Ha estallado la paz (José María Gironella)
Tercera parte de esta obra pensada en un principio por Gironella como trilogía y que, sin embargo, no acaba con esta novela, pues el autor decidió extender la obra más allá . Él mismo nos lo dice en el Prólogo de Ha estallado la paz: […] este libro no va a cerrar el ciclo. Es decir, la obra que concebí, centrada en nuestro drama nacional, no será trilogía como fue anunciado. Habida cuenta de que la etapa histórico-política iniciada en 1939 no ha concluido todavía, de que muchas de sus circunstancias perduran básicamente, he decidido dedicar a la posguerra unos cuantos volúmenes. No me pareció válido, en ningún aspecto, finalizar mi retablo un año cualquiera: 1945, 1950, 1958... Tampoco era factible abarcar en un solo volumen tan largo período. Así que opté por fragmentarlo y por escribir una suerte de Episodios Nacionales que podrían terminar el día en que se produzca la sucesión en la Jefatura del Estado*.
El presente volumen -continúa el autor-, pues, abarca tan sólo la inmediata posguerra. El próximo alcanzará, más o menos, hasta el término de la II Guerra Mundial. Y así sucesivamente.
Ha estallado la paz vuelve a centrarse prácticamente en Gerona, a excepción de los breves viajes que por razón de la historia deben llevarnos fuera de la ciudad catalana, y la novela se teje en torno a los mismos personajes que ya conocemos sobradamente (de entre los cuales se exceptúan, naturalmente, aquellos a los que la muerte sorprendió en aconteceres pasados y narrados en las novelas anteriores o aquellos otros que se incorporan a la historia y de cuya existencia apenas sí teníamos noticias, por haber aparecido sucintamente en las novelas previas, o desconocíamos por completo al ser traídos a la historia por primera vez en esta novela)
De nuevo encontramos, pues, una excelente historia, narrada magistralmente y apoyada sobre un meritorio elenco de personajes, a través de los cuales volvemos a conocer toda la generosidad y miserias que alberga el alma humana, mención especial sobre los cuales merece, por supuesto, Ignacio Alvear, de quien el propio autor señala: sigue con sus dudas, con sus forcejeos en busca de una verdad que lo satisfaga… ¡Qué le vamos a hacer! ¿No es la duda uno de los signos de la época actual? ¿Y no soy yo un hombre de mi tiempo?
Desde este punto de vista: el de la incógnita que late tras cada espíritu humano, las pasiones que lo estremecen, las luchas que lo excitan, la fe que lo mueve, las dudas que lo paralizan, el heroísmo al que lo empujan y los miedos que lo atenazan…, desde ese punto de vista, digo, es la novela, como su autor, rabiosamente actual.
Tercera parte de esta obra pensada en un principio por Gironella como trilogía y que, sin embargo, no acaba con esta novela, pues el autor decidió extender la obra más allá . Él mismo nos lo dice en el Prólogo de Ha estallado la paz: […] este libro no va a cerrar el ciclo. Es decir, la obra que concebí, centrada en nuestro drama nacional, no será trilogía como fue anunciado. Habida cuenta de que la etapa histórico-política iniciada en 1939 no ha concluido todavía, de que muchas de sus circunstancias perduran básicamente, he decidido dedicar a la posguerra unos cuantos volúmenes. No me pareció válido, en ningún aspecto, finalizar mi retablo un año cualquiera: 1945, 1950, 1958... Tampoco era factible abarcar en un solo volumen tan largo período. Así que opté por fragmentarlo y por escribir una suerte de Episodios Nacionales que podrían terminar el día en que se produzca la sucesión en la Jefatura del Estado*.
El presente volumen -continúa el autor-, pues, abarca tan sólo la inmediata posguerra. El próximo alcanzará, más o menos, hasta el término de la II Guerra Mundial. Y así sucesivamente.
Ha estallado la paz vuelve a centrarse prácticamente en Gerona, a excepción de los breves viajes que por razón de la historia deben llevarnos fuera de la ciudad catalana, y la novela se teje en torno a los mismos personajes que ya conocemos sobradamente (de entre los cuales se exceptúan, naturalmente, aquellos a los que la muerte sorprendió en aconteceres pasados y narrados en las novelas anteriores o aquellos otros que se incorporan a la historia y de cuya existencia apenas sí teníamos noticias, por haber aparecido sucintamente en las novelas previas, o desconocíamos por completo al ser traídos a la historia por primera vez en esta novela)
De nuevo encontramos, pues, una excelente historia, narrada magistralmente y apoyada sobre un meritorio elenco de personajes, a través de los cuales volvemos a conocer toda la generosidad y miserias que alberga el alma humana, mención especial sobre los cuales merece, por supuesto, Ignacio Alvear, de quien el propio autor señala: sigue con sus dudas, con sus forcejeos en busca de una verdad que lo satisfaga… ¡Qué le vamos a hacer! ¿No es la duda uno de los signos de la época actual? ¿Y no soy yo un hombre de mi tiempo?
Desde este punto de vista: el de la incógnita que late tras cada espíritu humano, las pasiones que lo estremecen, las luchas que lo excitan, la fe que lo mueve, las dudas que lo paralizan, el heroísmo al que lo empujan y los miedos que lo atenazan…, desde ese punto de vista, digo, es la novela, como su autor, rabiosamente actual.
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*El prólogo está fechado en abril de 1966, aclaración que creo necesaria para que el lector sepa el momento, y pueda por tanto aprehender mejor el significado de estas líneas, en que se encuentra el autor cuando las escribe.
*El prólogo está fechado en abril de 1966, aclaración que creo necesaria para que el lector sepa el momento, y pueda por tanto aprehender mejor el significado de estas líneas, en que se encuentra el autor cuando las escribe.
Enlace a Los cipreses creen en Dios.
Enlace a Un millón de muertos.
15 comentarios:
El título es buenísimo
Guido: como se puede ver, Gironella, con los títulos de la serie, no daba puntada sin hilo.
S.Cid: aprovecharé esta tu anotación como referencia para una escena de la novela que me servirá como entrada para una anotación que tengo pendiente desde hace tiempo. Gracias ;-)
Gironella tuvo un maestro que le marcó, a mi también; Giovanni Papini: "Me encuentro casi ciego por haber contemplado demasiado el fulgor de Dios. He quedado casi sordo por haber escuchado demasiado el trueno de su Palabra. Pero he obtenido un premio: la mente sabe ahora ver más lejos, y el corazón logra percibir mejor las más suaves voces del afecto".
Cierto Posodo, no daba puntada sin hilo.
Guido: Sí que lo es, sí. Y la novela también. Me ha gustado mucho esta trilogía. Estoy a ver si encuentro la cuarta parte.
Posodo: Me alegro de que la anotación sobre esta novela te sea de utilidad y ya te doy las gracias por la referencia :-)
Bate: No conozco a Giovanni Papini... Hay tantas cosas que desconozco...
Acabo de venir de la biblioteca de hacer una guardia extra y ahí estaban 3 de los peores alumnos que hay en el colegio, de esos que van tocando las narices hasta hacerte perder el control. Yo los amarro bien y no se me mueven, pero mientras leía los he observado y me he dicho: una hora mía sin quitar ojo de la novela; 3 de estos (una por cada uno) tirada a la basura. Cuánta vida desperdician y yo sin horas suficientes para aprender todo lo que no conozco..., como al tal Papini. En fin...
Saludos, amigos.
Todos desconocemos cosas, muchas. La clave está en tener los ojos abiertos y quere aprender. Siempre, no hay edad. Te deseo mucha paciencia en tu labor, que sé, la necesitas. Una de las cosas, quizás la más importante, que más me duele de esta época es la cantidad de personas que nunca van a tener acceso a la Cultura, con mayúscula. Una generación que lo tiene todo a su favor, y que va a ser la más desgraciada de la historia de nuestro país. Algún día ajustarán cuenta con sus mayores.
No puede ser que leas tan rápido Cid!
En cualquier caso, me apunto los títulos que me quedan de la trilogía (que son dos) para cuando encuentre un hueco.
Y ya que hablamos de libros, de guerras y del alma humana, ahí va una cita del maestro Delibes a propósito de...:
"-Oiga,se me está usted subiendo ya a las barbas con tanta historia -debió decir uno de ellos.
-¿Dice usted "guerra"?
-Sí, guerra.
-Pues, ¡sea guerra, ya que usted lo quiere!
Y un montón de hombres arremetió a tiros con otro monton contra el que nada tenía en realidad. El otro montón respondió también, naturalmente, con tiros. Los dos montones comenzaron a disminuir; decrecían a ojos vistas. Y un día, después de mucho ruido y muchísima sangra, se vio que de uno de los montones no quedaba ni rastro; del otro unos pocos, muy pocos. Estos pocos, al ver que no restaba nada del montón de enfrente, empezaron a desgañitarse afirmando que habían conseguido la victoria. Pero ¿habían conseguido alguna victoria en realidad? (...)"
Quise decir "sangre", claro. :)
Sue: Claro que no leo tan deprisa... ;-) Este libro lo acabé en enero (o por ahí). Estaba en lista de espera para ser comentado :-). Tengo un montón con los comentarios hechos que esperan turno. Probablemente los que estoy leyendo ahora no aparecerán por el blog hasta dentro de un par de meses o tres.
Buenísimo Delibes. ¡Como me gusta! El pasado día del libro me compré una novela suya.
Corrección: ese "cómo" en "¡Cómo me gusta!" lleva tilde.
Qué chicas tan interesantes pasan por aquí, que leen y todo ¡¡ A veces me pregunto si las dos no os llamaréis Susan (Sue y S.). En este país, parecéis extraterrestres.
PD: No es que sólo leáis, sino que lo hacéis con criterio.
No sé tú Cid, pero yo me he puesto colorada como manzana.
(Mi madre me llama Susan...)
Sue: Jajajaja, yo también, Sue ;-).
soy de argentina, me alegra que todavia exista gente como vosotros..no los conozco pero me doy cuenta que son gente muy inteligente, rica y pura. mi direc felix_xx21@hotmail.com
guaaa!! me ha encantado espero que os guste el mio
muy interesante el articulo, mi enhorabuena sigue asi
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