domingo, 16 de mayo de 2010

El efecto Clock-y

El efecto Clock-y

Éste es Clocky, mi reloj de cocina, y he descubierto con gran asombro que también a él le afecta la fuerza de la gravedad. No me diga que se me han aflojado los tornillos, oiga, que le estoy contando una verdad comprobada experimentalmente.

El hallazgo científico que revolucionará conocimiento y método, y sin duda interesará a la misma NASA, tuvo lugar hace unos días gracias a mis grandes dotes de observación, tan penetrantes al menos como las del propio Fleming, cuando advertí que Clocky atrasaba.

Pensé, primero, que el retardo se debía al chorreo eléctrico con que la pila debía de despilfarrar su energía a costa de mi presupuesto, pues no a otra explicación que el derroche podía deberse que ya anduviera la pila gastada, visto los pocos meses que llevaba currando. Escamada por existencia tan sucinta, sospeché entonces que la pila era inocente del frenesí chispeante que le atribuía y sopesé la idea de que las agujas rozaran entre sí, en una especie de frote libidinoso que estuviera interfiriendo en su misión horaria. Estudié el asunto desde variados ángulos y no hallé ninguna actitud reprobable entre las castas agujas, tan injustamente calumniadas por mi natural desconfiado.

Entonces me detuve… y pensé, naturalmente. Le di vueltas al reloj, lo miré, lo remiré, lo estudié, lo examiné… y acabé por dejarlo tumbado sobre el frutero, que a la sazón se encontraba vacío. A la vuelta, y es aquí donde entran en juego mis penetrantes dotes de observación, reparé, atónita, en que el reloj avanzaba por la dimensión temporal a la sorprendente velocidad de un segundo por segundo. “Hummmm –me dije en el francés del laboratorio ginebrino donde aceleran particulas–, ce n’est pas posible!”. Y entonces reflexioné de nuevo.

No he de ocultar a la posteridad que durante un instante gravitó sobre mí la más profunda perplejidad, pero, animada por mi natural optimista y sin sentir abatimiento alguno porque el razonamiento no llegara a una respuesta que satisficiera mi curiosidad, me despaché a gusto con el método experimental que me mostró lo que sigue:

· Nota primera: Reloj en posición vertical. Una vez colgado el reloj de la alcayata, el segundero avanza con desparpajo de en punto a y media sin mostrar ningún síntoma de fatiga ni demora.

· Nota segunda: Reloj en posición vertical. De y media a menos veinte, el segundero manifiesta cierta dilación en su avance.

· Nota tercera: Reloj en posición vertical. Evidente esfuerzo para alcanzar menos cuarto.

· Nota cuarta: Reloj en posición vertical. Detención total a y cuarenta y siete. El segundero intenta un movimiento de avance sin conseguirlo.

· Nota quinta: Reloj en posición horizontal. La velocidad de crucero se alcanza sin dificultad. El segundero logra las en punto e inicia de nuevo el descenso hacia y media.

· Nota sexta: Reloj en posición horizontal. Ascenso por el tramo izquierdo del reloj a velocidad sostenida durante toda la marcha y éxito total en el objetivo propuesto: llegada a en punto exactamente treinta segundos después de la partida de y media.

· Nota final: Conclusión. El tiempo se ve evidentemente influido por la fuerza de la gravedad. Sería interesante plantear el estudio de la influencia gravitatoria de nuestra galaxia sobre la duración del día terrestre, sin embargo, estimo más apropiado utilizar los escasos fondos disponibles para investigar cómo transcurre el paso del tiempo según nos encontremos de pie o tumbados. Einstein caminó por el tortuoso sendero de la Relatividad para mostrar que el tiempo es relativo. Nosotros, como buenos españoles, planteamos un método más… casero y por supuesto barato: si quiere vivir más tiempo que su gemelo, no se marche al espacio a viajar a la velocidad de la luz. Déjese de zarandajas relativistas y, simplemente, póngase en pie.

11 comentarios:

José Manuel Guerrero C. dijo...

Mira que reloj más monísimo de la muerte he visto para tú cocina. Si te gusta, te lo regalo, que sé donde se pueden comprar.

Kerícolo dijo...

Hola, querida mía...mmmm Has de saber que el mundo de los relojes es oscuro y misterioso. Los relojes son caprichosos y pueden dar muchas historias para contar...yo tengo varias, pero te contaré la historia del reloj de cocina de mi abuela, era rojo y dorado y estaba colocado encima de la puerta que daba al tendedero, siempre funcionó puntual, certero, seguro y tranquilo...pero un año mis abuelos se lo llevaron de veraneo...y desde entonces aquel reloj se negó a seguir funcionando en la casa de Ferrol, se enamoró perdidamente de los aires de Valdoviño, y desde entonces, cada fin de verano mis abuelos se lo traían a Ferrol y el reloj se paraba para no volver a funcionar, y tenía pilas¡¡ cargaditas¡¡ nuevas de paquete¡¡ y mi abuelo lo llevaba a Valdoviño y de nuevo funcionaba perfectamente, puntual¡¡ Finalmente después de mucho batallar con el reloj, decidimos que se quedaba en Valdoviño y tuvimos que buscarle un sustituto en Ferrol...¿qué me dices? Son misteriosos o no los relojes. Un besazo

Carlos González dijo...

Vaya tela, enhorabuena por el descubrimiento. Casi me has dado una idea para el argumento de una novela policíaca en donde el crimen se resuelve porque el reloj no se encuentra a gusto en posición vertical y atrasa la hora en que el asesino mató a la víctimas proporcionándole una coartada. Lo pensaré. Saludos.

Carlos dijo...

Y eso que es un reloj de pared... Vaya chasco.
Por eso siempre llegaba tarde, porque retrasaba el reloj de pared de mi habitación. Buen descubrimiento.
Besos.

Anónimo dijo...

Increíble... pero lógico.

José Manuel Guerrero C. dijo...

Señor Anónimo, es usted el mismo Anónimo que escribío esto:

Anónimo dijo...

holaaaaaaaaaaaaa
7 de mayo de 2010 18:01

Guido Finzi dijo...

Hay algo inquietante en los relojes; cierta metafísica que nos supera.
Fuera de esto, me gusta éste que nos presentas (últimamente no hago más que ver esos que venden en Praga a todas las casas a las que voy invitado).

Un saludo

Sue dijo...

A mi me aterra el paso del tiempo y por eso no uso reloj. Hala, ya lo he dicho.
De vez en cuando me pongo uno de Mandarina Duck, pero solo porque es un regalo muy especial y es un reloj atípico (vamos , que no lo entiendo).

Cid, siento no poder ayudarte más en esto.

José Manuel Guerrero C. dijo...

A mi comentario de las 18.01 le falta un par de signos de interrogación. ;-). Sería:

¿Señor Anónimo, es usted el mismo Anónimo que escribío esto? ,,etc,,

Anónimo dijo...

Comentando, el Anónimo de "Increíble... pero lógico.": ¡Jajaja! Siento decirte bate que no escribí un "holaaaaaaaaaaaaa" el 7 de mayo de 2010 a las 18:01.

S. Cid dijo...

Bate: Es verdad que es monísimo de la muerte, pero prefiero el mío..., aunque atrase (que ya no atrasa porque le cambié la pila) ;-)

Kericolo: ¡Qué bien verte por aquí! Y, sí, sí que son misteriosos los relojes... y la historia del tuyo da qué pensar... Mira, a lo mejor se podía escribir una historia y todo... Hummm, lo pensaré... ;-)

Carlos González: Pues mira, me alegro... Kericolo me la da a mí, yo te la doy a ti... A ver si te sacas de la manga un buen asesinato que ni Poirot pueda descubrir... ;-)

Carlos: ¿Seguro que era por eso por lo que llegabas tarde...? Anda, pillín, lo que ocurre es que te pillaba la hora todavía acicalándote... ;-) jejeje

Anónimo: Sí..., era lógico. Tanto estudiar para esto... Si es que los españoles y la ciencia no nos llevamos bien. ;-)

Guido: ¿Y cuáles son esos relojes que venden en Praga? Éste me lo compré en cuanto lo vi... Me gustó mucho, pero no veas cómo chupa pila... Menos mal que me las compro de esas recargables :-)

Sue: A mí también me da yuyu ver correr los segundos. Por eso yo tampoco uso reloj. Antes sí lo llevaba, pero en cuanto llegaba a casa me lo quitaba. Ahora ya ni eso. Mi vida se rige por los timbres de campana en el colegio. Fuera de ahí..., el tiempo no existe.

Bate y Sr. Anónimo: Prefiero no inmiscuirme en su charla ;-) jejeje

Miguel: Jajajaja, ¿ninguno interesante? Ya será menos, que luego te sacas cada cosa del magín, de esas que llevas a tu blog, que nos hacen reír mucho :-)

Saludos, amigos.

S. Cid

Belén 2013

Belén 2011