Domingo
Me desperté poco antes de que las campanas de las clarisas tocaran a misa, lo cual lo vuelve demasiado tarde para lo que suele ser mi costumbre. No, no es habitual en mí dormir hasta las nueve. Aun los fines de semanas suelo levantarme pronto y trastear por la casa, cuando no limpiando, ordenando o revisando que todo esté del modo y manera que me gusta.
Supongo que es una idea estúpida, pero desde mis tiempos de estudiante, cuando durante los exámenes de junio mi cuarto, rebosante de libros amontonados y pilas de apuntes organizadas en una inefable desorganización, mostraba un aspecto insoportable para cualquier espíritu metódico y mentalmente estructurado, tal vez, con demasiada rigidez, acudía a mi mente la idea de que quien vive entre el desorden no puede gozar de una existencia ordenada y tranquila. Suerte que ningún familiar visite con frecuencia estas páginas porque, de hacerlo, pondría el grito en el cielo al leer esta declaración de principios, pues en casa tengo fama de desordenada, lo cual no es sino una injusticia más de las tantas con que suele una tener que cargar en la vida. Siempre lo dije: "No soy desordenada, simplemente.... en mi cuarto no tengo espacio suficiente". Y en mi corazón estaba segura de que así era, pues sólo mi corazón conocía el desasosiego que me provocaba el fárrago desbordante de mi habitación. Por ello, solía murmurarme entre las comisuras de los labios, de manera que tan sólo yo pudiera escucharme: "Cuando tenga mi casa, todo será diferente. Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar". Y así es, efectivamente, mi casa. O casi..., porque aún hay cosas para las que no he encontrado lugar y no hay, sin embargo, lugares suficientes para ciertas cosas. En cualquier caso, vuelvo con ello al principio de mi monólogo: madrugo los fines de semana y trasteo por la casa para revisar que todo esté del modo y manera que me gusta, de forma que, según esa estúpida (¿?) idea que me acompaña desde mis tiempos de estudiante, pueda mi espíritu gozar de una existencia ordenada y tranquila.
Si aparto un instante la mirada de mi portátil y la paseo por el cestón que me sirve de mesa de centro, el caos librero en que se encuentra desmentiría, sin embargo, con rotundidad rayana en la descortesía, mis palabras anteriores. Desde aquí acierto a ver un volumen con cuatro novelas de Dickens (la primera de las cuales, Great Expectations, leí en su momento traducida al español y ahora vuelve a mí en el idioma en que fue escrita), un par de libros de consulta, dos novelas ya terminadas pero aún no devueltas a su lugar en los anaqueles, tres películas de vídeo, un Tintin, la Guía visual de pintura y arquitectura que vengo hojeando últimamente, dos Episodios Nacionales de Galdós (afortunadamente recogidos en un sólo tomo) y la novela policíaca que estoy leyendo estos días, de un autor al que no conocía y que me está fascinando (vendrán días en que hablaremos de ella). Un caos novelesco, pues, que es el único en este mundo que no me perturba. Incluso descolocados y con apariencia de hallarse abandonados, los libros no provocan en mí sino bienestar.
Oigo ahora las campanas de la iglesia llamando a la misa de mediodía. El domingo avanza y yo escribo sentada en el sofá, mientras por la puerta del patio se cuela una brisita agradable, un pelín húmeda tras la breve lluvia de esta mañana. Es un momento apacible que aprovecho para convencerme de que los mayores placeres de la vida suelen esconderse tras los sencillos momentos del día.
10 comentarios:
Bien, bien, bien. Esto va bien.
Y si no es indiscreción, ¿de qué Tintín se trata?, ¿dos Episodios en un volumen? ¿es la edición que me imagino y que también tengo?, entre las otras novelas, ¿están los chicos de Pickwick?
Datos, datos, datos. Necesito datos para próximas anotaciones ;-)
Posodo: Sí..., esto va bien... a días, pero mejorando (¡espero!). Hoy escribí mil palabras en la extensión que estoy haciendo de "Salto mortal", así que la tarde estuvo entretenida.
Pues no, no es indiscreción. Así que te cuento: hace unos días entretuve un rato de la tarde leyendo "El asunto Tornasol" y se reavivó en mí el deseo por releer a Tintin, así que decidí empezar por el principio (o casi, porque he dejado apartado "Tintin en el país de los soviets"), así que el tebeo que había hoy sobre el cestón era "Tintin en el Congo".
En cuanto a los "Episodios Nacionales", son "El terror de 1824" y "Un voluntario realista", ambos recogidos en el volumen 9 que publicó La biblioteca de El Mundo, de la cual tengo a partir de la segunda serie, porque la primera la compré hace muchos años publicada por la Editorial Libsa. Por cierto que, puesto que la de El Mundo no está completa, han ido a juntarse exactamente los volúmenes en cuyos tomos, colocados en orden, se lee una declaración de lo que es España. Tengo una foto hecha hace tiempo, porque quería publicar una entrada al respecto, pero tan desenfocada que apenas se ve. A ver si intento un día otra fotica y te lo enseño.
En cuanto a Dickens, no, no están los chicos de Pickwick. Se trata de un volumen que me regaló hace años una de mis cuñadas en el que se recogen: "Great Expectations", "Hard times", "A Christmas carol" y "A tale of two cities", todas ellas ya leídas en español. La que no he leído todavía, sin embargo, pero algún día caerá, es la de los chicos Pickwick.
Bueno..., espero haberte dado suficientes datos, datos, datos... y que pronto se vean los resultados ;-)
Muchas gracias. Se han confirmado varias de las suposiciones.
Procesaremos la información, y en breve, habrá noticias nuestras.
Un saludo.
Hablando de suposiciones, si oyes las campanas de las Clarisas ¿El Retiro lo tienes cerca? ¡Qué envidia! Estos días poder acercarte a la Feria y hacer cola para recoger las firmas de tus autoras preferidas: L.I., M.T. y R.Ch.
¡Qué suertuda! que dice un sobrino mío.
Lo de leer "Tintín en el Congo" creo que ya te dije que era políticamente incorrecto, en no sé dónde quieren prohibirlo por racista.
Un saludo.
Sí, cerca del Retiro vivía (mi madre sigue haciéndolo, y yo cuando estoy con ella) y, de hecho, desde las ventanas de casa, el parque estaba casi al alcance de la mano, pero las clarisas de ayer no están cerca del Retiro. Yo me compré una casa en el pueblecito donde está el colegio en el que trabajo, así que ayer me refería a las clarisas que están cerca de mi casa, que no está en Madrid ciudad, así que no voy a tener tantas oportunidades como crees para poder pasarme por la feria del libro y comprarte algún libro de esas señoritas que tanto te gustan.
Por cierto, estuve en la feria el sábado por la tarde en busca de un libro en concreto..., que no encontré, así que me di la vuelta y salí por donde había entrado.
Pues a mí me resulta muy agradable vivir en medio de un pequeño caos de libros al retortero. A quien entiendo cada vez menos es a ese gente que tiene las estanterías de casa bien ordenadas y ningún libro por ahí tirado.
Sin algún libro por ahí, no hay orden que valga.
Miguel: En relación a los libros, soy bastante ordenada en mis estanterías (será porque todavía tengo espacio para tenerlos así), pero como siempre leo varios libros a la vez, no puedo evitar ese "pequeño caos de libros al retortero" que mencionas y que, por cierto, a mí también me agrada ;-)
Posodo: ¿Y podré saber cuáles son esas suposiciones que se han visto confirmadas? Di que sí, anda... Pero, vaaaleee, esperaré con paciencia esas noticias vuestras...
Y, sí, sin algún libro por ahí..., no hay orden que valga.
Saludos, amigos.
Volviendo a las Clarisas ¿puedo hacerte un "mandao"?
¿puedes llevar huevos -desconozco la cantidad, calibre, etc.- para que mañana miércoles y el jueves haga buen tiempo, no necesariamente calor, en la capital?
¿Se puede pedir en un pueblo para otro, como en este caso?
¿Sólo se pueden hacer estas rogativas por parte de las novias para el día de la boda?
Muchas gracias por anticipado... mmmm, de todos modos cogeré el paraguas, ja, ja.
Caraguevo: Desconozco si el lugar donde se depositan los huevos debe ser el mismo que aquel en el que se desea que no llueva o si sólo las novias pueden hacer este tipo de rogativas, pero, en cualquier caso, creo que no habrá oportunidad de comprobarlo, porque me va ser más bien imposible llevar los güevos, ya que tengo la semana llena de juntas de evaluación: ayer, una; hoy, otra; y mañana..., la última. Así que sí, mejor llévate el paraguas, jajajaja.
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