Hormigas
Soy tan cuidadosa con el planeta que, cuando paseo por el campo, suelo ir dando saltitos para no pisar las hileras de laboriosas hormiguitas. ¡Qué maja y encantadora soy! O era..., porque he de confesar que desde hace un par de meses una plaga de hormigas ha dado en invadir mi cocina y se ha transformado mi espíritu de aquel que habitaba en el cuerpo del doctor Jeckyll al del terrible míster Hyde, de manera que últimamente el grácil saltito campestre se ha transformado en espídico zapateado, y tal es el ímpetu que le pongo, que parezco una furiosa Lola Flores sobre el tablao.
Claro que, acabar con esa marabunta hormiguil a base de pisotones es tarea infructuosa, de manera que decidí utilizar la inteligencia y observé... Descubrí el lugar por el que se colaban (¡ay, estos arquitectos que dejan grietas bajo el umbral de la puerta del patio!) y lo cubrí todo, por dentro y por fuera. Luego, además, barrí y fregué a conciencia, y lo pulvericé todo con fufú antihormigas. Poco a poco, estos bichastracos que sólo son monos en los cuentos infantiles fueron desapareciendo de mi cocina, hasta que ayer una nueva oleada apareció... ¡a través de un enchufe!
¡Oh, Dios mío!, ¿pero por qué a mí? Vamos, vamos, S. Cid, no desfallezcas...
Se desmonta el enchufe, se echa más fufú (aun a riesgo de yo que sé qué percance hogareño) y se cruzan los dedos. Luego, a esperar que dé resultado. Pero no, no lo ha dado y esta mañana más bichos asquerosos iban y venían, como Pedro por su casa, cruzando esa Star Gate del demonio en que se ha convertido mi enchufe.
Bien, brazos en jarra, ceño fruncido, labios hacia abajo y... ¡Nueva idea!
A grandes males, grandes remedios |
¿Chapuza? Vale, pues no doy más de sí, pero si resulta...
Mein Kamp contra las hormigas está resultando desalentadora, menos mal que al final de la mañana me esperaba una riquísima paella no australiana...
...que algunos nunca catarán (otros sí).
5 comentarios:
Hay S.cid,hasta las hormigas quieren tu compañia,¿por qué será?
Me has recordado una película (naturalmente, serie B de los '50s).
Y un tebeo, je, je.
Como buena mujer con jardín, yo detesto a las hormigas. Sobre todo porque soy bastante haragana al momento de combatirlas y he perdido más de una batalla (y con batalle me refiero a más de una planta/árbol/arbusto).
Como dicen en mi país... ¡suertempila!! :)
Anónimo: Pues estoy dispuestas a tomarme un café con ellas..., pero no en mi cocina, por favor... ;-)
Posodo: Ya..., ya..., y el asuntín te aprovechó una anotación, ¿eh? Tú siempre sacándole partido a mis cuitas :-p
Ana: Gracias, verdaderamente necesito la suerte que me deseas. Estoy de esos bichajos hasta las cejas.
Un saludo, amigos.
Sí, sí, muy monas en los dibujitos, y muy trabajadoras y todo lo que queramos, pero la pura realidad es que son unas #$@%^&%&*&_{(* Menos la hormiga atómica, jajajajaja... ;-p
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