jueves, 11 de junio de 2009

Vampi-blog

Vampi-blog

¡Qué nombre tan ridículo!, pero, en realidad, así debería haber llamado a esta bitácora que me está chupando la sangre desde que la abrí y se ha interpuesto entre el resto de mis proyectos y yo. Esta hidrópica pasión ha desvelado mis noches y, cual Saturno, engulle todo mi tiempo y me absorbe la mente hasta límites que no llegué a sospechar. Supongo que será la fascinación que siempre excita la novedad lo que me seduce tanto (vamos, que estoy como un niño con zapatos nuevos), pero me tiene totalmente esclava de su ser desde que lo comencé.

Hace dos semanas que dejé colgados, en espera que seguro suponían breve, mis otros quehaceres vocacionales –que no mis obligaciones laborales– y ya me reconcome el abandono en el que los tengo. En especial, el conato de novela (venga…, reíd, reíd, malditos) que estoy intentando pergeñar. Dos semanas ha (¡cuán bello me expreso!) que no la toco y sólo el pensarlo (no digo ya el escribirlo) me hace subir los colores a la cara. Lo peor es que, si retraso mucho más tiempo mi vuelta a ella, me costará un mundo retomar el hilo.

Hace tiempo, pues, que no hago sino garabatear palabras con las que engorda este blog. Hace dos semanas que no toco mi atisbo de novela. Hace días que no voy a nadar. Y hace un mes que mi ritmo de lectura se ha ralentizado tanto que parezco un caracol… ¡Y todo por ti, blog absorbente!

¡Ay, mísera de mí, /cuán infelice me siento! /y, sin alcanzar los cielos, /vivo sin vivir de ti, blog inhumano, /y muero de remordimiento!

¡Toma ensalada mixta!

Saludos y hasta la próxima.

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