domingo, 27 de junio de 2010

Caminos inescrutables

Al lector interesado en este texto:

Aquel que no haya leído previamente las historias El arca de Noé y Fe debería hacerlo, pues, de otra forma, no podrá entender el que ahora mismo tiene ante sus ojos.

Caminos inescrutables

Allí no había nada. Ni siquiera él era consciente de estar. No, hasta que la alarma comenzó a sonar y el ordenador central activó el programa que controlaba la cápsula de sueño e inició el proceso de deshibernación que habría de interrumpir el largo dormir del viajero sideral. A pesar de la urgencia que el repetitivo sonido de la alarma sugería, despertar y volver a la vida un cuerpo que había dormido durante sabe Dios cuánto no era cuestión baladí. Sin embargo, y a pesar de la aparente urgencia, la actuación humana no parecía imprescindible: para cuando David logró volver a su ser y fue consciente de la situación, la nave había recabado los datos necesarios para la toma de cualquier decisión y, en previsión de un ataque, tenía activadas todas las defensas, pese a lo cual el vello de David se erizó cuando supo lo que ocurría.
-Infórmame -le gritó al ordenador central mientras recorría los pocos metros que lo separaban de la sala de mandos.
-Aproximación de nave desconocida -contestó la máquina.
-¿Desconocida? ¡Es imposible! -exclamó David para sí-. ¿Nos ha detectado?
-Afirmativo.
-¿Amenazas?
-Ha activado sus defensas.
-Como nosotros -pensó David-, lo que no significa que alberguen intención de ataque...

Trataba así de alcanzar una confianza que, sin embargo, no lograba asir por completo. Sabía que la nave guardaba grandes posibilidades, tanto de ataque como de huida, y que no era fácil, por tanto, ni capturarla ni destruirla, sin embargo, su calma era aparente y él era consciente de ello, lo que le hizo sonreír: ¿a quién trataba de asombrar? ¿A un ordenador, tal vez? El único organismo vivo en aquel espacio resguardado de la nada por unas potentes, pero simples, paredes metálicas era él.
-Características de la nave -pidió con voz imperiosa al ordenador.
-Similares a otras naves terrestres.
-¿Cómo?
-Similares a... -trató de repetir la máquina.
-¿Y, sin embargo, desconocida? -gritó David.
-Afirmativo.
-¡Es imposible! Has cometido un error.
-Negativo.
-Imagen.
Una amplia pantalla se desplegó delante de sus ojos e inmediatamente apareció reflejada sobre ella la figura de una nave de aspecto ciertamente similar a la suya propia.
-¿Qué símbolos son esos que muestra en su proa? -preguntó David. Por toda respuesta, el ordenador activó el zoom y una palabra apareció ante los ojos del anonadado astronauta:- Prometheus... ¡La nave se llama Prometheus! -exclamó a gritos David-. Dios santo..., es una nave terrestre...
-Imposible -atajó la voz del ordenador-. No existe ninguna nave con ese nombre en la base de datos.
-Comunicación.
-No existen canales abiertos.
-Búscalos.

A David le llevó un buen rato asimilar el hecho de que la voz que se escuchó a través de los altavoces fuera humana y se expresara en inglés y, sin embargo, lo fue aún más descubrir que la nave, efectivamente, procedía de un planeta que ellos llamaban Tierra, que estaba situado en las coordenadas exactas donde un día giró su propio planeta en torno al Sol que reinaba en su sistema solar y que... ese planeta, empero, se movía ahora en la más rotunda oscuridad alrededor de una estrella que ya no existía en un universo que se había apagado. Las noticias, por más que no hubiera motivo aparente para que fueran falsas, debían de serlo. La Tierra, su Tierra, se consumía en aquellos precisos instantes en una bola de fuego y no había nada que pudiera hacerle concebir otro final para aquella catástrofe que le había expulsado de su hogar y obligado a emprender una aventura que, tras la muerte de Laurence y los embriones, lo había dejado absolutamente solo en el universo.

- - - - - - - - -

Sólo el tiempo le otorgó la confianza suficiente para que decidiera, al fin, acceder a una entrevista cara a cara con los viajeros de la nave Prometheus, náufragos estelares como él mismo.
-¿Deseas una taza de té o tal vez te apetecería algo... un poco más fuerte? -preguntó el capitán mientras mostraba una botella de coñac.
-Por favor... -contestó David con la mirada fija en la botella.
-Entonces, no hay duda -prosiguió el capitán de la nave Prometheus-, ambos procedemos del mismo planeta...
-¡Parece increíble!
-Y, sin embargo, ha sucedido.
-Esto es más difícil que hallar una aguja en un pajar.
-Jajajajaja -rio el capitán-. Si hasta tenemos los mismos dichos...
-Pero es, ciertamente, lo que ha ocurrido. Que encontrarais ese agujero de gusano que os condujo hasta este universo es verdaderamente increíble. Mi nave, sin duda, también atravesó uno durante mi periodo de hibernación...
-Y aquí estamos ambos, procedentes de un mismo planeta que ha existido en universos diferentes y cuya destrucción nos expulsó de él.
-La tuya por el frío y la oscuridad, la mía por el calor... ¡Qué desenlaces tan dispares...!
-El Destino, sin duda, amigo... Estaba escrito que nos encontráramos y le diéramos una nueva oportunidad a la humanidad. En mi Tierra quedaron en suspenso, creyendo que jamás alcanzaríamos el éxito. Nuestro encuentro, sin embargo, me da mucho qué pensar. Sin duda, ese Dios en el que tan poco fiamos, ha movido algunos hilos y...
-Nos ha regalado esa nueva oportunidad.

David pensó en Laurence, cuyo cuerpo congelado aún no se había decidido a expulsar de la nave. Torció el gesto por ella... ¡Cuán feliz hubiera sido de haber compartido aquel momento! La felicidad de no saberse solo lo embargaba, pero ello no era óbice para que sintiera cierto pellizco en el alma por haber perdido a su compañera. La voz potente del capitán, sin embargo, lo sacó de su meditación errabunda:
-Venga, David, quiero que conozca al resto de la tripulación. Permítame presentarle a la teniente Laurence...

15 comentarios:

José Manuel Guerrero C. dijo...

Hay que ver lo que une una buena botella de coñac cuando hace frio, y ahí arriba, tiene que hacerlo en cantidades siderales (jeje jeje, qué bueno soy). Genial S.Cid. Si puedo elegir, de la trilogía, me quedo con Fe, que ya lo leí en su día y me pareció buenísima.
Daba por hecho que los protagonistas del texto hablaban en inglés.
Por que cuando aclaras que "A David le llevó un buen rato asimilar el hecho de que la voz que se escuchó a través de los altavoces fuera humana y se expresara en inglés "..., lo raro seria, digo, que las tripulaciones interplanetarias (bObama versus Zapatero) se comunicasen en la lengua de Cervantes.
Por los demás, enhorabuena por el trabajo.

PD: A ver si le gusta a Juslais Gongersen II, que eso es lo importante

Guido Finzi dijo...

Yo no acabo de congeniar con las historias siderales, espaciales o de ciencia ficción. Me distraigo y me salgo de ellas, aún cuando estén tan bien contadas como las tuyas. Justo lo contrario me ocurre con tus textos británicos, que me enganchan casi con fanatismo.
Un saludo

PD: Afirmativo? eso suena a guardia jurado...

Sue dijo...

Entonces Laurence estaba viva pero en otro espacio y tiempo.... no? O algo así.

No soy muy aficionada a la C. Ficción.
Una vez intenté ver un clásico de la c.aficción, de George Clooney (no recuerdo ni el título) y la quité a la mitad. Soporté Blade Runner (para algunos la mejor película de la historia) y Matrix, me gustaron Alien (la primera) Gattaca, Minority Report y las primeras de Star Wars (las de Harrison Ford), pero vaya, poco más.
Ciertas fantasías no me atraen (otras sí).

Indudablemente, tú lo escribes muy bien, de hecho pensé que estabas parafraseando alguna obra mítica de este género, así que te aplaudo: plas, plas, plas.

posodo dijo...

Sue, creo que te refieres a Solaris. La película no la he visto pero sí he leído la novela, y consideré de trabajosa (por no decir difícil) adaptación cinematográfica, por lo que no me exdtraña lo que has comentado sobre que abandonaste a mitad.
Guido, lo que describes bien podría calificarse como un "paseo espacial", je,je.
bate: lo que no sé es el estado de conservación del coñac. Pero como para rechazarlo en esas circunstancias...
S.Cid: ¿Y qué había sido de David en ese otro universo alternativo?
Por cierto, ¿es intencionado que la expedición que huye de una Tierra helada lo haga en una nave con el nombre de quien robó el fuego a los dioses del Olimpo?

Y resumiendo, me ha gustado: ingenioso, original, bien trabado, y bien llevado y expresado.

Ahora, a por el cuarto título de la 'trilogía'.

S. Cid dijo...

Perdón por el retraso en contestar, chicos, pero he tenido un par de días de muchísimo ajetreo.

Bate: Pero, Bate, se sorprende de que la nueva nave hablara en inglés es porque no era una nave "terricola"...

En cuanto a los tres cuentos..., a mí también es el de "Fe" el que más me gusta. :-)

Guido: A mí sí me gusta la ciencia ficción, aunque leerla más que escribirla. Lo de "afirmativo" parece de coña..., ¿pero no hablan así? ;-)

Y..., volverán mis historias británicas. A ver si este verano me pongo con ellas, que tengo mucho rulando en la cabeza... ;-)

Sue: Hummm, pues mira, no se me había ocurrido que Laurence pudiera ser la misma que murió, solo que procedente de otro universo. No..., en principio la 2ª Laurence es una nueva Laurence con la que David podrá (quizá) empezar una nueva vida en ese nuevo universo...

Gracias por tus aplausos :-)

Posodo: Sí, es intencionado lo de la nave Prometheus. De hecho hice un pequeño cambio en la historia "Fe" con respecto a este punto. La ilazón era tan obvia, que no pude resistirme ;-)

Bueno, muchas gracias por tu "resumiendo" ;-). En cuanto al cuarto título de la "trilogía" no sé si llegará. Empezó todo con una sola historia (la primera) y cuando estaba escrita... vino a mi mente todo lo demás. Pero, de momento, la fuente no mana, así que no sé si habrá "cuarto" ;-)

Saludos, amigos.

S. Cid dijo...

Corrección: Donde está la burrada "ilazón", debería aparecer, obviamente, la palabra "ilación". Sorry

Sue dijo...

Eso "Solaris", gracias Posodo.

También me quedó la duda del nombre de la nave y su afinidad con el Prometeo griego.

Me gusta eso de "una nueva vida en un nuevo universo". Qué bonito.

Guido Finzi dijo...

Y si no puede ser en un nuevo universo, que sea en Canadá o en Australia (o algún otro paraje remoto donde no nos de caza el catetismo que nos ahora mismo nos rodea)...

S. Cid dijo...

Sue: Pues yo ni he visto ni leído esa "Solaris" de la que habláis tú y Posodo. Quizá algún día la meta en la lista de lecturas pendientes, pero no ahora, que ya es bastante larguita.

Bueno, la duda de Prometeo ya está aclarada. Se me ocurrió mientras escribía esta tercera parte, cuando tuve que pensar en el nombre que debía aparecer en la proa de la nave y por el que estaba interesado David. Debía ser un nombre "terrestre". Entonces dije..., "Anda, ¿y si la llamo Prometeo, el que robó el fuego a los dioses, que me viene muy bien para la historia 2ª, el final de cuyo universo era precisamente que se apagaba?" Y entonces volví a esa historia e hice un pequeño cambio que muy bien intuistéis ambos.

Y en cuanto a lo de una nueva vida en un nuevo universo..., sí..., es bonito. Lástima que no sea posible ;-)

Guido: Y mientras ese nuevo universo del que hablaba con Sue no sea posible..., bien está la solución que propones: Canadá. Sin duda elijo Calgary frente a la Isla de Gongeland, donde encarcelan a las reporteras audaces... ;-)

S. Cid dijo...

Sue: Pues yo ni he visto ni leído esa "Solaris" de la que habláis tú y Posodo. Quizá algún día la meta en la lista de lecturas pendientes, pero no ahora, que ya es bastante larguita.

Bueno, la duda de Prometeo ya está aclarada. Se me ocurrió mientras escribía esta tercera parte, cuando tuve que pensar en el nombre que debía aparecer en la proa de la nave y por el que estaba interesado David. Debía ser un nombre "terrestre". Entonces dije..., "Anda, ¿y si la llamo Prometeo, el que robó el fuego a los dioses, que me viene muy bien para la historia 2ª, el final de cuyo universo era precisamente que se apagaba?" Y entonces volví a esa historia e hice un pequeño cambio que muy bien intuistéis ambos.

Y en cuanto a lo de una nueva vida en un nuevo universo..., sí..., es bonito. Lástima que no sea posible ;-)

Guido: Y mientras ese nuevo universo del que hablaba con Sue no sea posible..., bien está la solución que propones: Canadá. Sin duda elijo Calgary frente a la Isla de Gongeland, donde encarcelan a las reporteras audaces... ;-)

Sue dijo...

Casi prefiero Australia, por el clima, el mar y eso... aunque si Canadá significa Cicely, o un lugar similar, ningún problema.

Cid, a mi no me gustó Solaris, pero porque no estaba muy receptiva cuando la vi. Me han dicho que es un peliculón, que encierra mucha filosofía, que no es la típica peli de C. Ficción, etc, así que supongo que tendré que darle otra oportunidad. Pero como digo siempre: hoy no, otro día.
:)

Ana Laura dijo...

Pues es el broche de oro de la trilogía!!!!

La 'ilaz/ción' con las otras dos está perfecta, y termina con esperanza. ¿Qué más se puede pedir?

S. Cid dijo...

Ana Laura: Uf, sí, con esperanza. Las historias que acaban como la primera ("El arca de Noé") me dejan un mal rollo que me dura días, así que mejor acabarlas con un final feliz :-)

Gracias por leerme :-)))

Ana Laura dijo...

Fue un gusto, de alguna manera se me habían pasado estas historias, me alegro que me apuntaras a ellas. :)

S. Cid dijo...

Ana Laura: :-)

Belén 2013

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