lunes, 29 de junio de 2009

Purgatorius

Purgatorius

Purgatorius es el nombre que se da al primer primate fósil conocido y lo recibe por el lugar donde fue encontrado…

Bonita introducción a mi artículo de hoy que, sin embargo, no trata de este pequeño mamífero placentario. Lo traigo a colación debido a su nombre, que me viene muy bien para, con un tirabuzón léxico, dar un salto y plantarme en la palabra purgatorio. Pero, no…, no es que mi ánimo albergue hoy ninguna emoción luctuosa que vaya a llevarnos hasta el lugar donde se purifican las almas en espera de alcanzar la gloria. El purgatorio del que quiero hablar es el de los blogs cuyo aliento ha dejado de animarlos (bella metáfora que se me acaba de ocurrir).

Y es que la Red es una entidad viva, sin lugar a dudas: se modifica a cada milésima de segundo, avanza, a veces retrocede, crece constantemente y… en ocasiones mengua. Sí, disminuye cada vez que fallece un blog o fenece una web. Porque estos… mueren, por supuesto. Con frecuencia el azar o la búsqueda dirigida nos llevan a enlaces que ya no existen. Unas veces los encontramos vacíos; otras, con una pequeña despedida de su creador y, en ocasiones…, simplemente vemos una entrada escrita hace meses y allí abandonada. Es el caso de un blog con el que me topé hace tiempo. No es una bitácora especial que merezca ser recomendada necesariamente. Probablemente, si lo hiciera, la mayoría de los visitantes dirigidos hasta allí por mi recomendación se sentirían defraudados. No obstante, a mí me atrae muchísimo. Aparentemente es un blog como tantos otros y, sin embargo, en él respiro una melancolía que me cautiva. Muchas veces, desde que lo descubrí, me he preguntado quién está detrás de esas letras que releo una y otra vez sin cansarme. Y digo releo porque su última entrada data del 10 de abril y, desde entonces, nada nuevo ha ofrecido al lector que pasea por sus páginas. Suelo visitarlo un par de veces por semana con la esperanza de que su autora le haya dado nueva vida, pero mis intentos han sido baldíos: es un blog muerto que no se ha despedido del mundo, una nave espacial que vaga sola por el vacío del espacio interestelar y con la cual un día me topé.

Afortunadamente, aquí estamos vivos y seguimos en nuestro segundo mes de vida, con ganas de llenar páginas y páginas. Y aun si algún día fenecemos, por aburrimiento o apatía, seguiremos ofreciendo estas letras a todo aquel nuevo lector que pase por aquí. Es lo bueno de la escritura: que permanece, como esa última entrada del 10 de abril.

3 comentarios:

Carlos Paredes Leví dijo...

Lo primero que se me pasó por la cabeza, es que era el nombre de un gladiador.

Carlos Paredes Leví dijo...

Ah, por cierto, no me convenció La Novia de Matisse pero sí su teatral muerte, los cuadros de Anglada Camarassa y el vino argentino Navarro-Correas (hace unos días abrí una botella).

S. Cid dijo...

Joooooooooooooooooooooo, aún no había llegado al final de la novela... Bueno, bueno..., pero sabía que moría :-)

Belén 2013

Belén 2011