El que no se consuela es porque no quiere -dicen- y si, tal y como asegura Sancho, la salud del cuerpo reside en la oficina del estómago, algo más sorda y con mayores niveles de estrés habré vuelto..., sí, pero también con un sabroso y sumamente barato papeleo con el que trabajar en mi oficina estomacal. Así pues, bienvenido sea, al fin y al cabo, el viajecito del puente.
Lo escuché como en sueños a las cuatro de la mañana: bum-ba, bum-ba, bum-babá... La discoteca que nos agría las noches vacacionales desde hace más de treinta años se ha convertido ahora en un local after-hours y la noche del sábado al domingo (como las dos siguientes) decidió aguarnos el descanso. La ¿música? se veía acompañada de algún grito histérico de niñata maleducada y de un par de voces semi graves en las que la testosterona aún no ha logrado maquillar la infancia y, a pesar de ello..., intenté sugestionarme: "Duerme, duerme..., no lo estás oyendo. Hay silencio, duerme...". Sin embargo, el bum-ba, bum-ba, bum-babá se vio acallado por un nuevo ruido, estridente y chirriante, similar al que un gigantesco insecto hiciera al frotar sus patas, provocando, con ello, el estrés agudo de mis nervios.
Me levanté resuelta, decidida..., audaz. Oh, ni Agustina de Aragón habría podido emular mi osadía. Asomé la nariz por la ventana y lo vi: un imbécil veinteañero había aparcado su maldito coche delante de la puerta de casa y, seguido de otros dos coches que le hacían coro con sus bocinas, había abierto el maletero del que brotaba aquel chirrido agudo. ¿Qué hacer? Mi madre, de edad ya considerable, se niega a llamar a la policía. Primero, porque no hacen nada; después, porque serán los individuos que interrumpen nuestro descanso nocturno los que sí podrían hacer algo... en nuestra casa. Sin embargo, en esta ocasión mi madre se había quedado en Madrid..., de modo que podría, por una vez, saltarme sus instrucciones a la torera y llamar a la guardia civil (en los municipales ni pensar... Su misión en ese pueblo se reduce exclusivamente a cortar calles en verano para que las terrazas de los bares se puedan instalar). Pero..., una, que es buena hija, optó por no montar el pollo. Me limité a salir al balcón y llamar -muy educadamente, eso sí, no fueran a ofenderse- la atención a los de los cochecitos de marras. No sé si es que llevo impresa en la cara la mala uva del profesor quemado que ya no está por aguantar adolescentes, o es que lo hice muy bien, pero de inmediato el individuo objeto de mis atenciones... cerró el maletero y los tres coches desaparecieron. Eso sí..., ahí siguió la maldita -así arda en los infiernos por toda la Eternidad- discoteca dando la murga ¡hasta las ocho de la mañana! Desesperada por el bum-ba, bum-ba, bum-babá, los gritos chillones de la adolescente y las voces semi graves de los jóvenes que la acompañaban, bajé al cuarto de estar y me puse a leer.
Y..., a todo esto, ¿a qué viene lo de Jamón ibérico...? Pues... a que algo positivo tenía que contar, ¿no?, y, después de realizar un concienzudo exámen de estos cuatro días, me quedo con la paletilla de jamón ibérico -¡pura pata negra!- de 5 kilos por 50 euros -¡cuatro veces menos que en Madrid!- que vino ayer como una reinona en el maletero de mi coche.
Sí, algo bueno había que tener el viajecito del puente...
Sí, algo bueno había que tener el viajecito del puente...
10 comentarios:
Doy por hecho que has estado en Extremadura, tierra -entre otras cosas- de excelentes productos ibéricos. Joer, S., que me has abierto el apetito, y yo, hasta el 23 no bajo a mi tierra.
Con respecto a lo del niñateo, yo, tuve que mal vender un piso por tener debajo una pandilla nocturna de chalados que no me dejaron dormir en seis meses.
La policia municipal debe desaparecer de nuestras vidas, son una pandilla -la mayoría- de prepotentes que no saben hacer la O con un canuto, y encima, ganan más que un guardia civil que se está jugando la vida en un pueblecito de Vizcaya por nosotros.
Te recomiendo una tostá de aceite con jamón. ¿Porque si te doy mi dirección no me puedes mandar unas lonchitas, no? ;-)
Un saludo.
buscando se encuentran gangas ;)
Jamón iberico, le felicito por su blog, lo más interesante que hay en el internete...
Yo nunca conseguí comprender la filia hacia el ruido que tienen algunos, agarrándose a ella como si fuera una sublime expresión cultural. Los pobres idiotas aún no se dieron cuenta de que, sus limitaciones mentales, ganarían mucho con el silencio (ya lo apuntó Mark Twain:"es mejor estar callado y parecer tonto, que abrir la boca y disiparlas dudas").
En cuanto al jamón, es un excelente reparador de los males del espíritu, sobre todo acompañado de pan de leña, tomate triturado, aceite de oliva vírgen, una pizca de sal y una botella de buen vino.
Saludos.
Bate: Has acertado, Bate. Estuve allí. Y, como tú, una vecina nuestra decidió hace años irse por el ruido pero ella no ha podido vender su casa aún. Es inconcebible. Tanta ley... y tanto maleducado saltándosela a la torera y tanta "Autoridad" mirando para otro lado. En fin... Ah, si quieres..., te mando unas lonchitas ;-)
Jamón ibérico: La verdad es que en ese pueblo se vende buen jamón y buen embutido, de la clase que sea. Buen queso, buenas hortalizas... Bueno todo menos el descanso nocturno. Ahora bien, estoy con Bate en que su blog... es muy apetecible :-)
Guido: También yo abomino del ruido. Será porque me paso cinco o seis horas inmersa en él. Lo que ya no comprendo tanto..., no es que a esos necios de cerebro minúsculos les encante vivir entre sonidos estridentes, sino que la Autoridad compentente para cuidar de mi derecho al descanso se lo pase por el arco del triunfo. en cuanto a la receta que das..., me parece que la voy a probar sin remedio... Se me han puesto a destilar las papilas gustativas en cuanto la leí ;-)
Saludos a todos.
S. Cid
Y si calientas un poco el pan en la plancha y dejas reposar el vino en la copa un ratito, mucho mejor.
Guadarte el hueso no para hacer cocido, sino para cuando vuelvan los del chunda chunda tirárselo a la cabeza.
Guido: Voy directa a rectificar en mi recetario: calentar un poco el pan en la plancha ;-). Ya te contaré qué tal :-)
Miguel: No descarto seguir este consejo... Después, cuando me lleven ante el juez, siempre puedo alegar demencia pasajera inducida por el chunda, chunda..., ¿no? ;-) Jejeje
Sí, pero entonces que no se te olvide lamentarte agriamente por haber echado a perder el maravilloso hueso que tenías guardado para el caldito especial con el que celebrar cualquier cosa. Si no, "olerá" (aunque bien) a premeditación: "nadie guarda el arma del crimen durante tanto tiempo si no es para usarla" (Poirot & Marpple Inc. Bulletin, vol. XLVII, nº 753, octubre 1929)
Entonces iré diciendo por ahí lo muy contenta que estoy con el hueso para hacerme un caldito. Que se entere todo el blog: quiero mi hueso para hacer un buen caldito. Hummmmmmm caldito, caldito, srulupppp, me relamo ya pensando en el caldito... ;-) jejeje
Publicar un comentario