticano. Se cierra así un asunto que, envuelto siempre en una atmósfera enrarecida, se ha presentado como símbolo de un supuesto enfrentamiento secular entre ciencia y fe. Sin embargo, los partidarios de esta supuesta confrontación, deben retrotraerse al siglo XVII y, además, sólo disponen de este ejemplo, lo cual no es un argumento muy sólido en favor de su posición.

En cualquier caso, se trata de una polémica rancia y caduca, como concluye Karl Popper: "[...] en la actualidad, esa historia (el proceso inquisitorial contra Galileo) es ya muy vieja, y creo que ha perdido interés. Pues la ciencia de Galileo no tiene enemigos, al parecer: en lo sucesivo, su vida está asegurada. La victoria ganada hace tiempo fue definitiva, y en este frente de batalla todo está tranquilo. Así tomamos una posición ecuánime frente a la cuestión, ya que hemos aprendido, finalmente, a pensar con perspectiva histórica y a comprender a las dos partes de una disputa. Y nadie se preocupa por oír al fastidiosos que no puede olvidar una vieja injusticia".

25 comentarios:

Carlos dijo...

No me digas que no dijo finalmente la frase: ¡Pero se mueve!
Otro mito que se me cae. La verdad es que quedaba muy bien, pero que en aquella época sería carne de presidio hasta su muerte por la insolencia. Y Galileo no era tonto...

posodo dijo...

Efectivamente, los motivos "cómodos" de la condena fueron que Galileo fue incapaz de demostrar científicamente su formulación del sistema solar.
Y de hecho, siguió sin ser demostrada empíricamente hasta dos siglos largos después.
Pero de eso, ya hablaremos en otro momento ;-)

Guido Finzi dijo...

Yo una vez, en la sala Galileo, fui a ver a los Faemino y Cansado.

No, en serio, no sé qué opinar. Sólo aprender.

Un saludo

Sue dijo...

Bueno la cuestión es que fue condenado por la Iglesia, y eso no se puede negar. Los motivos que tuviera la Iglesia para hacerlo solo lo saben ellos, pero está claro que algo tendría que ver su miedo eterno a perder autoridad.

Copérnico pasó media vida investigando sobre el sistema solar y sus hallazgos revolucionaron el mundo científico. No iba en contra de la Iglesia, sino a favor de la razón y del saber.

Considero que sin estos grandes tipos (Galileo, Copérnico, Galeno y otros que los precedieron y sucedieron), nos hubieramos quedado en la Edad Media para siempre jamás. Y en una peli es bonito, pero en la vida real... no sé, no sé.

S. Cid dijo...

Pues, chicos, después de leer el libro de Claude Allègre (que ya he visto cómo se titulaba: "Dios frente a la ciencia") a mí se me cayó un mito. No sólo por este incidente, sino también por la relación que mantuvo con Kepler. Frente a la generosidad de éste, Galileo se mostró muy, muy tacaño a la hora de compartir sus conocimientos.

En fin...

Saludos, amigos.

PD: Bueno, Guido, si lo he hecho bien (y espero que sí), ahí está la fotico prometida :-)

Guido Finzi dijo...

Y quién es la noruega de la foto ?

Un saludo

José Manuel Guerrero C. dijo...

En la edad media nos hubiéramos quedado si una Coalicción de Naciones Católicas dirigidas por un Papa romano, no hubiesen vencido al Imperio Otomano (que venía para quedarse) a las puertas de Viena. Entonces sí que nos hubiéramos quedado en el pasado. No hubiéramos conocido la Ilustración, ni la liberación de la mujer, ni la democracia, ni a Bibi Aido le hubieran dado un juguetito para entretenerse, ... ni gaitas.
Todos moros. Todo el personal mirando a La Meca...¿Galileo Galliei?, una anécdota comparado con esto.
Alianza de Civilizaciones en todo su apogeo, que es lo que parece que quieren algunos.
Mucha gente olvida, o ni siquieran saben, que sus libertades les vinen dadas de la defensa de la Cruz que en su idea costó mucha sangre a muchos valientes. Supongo que recordar esto es politicamente incorrecto. Da lo mismo, siempre que pueda, lo iré recordando.
En aquéllos tiempo, es lo que había, la gente sabía qué era lo importante.

PD: Podrías pasar por una ciudadana de Isla de Gongelad (Muy guapas, por cierto).

Sue dijo...

¡Eres rubia! Ahora ya somos Zipi y Zape :)

José Manuel Guerrero C. dijo...

...ni Zipi y Zape nos hubieran dejado leer...je jeje.

Sue dijo...

Bate, no sé si sabes que Santo Tomás de Aquino en sus escritos propone que las mujeres son la caída del hombre y las trampas de Satanás y que este tipo de pensamiento ha persistido en las escrituras de los padres de la iglesia durante la Edad Media. Y más allá.
Después de la Reforma Protestante hubo una separación de las restricciones y cadenas de la Iglesia Católica, sin embargo, la posición de la mujer en la sociedad, no sufrió mucho cambio. Por entonces las mujeres no eran consideradas seres humanos completos.

Los religiosos cristianos llegaron al extremo de considerar a la mujer como la causante del “pecado original” y la razón de todas las catástrofes que sufrió el mundo por esta transgresión. Por ello el contacto físico entre un hombre y una mujer se ha catalogado tradicionalmente como ”sucio” o “impuro” incluso si se practica dentro del matrimonio (esto creo que ha cambiado un poquito).

Hay algunos escritores que han investigado e ilustrado la situación de la mujer de la Edad Media y todos coinciden en afirmar que de acuerdo a la fe católica, se consideraba a la mujer como un ciudadano de segunda, es por esto que se le prestaba muy poca atención y cuidado.

Unos moros, como ves, y otros cristianos. Cada uno tiene lo suyo y en todas partes cuecen habas.

Sue dijo...

Por cierto Carlos, he intentado comentar en tu Blog pero soy tan zoquete que no lo he logrado. ¿Qué es esa fórmula que propones?

José Manuel Guerrero C. dijo...

Sue "Por entonces las mujeres no eran consideradas seres humanos completos."

¡Vaya sorpresa!, no sabía yo -es que cuando leo a Tomás de Aquino no debo interpretarlo adecuadamente- que BIbiana Aido ("Un feto es un ser vivo, pero no podemos hablar de ser humano") también había bebido de las fuentes claras y sabias de los Padres de la Iglesia.

De lo que se entera uno.

S. Cid dijo...

¿La noruega de la foto? Jajajaja, en el extranjero han dudado a veces de mi nacionalidad; pero lo que nunca me había ocurrido es que en España me llamaran noruega, jajaja, o mejor aún, ciudadana de Gongeland, jajajaja.

En cuanto a la polémica..., Galileo, Galileo..., el tema iba sobre Galileo ;-). Aunque aquí podéis hablar de lo que os de vuestra real o republicana gana, jejeje

Eso sí..., si se me permite la pequeña aportación, recomendaría perspectiva histórica.

Saludos, amigos.

Zipi (¿o soy Zape?) ;-)

PD: Sue, en el blog de Carlos hay que rellenar la suma que te propone antes del comentario para que éste se publique. A mí también me pasó varias veces al principio, porque se me pasaba lo de la sumita de marras.

Guido Finzi dijo...

Muy bien la foto, y cumpliste con tu palabra. Ahora, ya nos vamos conociendo más.

Un saludo

S. Cid dijo...

Guido: "Palabra empeñada, palabra cumplida" (de los S.Cid de toda la vida, jajaja).

En cuanto a lo de "Ahora ya nos vamos conociendo más", dicen que la cara es el espejo del alma y, por la que yo muestro ahí arriba, lo único que se me ocurre que me pueden colocar es "Smiley" (muy usada por Rodríguez Braun), y no me gusta nada, nada a quien recuerda esa palabra... ;-)

Saludos.

Paco Gómez Escribano dijo...

Hay que ver, cuánta erudición hoy por aquí. Más que interesante eta entrada, me ha gustado. Saludos.

S. Cid dijo...

Paco: Es que el nivel de los contertulios es alto... Tenemos hasta una enciclopedia humana ;-)

Saludos.

Sue dijo...

Un regalito para Bate, que sé que le gustará especialmente (para fumar la pipa de la paz):

PROFECÍA DE NOSTRADAMUS

(tomada de "Centuria XI de las Prophéties, Michel de Nostradamus")

"De tierras con nombre de animal, vendrá quien gobierne a los iberos, adorará a reyes negros y abrazará religiones extrañas. Llenará su palacio de bufones y aduladores y usando su propia máscara de bufón, traerá consigo el hambre, la pobreza y la desesperación..."


Yo no digo na' pero, Zapatero es de León...

---

Y un coment respecto a la "erudición" de la que habla Paco. Tienes razón, yo a veces me siento como un pollito chapoteando entre cisnes ilustres, pero me gusta porque aprendo mucho, mucho.
En serio.
:)

S. Cid dijo...

Sue: Hey, Sue, que tú estás incluida en el grupo de los eruditos (no así yo). Y en cuanto a los cisnes..., recuerda la historia del patito feo. ;-)

José Manuel Guerrero C. dijo...

Te agradezco el gesto Sue, aunque he de confesarte que no fumo. A los discrepantes nos une más nuestras discrepancias (al fin y al cabo venimos de la misma rama, o si prefieres, del mismo árbol), que a los tibios sus tibiezas.
Por eso me gustas Y por eso también, estoy dispuesto a seguir discutiendo contigo, si tú te dejas, claro.
No hay cosa que me aturde más y me divierta menos, que todos, pensemos igual.
O estemos cortado por el mismo patrón, que diría mi señora madre.
Bueno, venga..., un día es un día, acerca esa pipa de la pazzzzz, que diría un mequetrefe.
Hablando de Zp, ya conocía el texto de Nostradamus. Gracias de todas manera.
Le viene como el anillo al dedo.

Un beso, cisne.

Sue dijo...

Bate, yo tampoco fumo, pero un día es un día!

(Pd: no tendrías que haber escrito eso de "me gustas" porque aunque yo sé a qué te refieres, estos que tenemos aquí al lado (la dama noruega de Finisterrae y el caballero porteño) y que miran con ojillos celestinos nuestros comentarios, lo van a interpretar mal y vamos a tener algarabía para un par de post, o más).

En realidad soy un pollito chapoteador y esos no llegan a cisnes, al menos de forma natural, pero puedo aprender a serlo. Eso sí. Así que gracias por dejarme intentarlo.

José Manuel Guerrero C. dijo...

¿Pollito chapoteador..?
Tú eres un cisne, muchacha, créeme.

Guido Finzi dijo...

Yo no digo nada...

S. Cid dijo...

Los amores queridos son los más reñidos. Ay, Guido, jajajajajajaja..., va a ser que mejor me calle y tampoco diga nada...

Sue: ¿Dama noruega de Finisterrae? Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja (respiro) jajajajajajajajajajajajajajaja. Mira que tienes ingenio.

Sue dijo...

De acuerdo, acepto cisne. El caso es discutir, eh. Lo llevas en la sangre :)

Claro Cid, de dónde sino, pero no lo dije yo, lo dijo alguien por ahí (disculpad que no recuerdo quien) cuando pusiste la foto.

Belén 2013

Belén 2011