Un impulso criminal, P. D. James
Adam Dalgliesh debe investigar el asesinato de la señorita Bolam, la antipática administradora de la clínica Steen, un selecto centro psiquiátrico donde ingresan pacientes adinerados que valoran en igual medida la atención médica y la discreción. Entre los empleados y pacientes de la entidad reina una desconfianza generada por chantajes y secretos, y se esconde también un asesino.
Segunda novela del superintendente y poeta Adam Dalgliesh, interesante, bien construida, extraordinariamente bien narrada y con un final en el que, de nuevo, P. D. James se queda con el personal.
Hace poco que conozco a esta autora y es muy poco lo que, de hecho, he leído de ella. Sin embargo, ese poco basta. ¡Me gusta mucho P. D. James, sus historias y su detective Adam Dalgliesh! Un hombre con un pasado, con un presente y con sueños de futuro. Y es que, según he leído por ahí a los entendidos, en una novela policíaca nunca debe estar mezclado ningún otro asunto que no sea la trama detectivesca y, por supuesto, el amor no debe ni asomar la nariz. Pues bien, nuestro Adam Dalgliesh nos va contando su historia pasada: es viudo, y sus anhelos: está enamorado (o al menos le gusta) de Deborah Riscoe. ¡Lástima que sea la hija de...! Ah, no, eso me lo tengo que callar. Todo lo cual me da un empujoncito anímico para continuar mis historias del Atrápame tal y como las había concebido. Claro que, tampoco lo necesitaba, la verdad: me importan un bledo las ideas y opiniones de los entendidos.
Pero, y volviendo a P. D. James, me gusta tanto, pero tanto, tanto cómo escribe... Hace poco hablaba con Dama de ella y nuestra querida Panterita me decía que su prosa tiene una sintaxis muy británica. Tendré que leerla algún día en inglés, a ver qué tal; pero, desde luego, en español suena extraordinariamente bien. Son novelas con una prosa tan bien armada, que sólo por eso ya las leería con gusto. La redacción tipo best-seller (lo que entendemos por tal, quiero decir), con sus frases cortas y simples, sin complicaciones sintácticas ni aparente preocupación por alcanzar la belleza en la composición, está bien para un rato. Pero para disfrutar de la lectura desde el trazo inicial de la primera letra hasta el punto final, necesito algo como lo que P. D. James me da.
Me encanta su forma de escribir, señora James.
Una lectora agradecida.
3 comentarios:
S. Cid: Estoy de acuerdo contigo y no.
Me gusta P. D. James desde hace años pero no la sigo con la fidelidad que debiera.
La "simpleza" en la redacción puede ser resultado de una gran depuración; creo que es de Santiago Posteguillo de quien dicen que escribe de un modo que parece simple pero es debido al gran trabajo que hay detrás. Él mismo dice que intenta hacerlo sencillo al lector para atraparlo y una de sus consignas, que dijo -en no me acuerdo qué presentación, suya o de otro- es que los capítulos deben ser cortos para no cansar al lector y que éste vea una meta asumible, acabar el capítulo, en el poco o mucho tiempo que le pueda dedicar diariamente a la lectura.
Por cierto, hoy hay Liturgia Literaria con Vicente Marco Aguilar. Como sé que harás huelga en esto ya iré yo a tomar notas.
Un saludo ;-)
¡A mí también me gusta mucho esta autora!
Caraguevo: Seguramente escribir sencillo y bonito tiene su dificultad. No lo niego. Y tampoco es que una prosa sencilla sea algo criticable. Lo que quiero decir es que no me importa que la redacción sea un poco menos simple si se alcanza un grado de belleza que me resulte sugerente y atractivo. Cuando leo, necesito algo más que una simple transcrición del habla oral cotidiana. Un rato de esa lectura no está mal. Un libro tras otro... me adormila el cerebro. Es como estar oyendo hablar, en vez de estar leyendo.
MGae: Y a mí, y a mí :-))
Publicar un comentario