Belén for President
¡Arriba la Esteban!, que dirán los votantes de izquierda.
Oigo en la tele que si Belén Esteban se presentara a las elecciones en la Comunidad de Madrid, restaría unas décimas a Esperanza Agurire, dos puntos al PSOE y tres a IU.
Ya sabemos qué tipo de inteligencia vota a quién.
Pregunta: ¿deben tener todos los votos el mismo valor? ¿Sí? ¿No? En España tenemos experiencia sobre ello: los votos nacionalistas valen más que los del resto de España.
¿Y los de izquierdas? ¿No deberían valer la mitad?
5 comentarios:
¿Y para qué prestas atención a lo que dicen en la tele? Mejor dicho, ¿para qué pones la tele?.
¿Ves? Es hacerlo... y ponerte a pensar.
¿Así cómo vamos a levantar España?
Deja estas cosas a quienes saben: la Esteban, el Estebanillo, el que Está, el que no-Estará,...
Posodo: Para evitaros el trabajo. La pongo, lo oigo, os cuento un max-mix y os ahorro el sufrimiento.
Ay..., cuánto me sacrifico por vosotros...
Pues ayer, en un receso del snooker hice zapping y llegué a TeleCirco donde "esteban" echando el documental de la susodicha. Hablaba y hablaba sin decir nada con sentido pero, y aquí viene lo triste, por lo menos decía algo, opinaba.
Algún político con barba podía aprender.
Y encima me entero que no admite preguntas en sus comparecencias. hablo del crack MR12, no de la Esteban.
La ascensión social de la Esteban es directamente proporcional a la decadencia de España.
Es un asunto bastante serio, más de lo que pueda parecernos al tratar de la susodicha.
Lo que hace unos años nos hubiésemos tomados todos a chacota y guasa, ahora se torna serio y con un leve tinte dramático que maldita la gracia.
Caraguevo: Lo de MR12 no tiene perdón. Está echando su manita (ya se sabe que él siempre está ahí p'ayudar) en la desmontar el país que quiere gobernar. Esta apetencia de poder que tienen nuestros políticos es tan repugnante que ya no puede una vomitar más.
Bate: Cuanto más se bajen los niveles, más contento se sentirá el populacho porque, de esa manera, se vuelve incapaz de advertir cualquier mínima diferencia, es decir, de tanto popularizar la ordinariez, el país ha perdido conciencia de su propia zafiedad.
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