La España cóncava
En la privamera de 1943, un indefenso avión comercial despegó del aeródromo de Luton, a 56 kilómetros de Londres. Los motores del aparato impulsaron la aeronave sin problemas, que ascendió hacia un cielo despejado, iluminado por un sol radiante y en el que no parecía notarse que una terrible guerra asolaba aquella tierra sobre la que derramaba sus rayos. Ningún caza de escolta acompañaba al solitario avión que acababa de despegar. Ello, tal vez, contribuía a su propia seguridad, pues nadie, vista la soledad en que viajaba el lento aeroplano, podría haber imaginado que a bordo se encontraba el mismísimo Winston Churchill.
Poco después de traspasado el Canal de la Mancha, el piloto comunicó a los pasajeros la necesidad de abrocharse el cinturón de seguridad, pues el aterrizaje en tierras belgas era inminente. No hubo necesidad de esperar mucho, tras una leve sacudida, el aparato tomó tierra sin problemas. En la escalerilla, rindiendo los honores debidos al Premier británico, la Wehrmacht presentó armas a Churchill.
-A sus órdenes, señor -saludó un coronel-. El Führer le espera.
-No comprendo tanta prisa para perder de nuevo -bromeó Churchill.
-El Führer confía en que un campo de golf belga le traerá suerte esta vez. Por cierto, señor...
-¿Sí? -Churchill se detuvo y miró al coronel.
-¿Puedo permitirme aconsejarle que no mencione el birdie que logró en Holanda?
-¿Aún le pica? -preguntó el británico mientras esbozaba una sarcástica sonrisa que el coronel ignoró-. No lo mencionaré, soy un gentleman -bromeó de nuevo Churchill-, pero, si quiere ponerse a salvo de la ira del Führer, desaparezca en cuanto pueda, coronel, porque hoy pienso lograr un albatros. Pero, vamos, también yo tengo prisa. Clementine me espera para el té.
¿Se sorprende, amigo lector, de lo que le cuento en los párrafos anteriores? Pero, ¿por qué? No comprendo su estupor. ¿Es que no es posible que Churchill y Hitler quedaran para jugar unos hoyos? ¿Y por qué no, oiga? ¿Qué le resulta tan raro? De veras que no entiendo esos aspavientos con que pretende hacerme llegar su indignación. No me diga que lo de ahí arriba ofende su inteligencia. ¿Acaso no está curado en salud? ¿Que no? ¡Cómo que no! Venga, venga..., menos lobos, Caperucita, si cosas como esa se ven todos los días en las noticias españolas. ¡Eh, oiga, que se lo digo en serio! ¿Que no? ¿Pero en qué España vive usted? Vea, vea...
-La policía llama por teléfono al delincuente para comunicarle la fecha y hora en que procederá a perseguirlo y atraparlo, a fin -es obvia la intención- de que pueda escapar (caso Faisán).
-Una universidad andaluza reconoce el derecho de los estudiantes a copiar en los exámenes. Aun siendo sorprendidos con una chuleta, podrán continuar realizando la prueba tras lo cual, si la nota conseguida no es de su agrado, podrán someter la puntuación obtenida a una revisión que habrá de realizar una comisión integrada por profesores y ¡alumnos!
-La SGAE cobra a una barbería catalana por tener sintonizada una radio musical mientras el barbero afeita a los clientes.
¿Y ahora qué me dice? ¿Le siguen pareciendo tan descabelladas esas partidas de golf? Ah, claro..., ya sé lo que me va usted a argumentar: que allá se trata de Inglaterra y Alemania, y aquí de la España de charanga y pandereta. Sí..., en eso tiene usted razón. Esto es España. La España grotesca de Max Estrella. Esperpéntica, al más puro estilo valle-inclanesco. Vivimos en la deforme imagen de una España reflejada en una cuchara. Una España cóncava. ¡Qué triste España!, ¿no?
En la privamera de 1943, un indefenso avión comercial despegó del aeródromo de Luton, a 56 kilómetros de Londres. Los motores del aparato impulsaron la aeronave sin problemas, que ascendió hacia un cielo despejado, iluminado por un sol radiante y en el que no parecía notarse que una terrible guerra asolaba aquella tierra sobre la que derramaba sus rayos. Ningún caza de escolta acompañaba al solitario avión que acababa de despegar. Ello, tal vez, contribuía a su propia seguridad, pues nadie, vista la soledad en que viajaba el lento aeroplano, podría haber imaginado que a bordo se encontraba el mismísimo Winston Churchill.
Poco después de traspasado el Canal de la Mancha, el piloto comunicó a los pasajeros la necesidad de abrocharse el cinturón de seguridad, pues el aterrizaje en tierras belgas era inminente. No hubo necesidad de esperar mucho, tras una leve sacudida, el aparato tomó tierra sin problemas. En la escalerilla, rindiendo los honores debidos al Premier británico, la Wehrmacht presentó armas a Churchill.
-A sus órdenes, señor -saludó un coronel-. El Führer le espera.
-No comprendo tanta prisa para perder de nuevo -bromeó Churchill.
-El Führer confía en que un campo de golf belga le traerá suerte esta vez. Por cierto, señor...
-¿Sí? -Churchill se detuvo y miró al coronel.
-¿Puedo permitirme aconsejarle que no mencione el birdie que logró en Holanda?
-¿Aún le pica? -preguntó el británico mientras esbozaba una sarcástica sonrisa que el coronel ignoró-. No lo mencionaré, soy un gentleman -bromeó de nuevo Churchill-, pero, si quiere ponerse a salvo de la ira del Führer, desaparezca en cuanto pueda, coronel, porque hoy pienso lograr un albatros. Pero, vamos, también yo tengo prisa. Clementine me espera para el té.
¿Se sorprende, amigo lector, de lo que le cuento en los párrafos anteriores? Pero, ¿por qué? No comprendo su estupor. ¿Es que no es posible que Churchill y Hitler quedaran para jugar unos hoyos? ¿Y por qué no, oiga? ¿Qué le resulta tan raro? De veras que no entiendo esos aspavientos con que pretende hacerme llegar su indignación. No me diga que lo de ahí arriba ofende su inteligencia. ¿Acaso no está curado en salud? ¿Que no? ¡Cómo que no! Venga, venga..., menos lobos, Caperucita, si cosas como esa se ven todos los días en las noticias españolas. ¡Eh, oiga, que se lo digo en serio! ¿Que no? ¿Pero en qué España vive usted? Vea, vea...
-La policía llama por teléfono al delincuente para comunicarle la fecha y hora en que procederá a perseguirlo y atraparlo, a fin -es obvia la intención- de que pueda escapar (caso Faisán).
-Una universidad andaluza reconoce el derecho de los estudiantes a copiar en los exámenes. Aun siendo sorprendidos con una chuleta, podrán continuar realizando la prueba tras lo cual, si la nota conseguida no es de su agrado, podrán someter la puntuación obtenida a una revisión que habrá de realizar una comisión integrada por profesores y ¡alumnos!
-La SGAE cobra a una barbería catalana por tener sintonizada una radio musical mientras el barbero afeita a los clientes.
¿Y ahora qué me dice? ¿Le siguen pareciendo tan descabelladas esas partidas de golf? Ah, claro..., ya sé lo que me va usted a argumentar: que allá se trata de Inglaterra y Alemania, y aquí de la España de charanga y pandereta. Sí..., en eso tiene usted razón. Esto es España. La España grotesca de Max Estrella. Esperpéntica, al más puro estilo valle-inclanesco. Vivimos en la deforme imagen de una España reflejada en una cuchara. Una España cóncava. ¡Qué triste España!, ¿no?
10 comentarios:
Me interesaba cómo iba la historia, más que recordarme la realidad que nos toca vivir a diario en este país desde que está ZP en el gobierno. En esta España de hoy, todo lo que sea, o parezca, ineligente, está considerado como algo subversivo y en consecuencia, el terreno queda oportunamente abonado para la proliferación de frikis e idiotas de pelaje colorado. Lo peor, es que este fenómeno no muestra uniformidad, sino que avanza en progresión geométrica sin apenas resistencia.
Por eso, no queda otro que encerrarse en uno mismo o relacionarse con grupúsculos de personas aún no contaminadas, aguardando impaciente ser agraciados con una Primitiva y poder emigrar a algún país de la Commonwealth.
Un saludo
Magnífico post.
Esta es una España de opereta bufa, una tragicomedia donde todo es posible, desde que la policia colabore con un banda terrorista por orden de altos cargos del Gobierno sin que pase nada, sin que nadie dimita,con una sociedad estabulada y narcotizada que es capaz de tragar con todo sin inmutarse.
Nos retrotreamos a los peores tiempos del felipismo sustituyendo a Mister X por Mister Z.
Creo que fue un escritor, Carlos Rojas, el que llamaba a esto "la Españeta". Entre la España negra y la España eterna, en esa España zafia, grotesca, corrupta y ridícula si no fuera porque asuntos como el del Faisán tienen muy poca gracia.
Uno, el otro día vi esta película sobre Winston Churchill. Bastante buena, creo. En el enlace la pueden ver medianamente bien.
http://www.pasalaweb.com/pelicula/into-the-storm.html
Dos, me ha parecido de lo más bueno que he leido -perdón S. Cid si te ruborizo- en un blog.
Tres, este país está llegando a cotas de locura absolutamente inimaginables hace un lustro, es impresionante como la gente lucha y lucha por superar la locura del día anterior. España a este ritmo es carne de frenopático.
Cuatro, hay que poner el pasaporte al día.
Quinto, es una delicia leerte.
Guido: Jajajaja, ¿sabes qué?, que a mí también empezó a interesarme la historia cuando llegué a lo del té con Clementine. Es más, me dije: ¿y si paso de desarrollar la idea del post y me quedo sólo con la historia? Al final, la idea me gustaba demasiado como para no llevarla a cabo, pero no descarto retomar esa extraña historieta del golf algún día... ;-)
En todo lo demás que apuntas: de acuerdo contigo, como siempre. Hasta en lo de emigrar a un país de la Commonwealth (mis relaciones con los británicos son de amor-odio, lo reconozco, pero va a terminar siendo uno de los pocos sitios donde una pueda exiliarse). Habrá, como dice Bate, que tener el pasaporte preparado.
Natalia: Gracias :-). Defines muy bien a la España actual: "una tragicomedia donde todo es posible" y todo ello merced a esa "sociedad estabulada" en que se ha convertido el pueblo español.
Miguel: También es acertado lo de "Españeta"..., ¡qué buen "palabro"! Y, sí, desde luego, hay cosas con las que, mejor o peor, se puede vivir, pero esas otras, como el Faisán, no sólo tienen muy poca gracia... es que son bastante peligrosas.
Bate: Bueno..., amigo..., muchas gracias por tus palabras [aunque sabes, sí, sabes que me ruborizan esas cosas... ;-)]. Sin embargo, en este caso los piropos los llevo mejor porque también yo estoy satisfecha con el resultado. Me gustó mucho cómo quedó finalmente el articulito (aunque le debería quitar un poco de histrionismo al tercer párrafo).
Ahora bien, ¿crees que en realidad la gente lucha por superar la locura del día anterior? Yo creo que, algunos intentamos sobrellevarla, pero otros no se dan ni cuenta del absurdo mundo que los politicastros nos están construyendo.
Ah, por cierto, y a ti es una delicia tenerte por aquí :-)
Saludos a todos, amigos, y gracias por vuestros comentarios.
S. Cid
Me explique mal- nada nuevo por cierto-, donde dije "es impresionante como la gente lucha y lucha por superar la locura del día anterior", quize ironizar a como los políticos, los medios, etc..., cada día nos dan otra ración nueva de locura.
Eso es todo, perdón, ea, buen día, a sus pieses.
Me gustan mucho tus historias británicas. Por eso me desilusioné un poco cuando, de golpe, pasaste de una de ellas a esta realidad cotidiana tan maltratada por Mr. Bean & co.
Un saludo
Bate:
Hay una película llamada "Ha llegado el águila", dirigida por John Sturges y protagonizada por Michael Caine y Donald Sutherland, que narra el plan de un grupo de paracaidistas alemanas de secuestrar a Churchill. La música, es del argentino Lalo Schiffrin.
Me hago cargo, Guido.
Bate: No creo que te explicaras mal, Bate. Fui yo quien no entendió bien ;-) A sus pieses también, jejeje (tienes cada expresión...) ;-)
Guido: A mí también me pasó algo así: estaba ahí, toda emocionada dándole a la tecla, inventando una tarde primaveral en la vida del Churchill..., y de repente apareció la España empeinetá con sus chorradas. De hecho..., me pregunto qué hubiera pasado en el campo de golf..., tengo una ligera idea, así que lo mismo un día que recupere la emoción sigo con la tecla y te traigo el desenlace :-).
Saludos a los dos.
S. Cid
Sí, apúrante....antes de que tú también termines contagiándote
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