Lecturas veraniegas I
De momento, un fiasco.
Un hotel en la Toscana, Imogen Edwards-Jones
Belinda se trasladó a la Toscana hace cinco años, después de sorprender a su marido en la cama con su vecina. Decidida a cambiar de vida, monta un hotel rural en un pueblecito toscano donde pronto se convierte en imprescindible. O eso cree ella hasta que aparece Lauren, una encantadora norteamericana que también monta un hotel. La competencia inicia la batalla, y la guerra estalla definitivamente cuando el hijo de Lauren se enamora de la hija de Belinda.
Decepcionante. Necesitaba una lectura desestresante y sin complicaciones, y me he encontrado con un aburrimiento mortal. La novela tiene sus puntos de humor y el personaje de Belinda que podría haberse hecho simpático no llega a conseguirlo. Únicamente al final, y sólo porque los lectores aburridos tienen su corazoncito, Belinda logra arrancarte un ramalacillo de afecto. He logrado acabar la novela sin resoplar demasiado porque la he ido leyendo entre terapia y terapia rehabilitadora, donde no había cosa mejor que hacer.
Walden, Henry David Thoureau
Una de las lecturas que tuve que hacer durante la carrera. Me gustó bastante entonces (y aún recuerdo que fue ahí donde aprendí la palabra pond). Ahora, sin embargo, me está costando digerirla. El libro está en modo lectura desde el pasado mayo o junio, no recuerdo, y ni aun imponiéndome la lectura de 10 páginas diarias (imposición con la que no cumplo) logro avanzar.
No está el momento para tanta filosofía. Mala elección por mi parte.
Moby Dick, Herman Melville
Otra de las lecturas en inglés para el verano. Ésta en concreto forma parte, junto a To the lighthouse, de Virginia Woolf, y Heart of darkness, de Conrad, de la trilogía de los horrores a la que hube de enfrentarme como estudiante y cuyo recuerdo aún me produce temblores (como muestra un botón: sólo he estampado dos libros contra el armario de mi habitación en toda mi vida. Uno fue un libro de cálculo de COU y el otro, To the lighthouse. Debería avergonzarme por ello, pero sólo yo sé la cantidad de frustración que ambas lecturas me causaron. Heart of darkness se libró por un pelo).
A Moby Dick le he dado una segunda oportunidad y esta vez parece que me está entrando mejor... (quizá es que mi inglés ha mejorado desde entonces y la cosa va más fluida), pero aun así la narración se me hace demasiado pesada. Sólo llevo ciento y pico páginas, quizá a medida que avance la cosa se haga un poco más ligera. No pierdo la esperanza de que Melville logre conquistarme, por fin.
Seguiremos con más lecturas desafortunadas otro día.