Se cumplen hoy 160 años del nacimiento de Pablo Iglesias, fundador de la UGT y del PSOE, partido que, además, conmemora este año, 2010, el centenario de la obtención de su primer escaño en el Parlamento precisamente en la figura de Pablo Iglesias.
En palabras de Ortega y Gasset, según leo en La Gaceta, Iglesias era un hombre "venerable": "Si yo -dice el filósofo- contara con los dedos de una mano las personas por quienes siento mayor respeto y fervor, entre todas las de España, uno de los dedos representaría a Pablo Iglesias. Yo tengo a Pablo Iglesias por uno de los hombres más probos que ha habido nunca en nuestro país. Sería un hombre perfecto si no fuera un hombre de partido".
El matiz final de Ortega es importante -continúa Santiago Mata en La Gaceta-. Y es que ese "si no fuera hombre de partido" da la clave para entender el enigma que nos plantea Mata unos párrafos antes, cuando señala: El mayor misterio en torno a su vida es cómo una persona austera, cabal y pacifista pudo hacer declaraciones que hoy (y aún entonces) serían consideradas apología del terrorismo. Aunque Mata asegura, en un tono conciliador, que Su radicalismo revolucionario se comprende (otra cosa es que se justifique) porque daba por supuesto que la justicia se identificaba con los intereses de la "clase obrera". Por tanto, no consideraba legítimos ni al parlamento burgués ni a los Gobiernos de la España de la Restauración.
Con esas líneas en las que se tilda al padre del socialismo de apologeta del terror, se refiere el autor del artículo por una parte al hecho de que Iglesias proclamara, con una sinceridad que estremece, que respetaría la legalidad sólo en caso de que pudiera obtener de ella algún beneficio para su causa: El 11 de octubre de 1910 declaraba en las Cortes: "El Partido Socialista sigue su obra de trabajo en la legalidad, y si la legalidad no le permite desenvolverse como es debido, recurrirá a otros extremos", un enfermedad, según Mata, de la que el socialismo español aún no se ha curado: la de considerar legítimo el poder sólo si él lo ostenta; y por otra, el autor hace alusión a la nefanda amenaza, realizada desde las mismísimas Cortes, que el padre del socialismo español hizo recaer sobre la vida de Antonio Maura. Y es que: La justificación del asesinato [...] es un ramalazo de moral justiciera tradicional que admite el tiranicidio -dice Matas-. Y para Iglesias, en 1909, el tirano era Maura, a quien dijo el 7 de julio de 1910 en las Cortes: "Nosotros hemos llegado al extremo de considerar que, antes de que su señoría suba al poder de nuevo, debemos llegar al atentado personal".
Volviendo la vista al pasado, con frecuencia se obtiene una precisa comprensión del presente. Venga pues ese pasado hasta esta casa y ayúdenos a penetrar los porqués de nuestro hoy.
Volviendo la vista al pasado, con frecuencia se obtiene una precisa comprensión del presente. Venga pues ese pasado hasta esta casa y ayúdenos a penetrar los porqués de nuestro hoy.
6 comentarios:
A pesar de todo, ZP me sigue resultando incomprensible.
Un saludo
Lo de Ortega, genial, como todas las frases de Ortega. Es lo que yo vengo diciendo. Cada vez respeto menos a los que tienen una ideología ya que sus acciones y pensamientos están mediatizados por esa ideología. En cuanto al resto, no merece muchos comentarios. El segmento de la socialdemocracia, que en Europa lo llenan personas un poco más moderadas, en España está representado por estos sectarios del PSOE. Buena entrada, S.Cid. Un abrazo.
"Una enfermedad - según Mata - de la que el socialismo español aún no se ha curado".
Comprobada su historia, ¿es una enfermedad o una característica propia?
Interesante recordatorio.
Un saludo.
Guido: A mí me resulta inaguantable. Pero, merced a las dádivas concedidas a los vascos, parece que vamos a tenerle un añito y pico más. ¿Lo aguantará el país?
Paco: Bueno..., yo no llego a esos extremos: no soy totalmente contraria a las ideologías. Yo tengo la mía. Lo que no hago es profesión de fe. Cuando algo no me gusta, lo censuro. Y, desde luego, jamás de los jamases acomodaría la legalidad a mis intereses o preferencias y, por supuesto, muchísimo menos atentaría contra una vida humana. Ni por una ideología ni por nada en el mundo, salvo la defensa propia. Pero eso no es atentar, es preservar la vida, y ello va en los genes. Se llama supervivencia.
Posodo: Yo no sé si es una característica de la ideología socialista o verdaderamente una enfermedad, en cuyo caso, desde luego, se trata de una afección crónica. Poco han cambiado de un siglo para acá.
Saludos, amigos.
No era un santo, eso está claro. Y en el PSOE yo creo que, historicamente, ha habido una tendencia a escorarse hacia el sectarismo y la eliminación del contrario que les hace un flavo favor.
Paco: Flaquísimo, en cuanto a mi estima, desde luego; pero vistas las rentas electorales que obtienen, entiendo por qué siguen erre que erre con su sectarismo.
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