Después de que el despertador sonara por segunda vez, ella se removió en la cama.
-¿Vas a levantarte o tendré que quedarme despierta hasta que lo hagas?
-Puedes dormirte -contestó él-, ya me levanto.
Le oyó arrastrar los pies por el pasillo y levantar la persiana del salón.
Se arrebujó entre las mantas y dejó escapar un leve sollozo. ¿Por qué le he hablado así?, se preguntó. Sabía que no importaba si el despertador volvía a sonar o no, en cualquier caso, no se volvería a dormir una vez despierta y con él alejándose de su lado. Su matrimonio llevaba tiempo perdido entre marañas de incomunicación, revanchismo y celos. Levantó el cuello y escuchó. La ducha ya no se oía y el olor a café traspasó la puerta del dormitorio. Otro largo día de vidas separadas despertaba. Aún se amaban, aunque quizá sólo por costumbre. Tal vez ni eso. Quizá sólo se trataba de necesidad. Un nuevo suspiro se escuchó bajo las sábanas. Sin duda, aquel reflexionar irreflexivo causaba el pesar que suspiraba.
El tintineo de las llaves le indicó que él estaba a punto de salir. Ella se levantó ágil, ahora que había adelgazado y de nuevo se sentía joven y ligera, y corrió hasta él. Lo abrazó y él, bañado en colonia, correspondió al abrazo.
-Te quiero, te quiero... -dijo ella con vehemencia.
-Y yo a ti.
-No quiero que te vayas.
El silencio se hizo durante un instante. Ella se desprendió de sus brazos y lo miró.
-Vuelve a la cama -la invitó él-. Vas a enfriarte.
La puerta sonó y ella se acurrucó en la cama. No volvería a verlo hasta la tarde.
...
El teléfono sonó con insistencia.
-¿Sí?
-¿Querida?
-Sí...
-Escucha, sólo tengo un minuto...
-¿Sí?
-¿Querida?
-Sí...
-Escucha, sólo tengo un minuto...
No era necesario. Ella lo supo sin necesidad de que él lo dijera. Aun así, él se explicó:
-Llegaré tarde esta noche. Me han pasado entradas para el partido del Barcelona. Luego iré a tomar algo por ahí con la gente de la oficina. No me esperes despierta.
6 comentarios:
Qué difícil es la convivencia de esta manera. Me acuerdo de la mía cuando me separé.
Son momentos duros que haya que pasar cuanto antes.
Besos S. Cid
Vaya, cuando se llega a ese punto lo mejor es... bueno, yo qué sabré!
Pero como dice Carlos, lo mejor es pasar esos momentos cuanto antes.
Me trae a la mente algo que es muy típico en Argentina:
- Me caso
- ¿contra quién?
Carlos: Sí, supongo que son duros, desesperantes y hasta un poco alienantes. Y, sí, seguramente estas cosas es mejor pasarlas cuantos antes..., como cuando se va al dentista.
Sue: Tampoco yo sabría qué hacer llegados a ese punto. Se me ocurren unas cuantas ideas, pero no sé si me decidiría por alguna de ellas o, simplemente, intentaría dormir y no quedarme despierta...
Guido: Jajajaja, qué bueno, Guido. No lo había oído nunca. No sé si estoy totalmente de acuerdo con el dicho..., pero un poco..., sí ;-)
Saludos, amigos.
S. Cid
Cuando se llega a ese punto lo que hay que hacer es romper o pegar un cambio de 180º's, si es que los dos tienen capacidad para cambiar aunque sólo se un poco. Buen relato. Un abrazo.
Nos han inoculado el veneno del "no compromiso" con nada, y nada es nada, o casi.
No nos aguantamos ni a nosotros mismo.
Que luchen por el amor, es mi consejo.
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