Rebelión cívica
En esta mañana dominical, lluviosa y desapacible para los que andan fuera de casa, que para los que estamos en ella no deja de ser sumamente tranquila, mansa y agradable, tengo tiempo para sentarme con mi estupor mientras le echo un vistazo al periódico. Durante su lectura, encuentro letras que conforman pensamientos asombrosos sobre los que podría hablar largo y tendido. Y, sin embargo, se detiene mi pasmo, esta mañana dominical y lluviosa, en las declaraciones salivadas por un tal Ramón Bagó, empresario catalán, ex alcalde de Calella (dice el periódico que paradójicamente gracias a los populares) y presidente del grupo turístico Serhs. El adverbio "paradójicamente" de la frase que he he escrito en cursiva, por ser cita exacta del periódico, en esos paréntesis, se entiende a la perfección cuando se añade la información de que el tal Bagó considera que este partido es el culpable de los males que tiene Cataluña y se animó a decir en público que "habría que matarlos a todos".
Después del Editorial conjunto publicado hace unos días por 12 periódicos catalanes sostenidos con las subvenciones -obtenidas, como no podía ser de otra forma, de nuestros impuestos- mediante las cuales los políticos pagan favores; después de haber escuchado y leído de todo durante estos días, incluida una exhortación de Ussía al conde de Godó para que renuncie al título -qué pena no oírle otra simultánea dirigida a la Corona para que se lo retire- y, sobre todo, tras haber tenido que digerir las palabras, no recuerdo ahora si de los políticos o los periodistas -al fin son lo mismo- catalanes sobre una posible rebelión cívica si el Tribunal Constitucional no acata la extorsión nacionalista; en esta mañana dominical, lluviosa y tan mansa, no puedo sino pensar en mi propia rebelión cívica.
Al fin y al cabo, mal que les pese a algunos, también yo soy ciudadana, a pesar de mi nacionalidad española -y quizá vengan a cuento aquí las palabras que Clarín recita en su Regenta: porque es la patria, al que dichoso fuere, de donde se nace, no; de donde se quiere-, pues yo, decía, como española -por nacimiento y por deseo- dotada de ciudadanía -que nadie me puede negar ni quitar- y, puesto que nací ser humano, equipada con el libre albedrío con el que llega al mundo todo ser de esta especie, declaro que también a mí me da el gusto de comenzar mi propia rebelión cívica y, por tal razón, desde este preciso instante, no volverá a entrar en mi casa producto catalán alguno. Empezando por los viajes que pueda ofrecer el grupo turístico Serhs, del que un tal Ramón Bagó, que escupe palabras aversas y antipatías, es presidente.
3 comentarios:
En Extremadura se está empezando hacer un vino blanco espumoso, excelente, que de aqui a poco, se comerá -mejor dicho, beberá- al dichoso cava. Estuve hace unos años por un negocio en Sant Sadourní de como se llame, y el ambiente que palpé en los bares del pueblo, me recordó la época en que estuve viviendo en Irún. Se mascaba el aldeanismo más tribal, la pura exaltación de la majadería nacionalista. Que se tomen con butifarra los excedentes. Esto es a lo que lleva tanta España plural, a la desigualdad de facto.
Me uno a la rebelión cívica.
* Pues muy cerquita de mi casa ya ha nevado!!!!! .., en este domingo de Adviento, manso y majestuoso.
Saludos polares.
A mí, estas manifestaciones tan fuera de tono, no me parecen otra cosa que la peor expresión del provincianismo y los complejos periféricos. Creo que con ello, lejos de lograr la empatía ajena consigue justo lo contrario: el rechazo.
Un saludo.
PD: Estos días son maravillosos para leer y tomar café como si fueran a prohibirlo.
Bate: Son provincianos, sí. Y no lo digo con ánimo de ofender ni minusvalorar lo provincial (además de que se vive muy bien en provincias). Es sólo que este nacionalismo es tan aldeano, atrasado y aburrido, pero, al mismo tiempo, tan insistente en que así se lo reconozcamos, que no podemos sino hacerlo.
Guido: Cierto victimismo con que alterar a la masa y hacerla berrear (que mientras berrea no piensa) y grandes dosis de acomplejamiento pueblerino que, pese a los grandes intentos que hacen por ocultar, no pueden esconder, terminan por crear, precisamente, eso que señalas: el rechazo, el cual, no obstante, luego les servirá para de nuevo excitar a las masas con el tan manido anti catalanismo. ¡Qué aburridos son! ¿Por qué no se independizan ya?
Saludos a los dos.
S. Cid
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