jueves, 4 de noviembre de 2010

¡Cobarde!

¡Cobarde!

Ataqué sin piedad, adelantando los pies hacia su posición, y lo alcancé sin que sentimiento alguno de indulgencia asomara en mi ánimo. Escuché un gruñido de protesta en su garganta y advertí cómo procuraba apartarse para evitarme. Propósito inútil, pues el espacio era escaso  y, una vez tomadas las posiciones, resultaba difícil modificarlas en pos de una ubicación guarecida que lo amparara de mis acometidas.
–¡No huyas, cobarde! –le recriminé.

Lo oí rezongar entre dientes mientras con un movimiento de las piernas trataba de zafárseme de encima.
–¡Quita! –dijo al revolverse entre las sábanas–.  Tienes los pies fríos.

6 comentarios:

Ana Laura dijo...

Jajajajaja, genial, me ha encantado. Me recordó mis viejos tiempos de batallas... solo que el que tenía los pies fríos siempre era él.

Irónicamente, cuando empecé a dormir sola mis pies perdieron todo su calor... hasta que me compré una manta eléctrica (a la que bauticé Harrison Ford -"Harry" para los amigos). Ahora no solo duermo calentita y sin batallas, sino que comparto la cama con Harry todos los días... ¡ni Calista puede decir eso!

Carlos dijo...

Y siempre sois vosotras las que tenéis los pies fríos, y nosotros a aguantarnos.
¡No hay derecho!

Guido Finzi dijo...

Debe ser algo de la circulación o véte tú saber pero, invariablemente, las mujeres siempre tenéis las manos y los pies fríos.

Me gustó much este microrrelato. Muy bueno.

S. Cid dijo...

Bueno, bueno..., amigos, aquí no todo está claro: las opiniones son diversas:

-Ana dice que los pies fríos los tenía él.
-Carlos y Guido aseguran que los pies fríos los tienen ellas.

Por mor de la Igualdad (recuérdese que estamos en España) no me tengo más remedio que inclinar la balanza en favor de Ana, y así estamos empatados:
-S. Cid: los pies fríos los tienen ellos.

¡Viva la Igual-da!

Jajajajaja ;-)

José Manuel Guerrero C. dijo...

Hablando de cobardes ( y delincuentes traidores, mentirosos, diletantes, malvados, poderosos padrinos…):

RUBALCUERVO.

posodo dijo...

En pro de la igualdad habría que o calentar o enfriar. Con el sociocientífico criterio alfabético, calentar, salvo que queramos pasarnos de frenada y quedarnos ateridos de frío, pero para compensar, podríamos achicharrarnos de calor.
Lo que sea menos descansar y dormir o lo que se tercie.
Si es que ya no saben cómo cuidar de nosotros.
Y lo hacen todo por nuestro bien.
Y... mejor me callo.

Belén 2013

Belén 2011