San Judas Tadeo
Hace un par de semanas, Posodo devolvió a mi memoria, con una de sus anotaciones, el recuerdo de San Judas Tadeo a quien, por razones que no vienen al caso, he acudido estos días en busca de esperanza y consuelo.
Me parece que estas cosas no se llevan mucho en estos tiempos, pero por si a alguien le sirve, aquí puede encontrar su novena.
Te prometo, glorioso San Judas, acordarme siempre de tu protección y hacer lo que pueda para extender tu devoción, se dice en un momento de esa novena. Pues bien, con esta anotación cumplo parte de esa promesa.
Te prometo, glorioso San Judas, acordarme siempre de tu protección y hacer lo que pueda para extender tu devoción, se dice en un momento de esa novena. Pues bien, con esta anotación cumplo parte de esa promesa.
5 comentarios:
Amén.
De pequeño con poco más de tres años pillé una meningitis tan fuerte que los médicos les dieron pocas esperanzas a mis padres, por no decir ninguna, de que saliera con vida.
Salí de ese trance -gracias a Dios- y me crié con la plena confianza que algunos de los santos a los que rogó mi madre entre llantos y dolor de alma para pedirle por mi recuperación, hicieron su trabajo.
Pasaron los días, los años, la vida y me fui olvidando de aquellos días, y con ello, de mi religión, y con ello, de lo importante.
Hace poco tiempo entré en un pequeño convento de dominicas de un pueblo de Sevilla, en él se celebraba, como en todo el orbe católico, el santoral de ese día, San Martín de Porres, Fray Escoba, el patrón por excelencia de los enfermos. En ese justo momento, cuando me acerqué a besar la bella imagen tallada en madera del santo, supe que fue él el que estuvo acompañándome en mi grave enfermedad.
Es cierto, querida S.Cid, estas cosas de los santos, las Novenas, las plegarias y la Fe no están de moda, en realidad, nada bueno está de moda y quizá sea mejor así. Aunque algunos llevamos guardado en el corazón las cosas que nos contaron de niño, y las cosas que se guardan ahí, en nuestra inocencia, en ese rincón que a veces nos olvidamos de visitar, los cristianos guardamos nuestra Esperanza.
Siempre está ahí, sólo hay que encontrar la llave que abre el cofre.
El Jueves de la IIª Semana de Cuaresma, se reza en la Misa de la feria esta bella oración, tan característicamente cuaresmal y católica:
Señor, Tú que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido, atrae hacia tí nuestros corazones e inflámalos en el fuego de tu espíritu, para que permanezcamos firmes en la fe y eficaces en el bien obrar. Por Ntrº Sr. Jesucristo...Amén.
Posodo: Eso es: ¡amén!
Bate: Será por novenas... He vivido entre ellas. A mí casi nunca me han fallado y, además, me han procurado consuelo. Lo cual ya es mucho cuando se está pasando una mala época.
Dicen que es el patrón de los imposibles. No está de mal que se rece por él de vez en cuando.
¡Ánimo S. Cid! Esperemos que la mala racha pase cuanto antes.
Un beso.
Carlos: Sí, justo, el de los casos imposibles... :-) Gracias por los ánimos y a ver si Dios te oye y verdaderamente va pasando la mala racha.
Besos también para ti.
Publicar un comentario