domingo, 21 de marzo de 2010

Soledad y soledumbre

Soledad y soledumbre

Aunque la RAE no recoge divergencia alguna, hace años un profesor me hizo notar la diferencia entre las dos palabras que titulan el texto de hoy. "Soledad, decía mi profesor, es la falta de compañía por más que ésta se haya buscado y deseado; soledumbre es la soledad querida, la que se disfruta en esos momentos en los que uno se aparta porque desea estar, simplemente, consigo mismo. Mientras la primera daña, la segunda es un bien para el alma propia".

Estos días he ido a ver la película Up in the air, que cuenta la historia de un tipo, encarnado por George Clooney, que se gana la vida despidiendo a los empleados de empresas ubicadas a lo largo y ancho del país, razón por la cual se ve obligado a saltar de aeropuerto en aeropuerto y a sobrevivir con una simple maletita donde casi no cabe más que la muda y, eso sí, una considerable cantidad de tarjetas de índole muy variada que le abren todo tipo de puertas allá donde va.

Este tipo, cuya máxima prioridad en la vida es acumular vuelos hasta alcanzar la cifra de diez millones de millas voladas, no sólo disfruta un trabajo que consiste en comunicar a otros que han perdido el suyo, sino que adora la vida que lleva: una vida sin hogar, sin pertenencias, sin familia, sin amigos…, una vida para vivir con lo puesto y en plena soledad.

La película trajo a mi mente una noticia que leí hace poco: la que hablaba sobre la concesión del premio Julio Camba a Ángela Vallvey por un artículo titulado La soledad, publicado en el periódico La Razón en noviembre el año pasado, y con el cual la escritora abogaba por el derecho a estar solo: El dictado de los usos sociales -decía- ya empieza desde la escuela. “No estés solo”, le dicen al niño, porque podría parecer un psicópata, un enfermo. “El patio de recreo de la vida lo tortura con su ruido y su furia, al niño solitario”, dice la autora con su ironía característica. Así describe Vallvey la presión más temprana. A los niños se les dice: “Tú eres tu peor compañía”. En ese microcosmos de las relaciones sociales empieza a adentrarse el peor tópico de las series americanas, la popularidad: “No seas el patito feo del recreo”.

Ciertamente, Vallvey tiene mucha razón: el solitario es el tipo raro…, ése que no quiere andar con nadie y que con el tiempo acaba por ser señalado como “ése con el que nadie quiere estar“. Se suele murmurar a sus espaldas si tendrá alguna carencia mental o es simplemente un maleducado, sin contar con que el pobre tipo probablemente es tan sólo un solitario que se encuentra feliz en su propia compañía y que, por el contrario, con frecuencia se siente sumamente desgraciado cuando ha de quebrar ese mundo ideal en el que habita para pasar unos instantes de inquietud y disgusto en la compañía de otros a quienes casi con toda probabilidad ni admira, ni soporta y de quienes con certeza casi absoluta sólo obtiene fastidio y desazón.

El protagonista de Up in the air no tiene ningún complejo por vivir como vive, ni siente vergüenza alguna cuando aboga por la vida en soledad. Sin embargo, la vida da muchos vuelos y cuando el personaje que encarna George Clooney descubre que quiere pasar el resto de su existencia con alguien al lado…, la vida le sorprende con que como única compañía contará con una nueva tarjeta (que tan sólo seis más como él tienen en el mundo) que certifica los diez millones de millas voladas, las cuales, bromas del destino, serán las únicas que le acompañen.

Al fin…, solemos tener lo que tanto anhelamos. Habrá que decidirse, pues: ¿soledad o soledumbre?

9 comentarios:

José Manuel Guerrero C. dijo...

"y cuando el personaje que encarna George Clooney descubre que quiere pasar el resto de su existencia con alguien al lado...". Descubre que la mujer de la que se ha enamorado...ay, joder, que al final cuento yo la peli. Es que la vi el otro día. S.Cid. Yo por cosas de la vida estoy ahora en soledumbre, no ha sido buscada esa estancia, pero tampoco me hace sentir desgraciado. Es más, creo que siempre he sido un poco bicho raro en el sentido más bicho raro del término, que se le va hacer, bicho que es uno, y raro, raro, raro. Sucede que me agobia cada vez más lo que me descentra.

Se acabó el asueto, no??

Saludos, Bienvenida a tu blog.

Paco Gómez Escribano dijo...

Pues yo apuesto claramente por la soledumbre, es más, la suelo necesitar más que los demás. No sé, el silencio me hace sentirme bien. Por otra parte, muchas veces me aburro sumido en conversaciones que me parecen inútiles. Así que, al igual que Bate, podría considerárseme un bicho raro. No es que sea insociable, sólo es eso, que de vez en cuando necesito esa soledumbre de la que hablas.

Guido Finzi dijo...

Yo apuesto también por la soledumbre (me encanta la palabra) y la encuentro una actividad necesaria para sobrevivir en un mundo que cada vez tiene menos que ver conmigo. La rareza o no de tal actitud, la dejo a cuenta de los demás.

Un saludo

Ana Laura dijo...

Yo he aprendido hoy una palabra nueva, porque no la conocía, pero también apuesto a ella, cuando los tiempos y mi familia me lo permiten. Con dos hijas, una pequeña y una adolescente, la soledumbre a veces más que una opción, es una necesidad. Un lujo, también.

Es maravillosa la entrada, un saludo grande!

Sue dijo...

Ví la peli hace unas semanas y me gustó, al menos me gustó la coherencia del personaje de George Clooney, que elige un tipo de vida que otros detestan y critican. Él, por contra, no critica a nadie y eso, a mi parecer, le vuelve simpático a los ojos del espectador.
Hay una escena con su ayudante (una joven que empieza a trabajar con él y le acompaña en alguno de sus viajes) que dibuja, creo, lo que cuentas de la soledad en tu post. Ella es una chica joven y enamorada a punto de casarse y formar una familia y se encuentra con un tipo maduro y solo, que además está muy agusto consigo mismo. Sus casas son los aviones y hoteles y el amor lo mitiga en sus citas intermitentes en cada aeropuerto.
En un momento de la peli, a su joven aprendiza enamorada la deja el novio y entonces tiene una crisis y comienza a despotricar contra George Clooney y la vida que lleva ¿? abanderando una supuesta moralidad basada en esa necesidad de compartir tu vida con alguien, pues lo contrario supone ser un ser egoísta.
No es justo que alguien quiera imponerte su modo de vida como si fuera el mejor, el más honrado y venerable, o el menos egoísta.

Carlos González dijo...

Yo también me apunto a la soledumbre. Más vale solo que mal acompañado. Saludos.

Carlos dijo...

Hoy hemos aprendido un palabro nuevo: Soledumbre.
No sabía que existía, pero me úno al grupo de los soledumbreros que necesitamos un poco de soledad para estar bien con nosotros mismos, y cuando las compañías tampoco te satisfacen en demasía.
Saludos.

S. Cid dijo...

Bate: Gracias por la bienvenida, Bate ;-). Bien es verdad que no acabé nunca de irme, pero estos días pasados lo abandoné bastante porque el blog me tenía un poco amuermada. En cualquier caso, sí: se acabó el asueto ;-)

Y bicho, bicho..., ejem, ejem..., no seré yo quien diga que eres un bicho..., pero..., ejem, ejem... (en venganza por tenerme todavía abandonada en una fría mazmorra de Gongeland) :-p

Paco: Te entiendo porque a mí también me va esa soledumbre de vez en cuando. Aunque..., creo que cada día que pasa me va más y más... ¿Será cosa de la edad, que va entrando una en unos añitos que ya no está por aguantar projimadas del prójimo, o será cosa de que me atacó el virus de la misantropía...? Cualquiera sabe... :-)

Guido: A mí también me importa un pito si los demás ven rareza en lo que no es sino necesidad de silencio y tranquilidad. Especialmente en un mundo, como bien dices, al que encuentro cada día más extraño.

Ana Laura: Tú me enseñaste lo que era la serendipia, así que me alegro de haberte podido pagar con el conocimiento de la palabra soledumbre, aunque bien es cierto que con dos hijas..., te va a ser difícil poder practicarla con frecuencia ;-) Gracias por tus palabras :-)

Sue: A mí también me gustó la peli, aunque el final me dejó cierto regusto amargo. Es verdad que todos encontramos gran placer en vivir a nuestro modo y manera, pero la soledad siempre... Ufff, debe de ser dura. Eso sí, el personaje que encarna George Clooney (perdón por utilizar siempre esta expresión, pero no recuerdo el nombre que se le da en la película) es consecuente con su elección de vida. Olé sus narices, pues.

Carlos González: La compañía propia suele ser la mejor, desde luego, salvo cuando nos ponemos en plan autodestructivo. En cualquier caso, yo, como tú, también elijo la soledumbre :-)

Carlos: Bueno, me alegro por lo del "palabro" (tú me enseñas también mucho). Al parecer..., los de la soledumbre ya somos legión :-)

Saludos a todos, amigos.

S. Cid

posodo dijo...

A todo esto, no está de más recordar cómo reaccionó Robinson Crusoe cuando vio las huellas de pies en la playa.

Belén 2013

Belén 2011