La atroz muerte por envenenamiento de una enfermera pone en jaque a un hospital. ¿Ha sido un accidente, una negligencia? ¿O acaso un crimen? Pero se produce una segunda muerte en condiciones similares, y la situación hace inexcusable una investigación policial a fondo. El caso recae en el superintendente Dalgliesh, que se adentra en los entresijos del hospital, aparentemente modélico. Sin embargo, la siniestra sombra de un lejano crimen merodea por sus pasillos.
He tardado dos meses en leer Mortaja para un ruiseñor, pero no porque no me haya gustado: uno de esos dos meses lo he pasado sin leer por razones que no vienen al caso. A lo largo del otro mes he ido haciendo una lectura pausada y he tomado muchas notas. Sin embargo, que la lectura de la novela me haya llevado un tiempo tan largo me ha confundido bastante (espero que con las notas que he tomado pueda recomponerla en la memoria).
La mejor parte ha sido la de este fin de semana pasado: me leí las últimas 100 páginas y recuperé el gusto por leer sobre crímenes. Además, P. D. James logró quedarse conmigo una vez más al final. Genial resolución del caso. Esta mujer es admirable a la hora de retorcer de forma magistral las cosas... y que luego todo cuadre.
Una vez más, por otra parte, la novela tiene una parte que va más allá del mero crimen y la investigación por asesinato. Además del retrato de cada uno de los personajes, con sus virtudes y miserias, sus deseos, sus personalidades y caracteres tan complejos y humanos, Dalgliesh se nos presenta como algo más que un simple detective que pone su inteligencia al servicio de la resolución de un crimen. Es un hombre, y P. D. James lo conduce por los caminos que todos recorremos en nuestras vidas, más allá de nuestra faceta profesional.
Me ha encantado cómo la escritora lanza el anzuelo al lector, excitando en él sus emociones románticas que, desafortunadamente, no se ven premiadas al final. Habrá que esperar.
1 comentario:
Yo me la leí sin tanto estudio... ;-) así que no puedo hablar desde un punto de vista tan técnico como el tuyo, pero me gusta la atmósfera que suele crear esta autora.
Un abrazo.
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