Atracón de helado de chocolate
Sí, más o menos lo mismo: corregir un texto es como darse un atracón de helado de chocolate. Cucharada tras cucharada, una deja de percibir el sabor dulce y acaba por sentir sólo el frío del helado en el paladar.
El bote de helado va disminuyendo poco a poco, pero muy poco a poco. Tan poco a poco.., de hecho. Una lo mira con desgana, harta ya de tragar, y lo ve aún tan lleno que en un arrebato piensa en tirarlo por la ventana y que le aproveche a quien le caiga encima. Sin embargo, el movimiento de la mano parece automático: con la cuchara bien agarrada, del bote a la boca y vuelta a empezar. Una y otra vez, la cuchara viene y va. Para entonces, la lengua hace ya rato que se ha insensibilizado y los dientes rechinan de frío, y los labios intentan darles calor, y la cuchara vuelve. Y el bote sigue a la mitad.
Ya no se percibe el sabor, ya casi ni se siente el frío. Sólo se quiere acabar.
Peeeeero, si se es persistente, el final acaba por llegar. Y una sonríe al fin, temerosa de que los labios se le quiebren, como si, después de haberlos untado con hidrógeno líquido, en un despiste fuera una y se los mordiera. Y, pese a la sonrisa, es tan intenso el cansancio y tan largo el zigzag mental, que se arroja el bote a la basura, con la promesa solemne de que nunca, ¡jamás!, volverá a ocurrir.
Ay..., es tan corto el amor y tan largo el olvido. Pero al final se olvida, sí, ¡vaya si se olvida! La carne es débil...y tan intenso el amor.
Y qué dulce sabe el cucurucho con esas dos enormes bolas de helado meses después. ¡Qué dulce!
Queda menos de la mitad y empieza a verse la palabra fin en el fondo del bote. Abro el ojo cada mañana a las cinco y me esfuerzo por volver a dormir, para que corra el tiempo, para que vuele, para que amanezca ya y pueda levantarme sin tener que preguntarme si estoy loca o qué. Y al fin llega ese momento en que puedo volver a ello y, con un café bien cargardito delante, se hinca de nuevo la cuchara en el texto. Y la mente ignora el zigzag que le corre por dentro a cuenta de tanta lectura, relectura y tanta indecisión: que si suena mejor esto, que si esto suena mejor.
¡Qué ganas de que pase el tiempo, qué ganas de que llegue el olvido! y pueda tomar mi cucurucho, y degustar de nuevo el grato sabor del texto. Sin dudas sobre si esto o aquello, sin prestar atención a la puntuación. Sólo leer, todo seguidito y complacerme en los aciertos, que con los errores ya se luchó. Y entonces, a degustar las frases memorables y los párrafos inolvidables que te vuelven del revés el corazón. Porque, a veces, incluso yo encuentro dentro una pizca de talento.
¡Srulup! ¿Un poco de helado?
7 comentarios:
Sí, por favor, dos bolitas de chocolate, pero en cucurucho... quiero volver a sentir ese frío-pasión de nuevo y querer... ¿olvidar? no lo sé... me parece que necesitaría un poco más...
;-)
A mí, si es tan amable, póngame un párrafo...
;-)
Cuarto y mitad de DINa3, espolvoreado con virutas, por favor...
Pantera: Pero a ver si el chocolate ayuda... Ahí van un par de bolas con caramelo por encima ;-)
Señor Lobo y doña Arquera: ¿Les vale un trocito de diálogo?
–No tienes hijos, ¿verdad, Herbert? –fue su respuesta a mi muda pregunta.
Negué con la cabeza sin quitarle por ello la vista de encima. El joven me estaba resultando interesante; y la deriva de la conversación, también.
–Entonces quizá te sea difícil imaginar que las relaciones entre padres e hijos no siempre son fluidas y amistosas, aunque estoy seguro de que a tu fino olfato policíaco no se le ha escapado que mi padre y yo no hemos cruzado una sola palabra durante toda la cena.
–Sería un detalle por tu parte –intervino Geoffrey– que le evitaras a nuestro invitado las rabietas infantiles a que nos tienes acostumbrados. Si no aprecias tu propia dignidad, honra al menos la mía.
Saludos, amigos.
Da la impresión de que estás enseñando un manjar a quienes acabas de poner a dieta, ¿no?
Tengo un problema con tu metáfora... Me temo que nunca he mirado "con desgana" un helado...
¡Je, je, je...!
¡Ánimo! Que, con perseverancia, "el que la sigue, la consigue"...
Saludos.
Posodo: Sí, lo sé, y eso que no elegí la foto con el helado más apetetiso ;-)
MGae: ¿Pero un kilo de helado...? Ahí reside la lección de mi metáfora :-p
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