La poeta y el asesino, Simon Worrall
"Todo empezó cuando, en abril de 1997, di con un artículo de The New York Times que anunciaba que un poema inédito de Emily Dickinson, el primero descubierto en cuarenta años, iba a ser subastado por Sotheby's".
La poeta. Emily Dickinson. Una mujer solitaria, muy independiente, que garabateaba poemas en lo primero que tuviese a mano, para revisarlos, cada noche, frente a su escritorio. No vio publicado ninguno en vida, pero escribió más de mil setecientos mientras ayudaba a caminar a su madre inválida por el jardín, cocía pasteles de jengibre y cuidaba de su invernadero. Es una de las más grandes poetas estadounidenses.
El asesino. Mark Hofmann. Un manipulador nato, un maestro de la psicología humana. Comerciante de documentos raros, creó una serie de sensacionales falsificaciones, a principio de los ochenta, con las que pretendía socavar los principios de la Iglesia mormona. Se "especializó" también en la obra de Dickinson. Es uno de los más grandes falsificadores literarios del siglo XX y un despiadado asesino.
De destinos y siglos distintos, las vidas de la poeta y el asesino se entrelazan en esta historia real sobre una de las más escandalosas falsificaciones que afectó al mundo de las subastas y al académico. Simon Worrall explora también el filo que separa arte y artificio, genialidad y locura.
Éste es uno de los libros más sorprendentes que he leído en los últimos tiempos, quizá porque esperaba de él algo muy distinto a lo que encontré. Según la fecha de compra, llegó a casa un miércoles, 10 de agosto de 2011. Ha aguardado turno pacientemente desde entonces y, tal vez debido al tiempo transcurrido desde su compra, a mí sólo me quedaban en la memoria leves sombras sobre su contenido: Dickinson, una falsificación, un asesino... Es muy posible que por ello, cuando empecé a leerlo, tuviera la idea de que la historia se desarrollaría en los tiempos de Emily Dickinson y la trama giraría en torno a una falsificación y un asesino que, de alguna manera, acechara a la poeta. Sin embargo, el asunto es muy, muy diferente...
A lo largo de sus páginas, se aprende mucho sobre los mormones: su origen, sus costumbres, su ¡increíble! ¿teología? El libro es también un interesante recorrido sobre el mundo de las subastas (¡caray con los de Sotheby's!) y sobre el de las falsificaciones. Son curiosas, asimismo, las pinceladas que se dan sobre la biografía de Emily Dickinson y es absolutamente fascinante el relato de la vida de Mark Hofmann.
"Viajar al mundo de Mark Hofmann fue como descender por un pozo oscuro en el que se esconde lo más taimado y aterrador de la naturaleza humana [...]. En el decurso de aquel viaje vería la corrupción que se esconde tras la reluciente superficie de las casas de subastas, escucharía mentiras que se hacían pasar por verdades [...]. Me encontraría con detectives y con mormones disidentes, peritos gráficos y psicólogos cognitivos, con estafadores y farsantes. Tras pasar tres años intentando solucionar el acertijo planteado por una de las mejores falsificaciones literarias del mundo, creo que me he acercado a la verdad todo lo posible. Ahora es cosa tuya, querido lector, decidir su significado".
Yo no voy a decidir ningún significado. Sólo me atrevo a decir que el libro me ha gustado (por todo lo expuesto ahí arriba y porque a lo largo de sus páginas nos topamos también con curiosidades de diferente naturaleza, como las expuestas en Curiosidades caligráficas I y Curiosidades caligráficas II, -aunque éstas son rarezas que una tiene y no abundaré en ellas-).
El libro es muy, muy curioso. Es todo lo que me atrevo a decir. Así que, para una opinión con sustancia, mejor dejo hablar a otros: "La poeta y el asesino" combina la narrativa y el ensayo, la reconstrucción detectivesca de acciones criminales con una serie de logrados capítulos sobre la verdadera naturaleza del arte. The Guardian.
3 comentarios:
Me alegro de que te haya gustado; a mí también me resultó muy curioso y grato.
Éste es uno de los libros (y van...) cuyo Alit lectio nunca he llegado a publicar.
Un saludo.
Posodo: Sí, me ha gustado muchísimo. No es que sea uno de esos libros que te enganchan a la historia y te metes tanto en ella que no puedes dejar de leer. Es otro tipo de enganche: hay tantas cosas curiosas en él que no puedes sino disfrutarlo hasta la última letra. Además, aprendí mucho de los mormones y me quedé ojiplática con ellos.
Un saludo.
Pues habrá que leerlo...
Saludos.
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