No, you can’t
No, Mr. Obama, you can’t talk about what you DON’T know. Y por esta razón debería usted abstenerse de proclamar discursitos como el del otro día, en el que dio bombo a una idílica Al-Andalus que nunca existió.
“El Islam tiene una orgullosa tradición de tolerancia. Lo vemos en la historia de Andalucía y Córdoba durante la Inquisición”, escribió para usted un tal Ben Rhodes, un hombre que estudió “Escritura de ficción” en la Universidad de Manhattan y que hace gala de una ignorancia supina al no saber que Córdoba está en Andalucía, por lo que esa estructura copulativa: “Andalucía y Córdoba” es incorrecta.
También es inexacta la mezcla de churras y merinas que realiza su asesor cuando fusiona, con un atrevimiento intelectual que sobrepasa el insulto, Al-Andalus con la Inquisición. En primer lugar, ¿qué Inquisición? ¿La que se crea en Francia en 1230 para reprimir a los cátaros? ¿La de Alemania, la de Polonia, la de Dinamarca, la de Reino Unido… o la de su propio país? ¿O es que en Estados Unidos… no han ido alguna vez a la caza de brujas? No, por supuesto, su asesor se refería a la Inquisición Española, esa que el mundo protestante ha ponderado, con injuriosa generosidad, a fin de desacreditar a la Iglesia Católica (infamante objetivo que cualquier persona discretamente culta conoce). Resulta, pues, grosero e ignominioso que alguien supuestamente tan íntegro como usted eche mano de tal falacia. ¿O será que usted no es más que un consumado analfabeto, incapaz de detectar tamaño error en el discursito que su iletrado asesor le preparó? Por otra parte, ¿sabe usted o su asesor contar con los dedos? ¿No se ha percatado ninguno de los dos del formidable error cronológico que han cometido? ¡Medio milenio! Sí, sí…, ¡¡¡medio milenio hacía que el califato de Córdoba había desaparecido cuando se crea la Inquisición Española!!!
En cuanto a la tolerancia del Islam…, ¿se refiere usted a la que obligó al exilio de Maimónides o del propio Averroes, cuyos libros se quemaban en la idílica Al-Andalus? ¿A la que acabó en el martirio de San Eulogio? ¿O quizá hace usted referencia a la tolerancia con la que el Islam permitía a judíos y cristianos practicar su religión en privado, con la prohibición expresa, bajo pena de muerte, de hacer proselitismo y, por supuesto, todo ello a cambio de pagar un impuesto que los musulmanes no habían de abonar? ¿A cuál de ellas se refiere el Excelentísimo (¿es este su tratamiento?) Presidente de los Estados Unidos de América?
No siento en absoluto, aunque sé de sobra que cometo pecado capital para la progresía mundial, y en especial para la española, estar en desacuerdo con usted, señor Obama, porque gracias a que los Reyes Católicos (perdóneme Su Excelencia que utilice ese ofensivo adjetivo, pero así pasaron a la Historia) expulsaron definitivamente al Islam en 1492, dándole una patada en el trasero a Boabdil, pudo mi país tener Renacimiento e Ilustración (cuánta, por otra parte, necesitaríamos ahora –usted el primero, por cierto).
Durante la infeliz era Bush junior, calzaron a su compatriota y precedente en el puesto con adjetivos de todo tipo y ninguno bonito, al menos en mi país, tan declaradamente anti-yankee hasta que, por obra y gracia del señor Zapatero y sus secuaces mediáticos, Yankeelandia se convirtió en el país de Obama y las maravillas. En el lapso de 5 meses escasos, sin embargo, usted ha demostrado que es al menos, si no más, inculto que su predecesor, sólo que a usted se lo disculpan los cretinos medios de comunicación. Yo no se lo perdono: si en el periodo de aquél se abusó de la expresión neocon para denostar una manera de pensar y gobernar; en este que vivimos, con usted a la cabeza del mundo, no queda otra, visto lo que ha demostrado hasta el momento, que acuñar el término de neoacomplejado, que Su Excelencia (insisto, ¿es éste el tratamiento que debo darle?) ostenta graciosamente sobre su indocta cabeza, señor Barak Husein Obama.
Coda (en prosa): Siento una gran admiración por los Estados Unidos, hasta ahora el único país (quizá junto a la pérfida Albión y el pobre denostado Israel) que no se acomplejaba de ser lo que es. No lo estropeen, por favor.
No, Mr. Obama, you can’t talk about what you DON’T know. Y por esta razón debería usted abstenerse de proclamar discursitos como el del otro día, en el que dio bombo a una idílica Al-Andalus que nunca existió.
“El Islam tiene una orgullosa tradición de tolerancia. Lo vemos en la historia de Andalucía y Córdoba durante la Inquisición”, escribió para usted un tal Ben Rhodes, un hombre que estudió “Escritura de ficción” en la Universidad de Manhattan y que hace gala de una ignorancia supina al no saber que Córdoba está en Andalucía, por lo que esa estructura copulativa: “Andalucía y Córdoba” es incorrecta.
También es inexacta la mezcla de churras y merinas que realiza su asesor cuando fusiona, con un atrevimiento intelectual que sobrepasa el insulto, Al-Andalus con la Inquisición. En primer lugar, ¿qué Inquisición? ¿La que se crea en Francia en 1230 para reprimir a los cátaros? ¿La de Alemania, la de Polonia, la de Dinamarca, la de Reino Unido… o la de su propio país? ¿O es que en Estados Unidos… no han ido alguna vez a la caza de brujas? No, por supuesto, su asesor se refería a la Inquisición Española, esa que el mundo protestante ha ponderado, con injuriosa generosidad, a fin de desacreditar a la Iglesia Católica (infamante objetivo que cualquier persona discretamente culta conoce). Resulta, pues, grosero e ignominioso que alguien supuestamente tan íntegro como usted eche mano de tal falacia. ¿O será que usted no es más que un consumado analfabeto, incapaz de detectar tamaño error en el discursito que su iletrado asesor le preparó? Por otra parte, ¿sabe usted o su asesor contar con los dedos? ¿No se ha percatado ninguno de los dos del formidable error cronológico que han cometido? ¡Medio milenio! Sí, sí…, ¡¡¡medio milenio hacía que el califato de Córdoba había desaparecido cuando se crea la Inquisición Española!!!
En cuanto a la tolerancia del Islam…, ¿se refiere usted a la que obligó al exilio de Maimónides o del propio Averroes, cuyos libros se quemaban en la idílica Al-Andalus? ¿A la que acabó en el martirio de San Eulogio? ¿O quizá hace usted referencia a la tolerancia con la que el Islam permitía a judíos y cristianos practicar su religión en privado, con la prohibición expresa, bajo pena de muerte, de hacer proselitismo y, por supuesto, todo ello a cambio de pagar un impuesto que los musulmanes no habían de abonar? ¿A cuál de ellas se refiere el Excelentísimo (¿es este su tratamiento?) Presidente de los Estados Unidos de América?
No siento en absoluto, aunque sé de sobra que cometo pecado capital para la progresía mundial, y en especial para la española, estar en desacuerdo con usted, señor Obama, porque gracias a que los Reyes Católicos (perdóneme Su Excelencia que utilice ese ofensivo adjetivo, pero así pasaron a la Historia) expulsaron definitivamente al Islam en 1492, dándole una patada en el trasero a Boabdil, pudo mi país tener Renacimiento e Ilustración (cuánta, por otra parte, necesitaríamos ahora –usted el primero, por cierto).
Durante la infeliz era Bush junior, calzaron a su compatriota y precedente en el puesto con adjetivos de todo tipo y ninguno bonito, al menos en mi país, tan declaradamente anti-yankee hasta que, por obra y gracia del señor Zapatero y sus secuaces mediáticos, Yankeelandia se convirtió en el país de Obama y las maravillas. En el lapso de 5 meses escasos, sin embargo, usted ha demostrado que es al menos, si no más, inculto que su predecesor, sólo que a usted se lo disculpan los cretinos medios de comunicación. Yo no se lo perdono: si en el periodo de aquél se abusó de la expresión neocon para denostar una manera de pensar y gobernar; en este que vivimos, con usted a la cabeza del mundo, no queda otra, visto lo que ha demostrado hasta el momento, que acuñar el término de neoacomplejado, que Su Excelencia (insisto, ¿es éste el tratamiento que debo darle?) ostenta graciosamente sobre su indocta cabeza, señor Barak Husein Obama.
Coda (en prosa): Siento una gran admiración por los Estados Unidos, hasta ahora el único país (quizá junto a la pérfida Albión y el pobre denostado Israel) que no se acomplejaba de ser lo que es. No lo estropeen, por favor.
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