martes, 28 de septiembre de 2010

Ángel Sanz-Briz

Ángel Sanz-Briz

Cuando se estrenó la película La lista de Schindler, uno de mis hermanos me habló de un diplomático español que, dándoles pasaporte español, salvo a muchos judíos sefardíes de las garras nazis: Ángel Sanz-Briz. Hoy se cumplen 100 años de su nacimiento y creo feliz la idea de traer su recuerdo hasta las Efemérides de Finis Terrae.


El domingo, 26 de septiembre, el periódico La Razón publicó un breve reportaje sobre este hombre, algunos de cuyos párrafos me permito transcribir aquí: 

Las noticias que llegaban a España sobre los campos de concentración nazis y la puesta en marcha de la Solución Final eran escasas, o prácticamente inexistentes; no se sabía que los judíos estaban siendo eliminados con un método industrial, ni siquiera perseguidos. El primer informe, por lo menos oficial, que recibió el gobierno de Franco sobre un centro de deportación lo envió el diplomático español Ángel Sanz-Briz, y era sobre Auschwith. Se trataba del testimonio de dos presos fugados y una carta del diplomático que certificaba su veracidad. Pero España vivía su posguerra y Franco complacía con su no beligerancia a Hitler (...).

Pero hubo excepciones heroicas, aun sin quererlo, y de manera especial en el cuerpo diplomático español, que ayudaron a salvar a miles de judíos de la muerte segura. La más conocida, por su coraje, discreción y eficacia, es la que emprendió Sanz-Birz. Con poco más de treinta años, fue nombrado encargado de negocios de la embajada española en Budapest, poco después de la invasión alemana y en un momento en el que la maquinaria del Holocausto producía miles de muertos diarios en los campos repartidos por toda Europa: sólo entre marzo de 1944 y enero de 1945 fueron deportados 600.000 judíos hungaros a Auschwitz.

El plan de Sanz-Briz era darles la nacionalidad a todos los judíos sefardíes, acogiéndose a una ley derogada en 1930, aunque ni jerarcas nazis ni colaboracionistas húngaros lo sabían. Se calcula que en la Europa ocupada por los alemanes había 200.000 sefardíes. Sanz-Briz alquiló ocho edificios en Budapest, a los que colgó muy dignamente la bandera española en su puerta y un cartel que decía: "Anejo a la legación española".

Las condiciones de vida eran duras, pero por lo menos estaban a salvo: "Vivíamos cincuenta y una personas en un piso de comedor, dos habitaciones y cuarto de criada, y sólo en nuestra habitación, que era muy soleada, éramos once. Había gente durmiendo por toda la casa", nos recordaba hace un tiempo Jaime Vándor (...).

Sanz-Briz dio papeles y protegió la vida de unas 5.200 personas que hubieran acabado en la cámara de gas. Él mismo contó en su libro "Los judíos en España" los detalles de cómo distribuyó en tan poco tiempo tantos salvoconductos: primero fueron 200 judíos y más tarde a 200 familias, "con el simple procedimiento de no expedir pasaporte alguno a favor de los judíos que llevasen un número superior de 200" y siguiendo un orden alfabético.


Museo del Holocausto Yad Vashem
Las autoridades franquistas permitieron que llevara a cabo estas actividades y no fue obstaculizado, incluso se le dieron nuevos destinos (San Francisco, Washington, Lima) y, en 1973, acabó siendo el primer embajador en Pekín y representante ante el Vaticano donde falleció en 1980 (...). En 1991, el Museo del Holocausto Yad Vashem, de Jerusalén, nombró a Sanz-Briz  Justo de la Humanidad. En 2005, el periodista Diego Carcedo publicó "Un español frente al Holocausto".

Su propia familia tardó tiempo en comprender la importancia de su nombre. "Nosotros les llamábamos los judíos de papá, que le venían a ver, le invitaban, le admiraban... Hasta pasados los años no supimos lo conocido que era entre los judíos. Tuve un vecino húngaro que cuando se enteró que era hija de Briz se quedó impresionado, no se lo podía creer", dice su hija Ángela, que vive en Madrid.

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También de interés:
- Sanz-Briz: el ángel español de Budapest (La Revista de Agosto. Libertad Digital Suplementos).
- Shema Israel (Jaime Vándor).

7 comentarios:

posodo dijo...

El caso es que la avalancha de noticias, actos conmemorativos, discursos del gobierno y de los políticos españoles me hacía barruntar algo.

Habrá que compensarlo por nuestra parte.

Enhorabuena y gracias por el recuerdo... antes de que Desatinos lo borre de la carrera diplomática con Mistol.

Guido Finzi dijo...

Hay personas valientes, que anteponen sus principios y coraje a perversas directrices gubernamentales. Él fue uno de ellos. Lástima que en su propio país, pocos le conozcan y valoren. Pero, en esta España de hoy, son cada vez son menos los que saben algo sobre cualquier cosa.

Un saludo

Sue dijo...

Guido, el morbo suele anteponerse a cualquier otra cosa en este país y parece que se valora más hablar de los aspectos negativos de las personas que de los positivos, que es, al final, lo que nos enriquece. A penas se informa en los medios de las personas y asociaciones que ayudan a que el mundo sea mejor, pero cuando sobrevuela la sospecha o el morbo todos se lanzan como buitres a sacar informaciones (o inventarlas) que destruyan la reputación del que, a la sombra, sigue trabajando para que se cumplan unos mínimos de justicia.
Por eso no se sabe nada de Ángel Sainz-Briz, o muy poco, en este país. Porque de lo que se trata es de que el odio siga creciendo, de separarnos y eso pasa por no ver (ni dejar ver) que hay personas que realmente se pasan por el arco del triunfo los absolutos de los demás (y sus prejuicios) en aras del principio más importante que es la dignidad humana.

Gracias Cid por mostrarnos este detalle tan importante de la historia.

Guido Finzi dijo...

Es aterrador el grado de incultura con que me topo cada día. De ahí que me resulte más y más difícil mantener una conversación. Y supongo que tiene razón Sue, e interesaría mucho más un libro denigrando a Ángel Sainz-Briz, que otro detallando sus buenas acciones. Como si lo que más importara de los héroes, es el derribarlos una vez encumbrados.

Paco Gómez Escribano dijo...

Ya conocía al personaje, aunque sólo de refilón. Recuerdo que hace ya mucho otro periódico publicó el reportaje de "el Schindler español". Lo cierto es que debió ser un hombre con mucho coraje y es de agradecer el reconocimiento del Museo del Holocausto por un español que empeñó su carrera por salvar vidas. Buena entrada, Cid.

S. Cid dijo...

Me alegro de que os haya gustado. Hablamos tan mal de España (generalmente con razón, porque hay que ver el país que tenemos), que de vez en cuando es balsámico recordar que entre nosotros también hay gente que podemos sacar al mundo con orgullo.

Saludos, amigos.

posodo dijo...

Gracias por recordárnoslo. Ya hay otra piedra-recuerdo más para reducir el desierto del olvido.
Un saludo.

Belén 2013

Belén 2011