viernes, 11 de febrero de 2011

Calle de la cabeza

Calle de la cabeza

Continuando con las curiosidades relativas a Madrid, encuentro (esta vez en uno de los Episodios Nacionales de Galdós, en concreto El Grande Oriente), una totalmente desconocida para mí y que tiene que ver con una calle de Madrid de la que tampoco había oído hablar en mi vida: la de la Cabeza. Dice así don Benito:

Vulgarmente se cree que en la calle de la Cabeza no ha pasado nunca nada digno de contarse. Por el contrario, es una calle trágica, quizás la más trágica de Madrid. La tradición que le da nombre, y que no carece de mérito  en lo que tiene de fantasía, es como sigue: vivía por aquellos barrios un cura medianamente rico. Su criado, por robarle, le asesinó, cortándole ferozmente la cabeza, y con todo el dinero que pudo encontrar huyó a Portugal. No fue posible descubrir al autor del crimen, y enterrado el clérigo, bien pronto su desastroso fin quedó olvidado. Pero el asesino, después de haberse dado muy buena vida en Portugal durante muchos años, volvió a Madrid hecho un caballero, aunque no tanto que olvidase su primitiva condición de criado. Solía ir él mismo al Rastro todas las mañanas a hacer su compra, y un día adquirió una cabeza de carnero. Llevábala bajo la capa, y como chorreaba mucha sangre, que iba dejando rastro en el suelo, fue detenido por un alguacil, que le mandó mostrar lo que oculto llevaba. ¡Horrible espectáculo! Al echar a un lado el embozo, el criado alargó en la derecha mano la cabeza del sacerdote a quien le diera muerte. 

¡Milagro, milagro! Éste fue el grito general. Confesó todo el asesino y le llevaron a la horca, acompañado de la cabeza del sacerdote que había sido de carnero, y cuya vista horrorizaba y edificaba juntamente al pueblo. Murió, según dicen, con grandísima devoción y arrepentido, y hasta que no entregó su alma a Dios, no recobró la testa del cura su primitiva forma carneril. Felipe III, que a la sazón nos gobernaba, mandó labrar en piedra una cabeza que se puso en la casa del crimen para memoria de aquel estupendo suceso.

Curioso, ¿eh?

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Enlaces relacionados, donde se puede encontrar información al respecto:

- La calle de la Cabeza (De Madrid al cielo).

11 comentarios:

posodo dijo...

Curiosa historia, y más curioso aún que haya pervivido su (parcial) memoria, porque en cualquier momento se le aplica alguna ley con la que se condene cualquier, incluso mero recuerdo, de un sincero arrepentimiento por un crimen cometido.
Lo que sí es una pena es cómo se pierden las referencias del nombre de las calles.
Gracias por evitarlo.
Un saludo.

Carlos dijo...

No sabía la historia de Madrid. Sí que conocía otra de mi ciudad, que me la contó un buen amigo hace poco. El resúmen puede ser éste:
http://wikanda.sevillapedia.es/wiki/Calle_Cabeza_del_Rey_Don_Pedro_(Sevilla)
Besos.

Sue dijo...

Conozco poco de Madrid, pero aspiro a conocer más cada día. De hecho me acaban de pasar un mail (que te he remitido) que me ha descubierto algún que otro secreto que no conocía de esta ciudad.
Además están los chicos y chicas de Carpetania, que son unos fabulosos guías de la ciudad. Te paso el enlace a su WEB por si algún día te apetece dar un paseo con ellos, que se lo saben todo, todo de Madrid.

unhttp://www.carpetaniamadrid.com/visitas.html

José Antonio del Pozo dijo...

Bonita historia que a alguno traería de cabeza y a otros de culo. saludos bloggeros

José Manuel Guerrero C. dijo...

Carlos, me has quitado la idea. ¿Eres sevillano, no?
Quiero añadir que si la cabeza de la calle de Madrid pertenece a un plebeyo arrepentido, la de Sevilla está coronada a la memoria de un Rey, y de los grandes. Nada menos que al gran Pedro I de Castilla, hijo de Alfonso XI el Justiciero y de María de Portugal.
¿He dicho algo?

Ay... Sevilla.

José Manuel Guerrero C. dijo...

Ah; lo que he publicado arriba, no he tenido que levantarme a mirarlo al google, me lo sabía de memoria.
Antes, y no soy muy viejo, en la EGB nos hacían memorizar algunas fechas. Sí, sí, ese sano ejercicio de memorizar algunos datos que para los parasicólogos/pedagogos es una verdadera tortura que no argamasa bien con la educación participativa armoniosa sin traumas que quieren vender estos pirados para nuestros hijos. Desgraciadamente, memorizar, es la única fórmula para aprender algo de provecho.

Vaya tostón que he soltado, quilla.

S. Cid dijo...

Posodo: Seguro que las calles de todas las ciudades están llenas de anécdotas, como ésta o como la que cuenta Carlos sobre Pedro el Cruel.

Carlos: Qué curiosa la historia y, sobre todo, qué caradura la del rey ;-)

Sue: ¡Qué bueno, qué bueno, qué buenísimo el enlace que me has mandado! La verdad es que no hacemos más que poner verde a Madrid, como si la pobre ciudad tuviera la culpa de algo, y, sin embargo, es una ciudad preciosa. Cuando me tomo una tarde para pasear por ella (sin que tenga que ir a ningún sitio en cocreto ni con prisas), me doy cuenta de lo bonita que es.

José Antonio: Y otros se preguntaría sobre esa parte del cuerpo: ¿Cabeza..., qué es eso?

Bate: Sí, Carlos es de Sevilla y olé.

Saludos, amigos.

José Manuel Guerrero C. dijo...

S.Cid, no es olé, es ole, y si queremos presumir de sevillanía, ele.

Paco Gómez Escribano dijo...

Molan estas historias. Un abrazo.

S. Cid dijo...

Bate: ¿Ele? ¿Como la de los novatos al volante? ;-)

Pues L, L, L, L... ;-)

Paco: A mí me entretienen, sí.

José Manuel Guerrero C. dijo...

Jijijijiji. Exacto. Jijijiji.
En serio, estimada ciudadana, podría desarrollar todo un estudio antropológico sobre tan alto y andaluz deje onomatopéyico.

Belén 2013

Belén 2011