viernes, 21 de enero de 2011

Gatos I

Gatos I

Esta gélida noche madrileña se muestra propicia para, al arrimo de la lumbre (o del radiador, que avanza la técnica que es una barbaridad), entregarse al apasionante  regocijo de las fábulas y leyendas con que nuestra prolija historia nos regala, de modo que se me ha ocurrido la brillante idea de que muy bien podría entretener al lector con una interesante crónica, al término de la cual conocerá, lo cual le dejará tranquilo, pues sin ello no se puede vivir, la respuesta a la pregunta: ¿por qué a los madrileños los llaman gatos?

Vamos, pues, a ello: yo, a escribir (my way, always my way); usted, visitante querido, a darse a la lectura.

Partimos del siglo XI, reinando Fernando I, quien tuvo tres hijos y dos hijas. El mayor, Sancho, debería haber sido el heredero de Fernando, pero éste, al amparo de la ley navarra, decidió repartir su reino entre todos sus hijos, y lo hizo de forma que a Sancho le correspondió Castilla; a Alfonso, León, a García, Galicia; a Urraca, la ciudad de Zamora, y a Elvira, la de Toro. Si las cosas hubieran quedado como Fernando las pensó, tal vez España hoy sería algo muy distinto a lo que es, pero ya se sabe que el hombre propone y Dios dispone, de modo que Sancho, que como hijo primogénito se consideraba el heredero legítimo de todo el reino de su padre, comenzó una carrera expansionista contra sus hermanos, cuyos reinos anhelaba:

Alfonso VI de Castilla
Así, se enfrenta primero a Alfonso en un juicio de Dios el cual, de acuerdo con el pacto firmado por ambos, concluía que el reino derrotado pasaría a manos del reino vencedor. Alfonso fue vencido por Sancho, pero  aquél no cumplió su palabra (¡ay..., reyes... cuán grande es siempre vuestra felonía!) y las cosas quedaron como estaban. Sin embargo, hermanos al fin, el asunto no fue a mayores (de momento), llegando incluso a darse la paradoja de que los reñidos hermanos mantuvieron amistad fraternal, hasta el punto de que, después de todo lo acontecido entre ambos, Alfonso no sólo no hizo ascos a la invitación que Sancho le cursó con motivo de su boda, a la cual el rey leonés asistió alegremente, sino que ambos deudos aprovecharon la celebración para apañarse el reparto de Galicia, reino que había correspondido, según las disposiciones testamentarias de Fernando I, al hijo menor, García.

Y, así, van los dos, en amor y compañía, contra el pobre García, que sucumbe a la embestida y pierde su reino, repartido desde aquella aciaga hora entre Sancho y Alfonso. Se firma entonces una tregua entre ambos que, no obstante, se quebrará en la batalla de Golpejera, de la que Alfonso sale derrotado, razón por la que es encarcelado en Burgos mientras Sancho disfruta ya del apetecido reino leonés. Desde Burgos, Alfonso sale exiliado hacia el reino vasallo de Toledo, donde es recibido con honores por al-Ma'mum. Allí, al amparo de la que un día será ciudad imperial, Alfonso conspira con su hermana Urraca (en cuya ciudad, Zamora, se hará fuerte) y con la nobleza leonesa contra el rey usurpador. Éste (que no es otro que Sancho, claro) sitía la villa y la somete a asedio, en el transcurso del cual un noble zamorano, de nombre Vellido Dolfos, sale subrepticiamente de Zamora y se acerca al campamento castellano donde pide hablar con Sancho. Una vez ante él, se declara desertor de las filas alfonsinas y urraqueñas, e informa de que está dispuesto a mostrar una puerta secreta por la que las tropas castellanas tendrán acceso a la ciudad. Sin embargo, el supuesto desertor, aprovecha un descuido del monarca castellano para atravesarle la espalda con un venablo y matarlo allí mismo, a las puertas de Zamora.

Continuará...

(Y puedes leerlo en Gatos II)

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Información extraída de:
- Mi cabeza (pero no voy a enlazárosla).
- Crónica de Madrid.La historia más completa de la Villa y Corte desde sus orígenes hasta hoy.

12 comentarios:

Crazy Cat Nunu dijo...

Uy, Cid, ese "yegando" es un verbo que no conozco o has tenido un desliz??

Por lo demás, interesantísima historia, aunque conozco el por qué de que nos llamen gatos, aunque te guardo el secreto, para mantener el misterio.

Yo quiero enlace a tu cabeza!!

S. Cid dijo...

Lady Boheme: Fue un cambio de verbo (y de frase,claro) a última hora. Iba a poner "yendo" y se quedó "yegando", lo cual no me excusa (aunque le daba un aire a castellano antiguo, jajaja), pero gracias por tu aviso, porque no suelo leer las entradas después de publicadas, con lo cual ahí se habría quedado esa barbaridad. Y ya puestos, he descubierto otro error: escribí siglo XII y en realidad era siglo XI. Se me fue un palito, pero ya está arreglado también :-).

Pues yo conocía una explicación sobre el porqué de ese apelativo, pero nada tenía que ver con la que voy a explicar en estas entradas, que descubrí el otro día leyendo "Crónica de Madrid". Cuando esté publicada la explicación, hablaré de la que yo conocía y también sabremos también la tuya. Al final, igual hay un buen montón de explicaciones :-))

Saludiños y gracias again :-))

S. Cid dijo...

Lady Boheme: ¿Un enlace a mi cabeza? Jajajaja, pero si es un bosque espeso lleno de maleza... Te aturdirías. Hay demasiado caos en ella y hasta faltas de ortografía, jajajajaja ;-)

Crazy Cat Nunu dijo...

Tranqui, para esos estamos. A veces nos despistamos y ya está... Pero sí, parecía castellano antiguo :P

Tu cabeza es así? Entonces me sentiría como en casa porque la mía también!! jejejeje!!

Oka, estaré atenta entonces a las siguientes entradas gatunas (que atenta estoy siempre, pero no siempre te comento :P).

Besines!!

José Antonio del Pozo dijo...

O sea, SCid, desliz de regaliz, que el vellido Dolfos con la excusa de la puerta secreta para tomar Zamora (magnífico el timo, es muy sugerente pensar que hay siempre una puerta secreta que sólo a nosotros conducirá a la toma del Tesoro)le atravesó la espalda al rey castellano, entonces seá Vellido el golfo, por la espalda, como dice la leyenda urbana de Rubalcaba, que si ante él te das la vuelta, el muy Vellido ahí mismo te la... eso.
Saludos bloggeros

Sue dijo...

¿No era porque durante la guerra y posguerra (civil) se comían gatos en la capital a falta de otros alimentos? ...
Si no es por eso me han engañado vilmente.

Anónimo dijo...

Deseando leer la segunda parte. Espero que no tarde mucho en llegar, que estoy sufriendo por no buscarlo ya en Google y saciar así mi curiosidad.
Por cierto, felicidades gato ;).

S. Cid dijo...

Lady Boheme: O sea, ¿que somos dos mentes caóticas? Jajajaja ;-)Ya tenemos dos cosas en común: los libros y la estructura mental ;-))

José Antonio: Nos debe venir por genes, porque ¿te has dado cuenta de la cantidad de Vellidos que hay por España? Sólo hay que enchufar la radio y una se da cuenta de que tenemos el país llenito de ellos.

Sue: Anda, pues yo esa explicación no la conocía. A mí la que me habían contado (pero que no es la de esta entrada) es que el apelativo de gatos viene de la guerra contra Napoleón, y se debe a que los madrileños se apostaban en las casas de Madrid y atacaban a los franceses, y después huían saltando de azotea en azotea, ágiles como los gatos.

No, si al final vamos a juntar una buena lista de posibles explicaciones.

Anónimo: Pues no se preocupe usted, señor Anónimo (¿o es señora?), porque la voy a publicar ahora mismito.

Muchas gracias, señor/a ¿anónimo? Mucho me conoce usted, me parece a mí, aunque no quiera identificarse. Jajajajaja.

Anónimo dijo...

Señorita. Y para nada quien puedas estar imaginando :).

S. Cid dijo...

Anónimo: ¿Misterio habemus? ¡Qué bien, una nueva emoción para mi vida!

PD: con esas pistas tan claras que me das, ¿no pretenderas que te descubra, no?

PD2: claro que, probablemente, ésa es tu intención... En fin, tendré que vivir con ello...

S. Cid dijo...

Error: se me cayó la tilde en "pretenderás". Sorry.

Anónimo dijo...

La vida sin misterio no es tan excitante.

Belén 2013

Belén 2011