Preguntas trascendentales
Hoy es día 5 de octubre y hace justo 3 semanas que comenzaron las clases, quedan, más o menos, tres semanas para los parciales y 6 para los finales. De mi temario he dado unas... dos páginas y yo todavía no sé ni por dónde me ando. La distribución de mi tiempo ha sido, a grandes rasgos, ésta:
-un día para la bienvenida.
-tres días de dinámicas para la motivación.
-un día para explicar los criterios de calificación.
-un día de convivencias con mi tutoría, que pierdo de clase con mis otros grupos.
-un día de convivencia de los otros grupos, que igualmente pierdo de clase.
-un día para la celebración de inicio de curso.
-otro día para realizar las pruebas iniciales.
-otro día para realizar los test psicológicos.
¿Cuántos llevo ya? Diez.
Si tengo cuatro días de clase por semana, en tres semanas he tenido... ¡dos clases!
Es 5 de octubre y he dado dos páginas del libro, más algo de sintaxis que he podido colar por mi cuenta. Como ahora no me dejan encargar los libros de lectura para mis alumnos por mí misma y tengo que hacerlo a través de otro profesor, sobre quien ha quedado centralizada esta tarea para que, así, lleve mucha cuenta de las editoriales a las que hacemos pedidos y pueda luego el colegio reclamar regalitos, he tenido que esperar unas dos semanas más de lo previsto a que llegaran esos libros. Lo hicieron ayer. Llevo 3 semanas de clase y todavía mis alumnos no han podido comprar el libro de lectura de esta evaluación y yo todavía no he podido fijarles la fecha de entrega de la ficha..., que ya no podrá ser dos semanas antes de los exámenes globales, como solía ser, de manera que tendré exámenes y fichas al mismo tiempo.
Esta mañana, 9 de la ídem, 2º ESO. ¿Comienza mi clase a las 9? Noooo, primero he de vender los cuadernillos que el colegio se ha sacado de la manga.
-¿Oiga, pero usted no es profesora? ¿Qué hace vendiendo libros?
-¡Ah!
-¿Pero eso quiere decir que los niños, a 5 de octubre, todavía no tenían los libros?
-Oh, sí, sí, los libros de texto los tenían desde septiembre. Son unos libros de texto que no vamos a utilizar, pero que se hace comprar a los alumnos para que luego la editorial regale al colegio una pizarra digital.
-¿Y, entonces, si no van a usar esos libros, qué material van a utilizar?
-Pues el cuadernillo que he vendido yo esta mañana, alma de cántaro.
-¿Y quién hace ese cuadernillo?
-Pues nosotros, bobo, los profesores.
-Aaaaahhhh, ahora lo entiendo: usted también está en el negocio, ¿eh, listilla? Así se saca unas pelas.
-¡Qué va, hombre! Esto es un colegio concertado. Yo trabajo gratis, idiota.
-¿Los hace usted?
-Y otros compañeros, sí.
-Por amor a la causa.
-En realidad..., para que no me quiten horas lectivas y se reduzca mi salario hasta hacerme imposible vivir por mí misma.
-¿Y también los vende usted?
-Sí, claro, durante el tiempo de clase: 18 euros el cuadernillo, un cuadernillo por evaluación, por 100 alumnos. Calcule.
-¿Y usted no ve nada de eso?
-Pues no,
-¿De verdad?
-Que no, oiga, créame a la primera.
Nueve y veinte de la mañana. Acabo de recoger el dinero (mira que les había advertido: traed el dinero justo, por favor, que esto es un aula y yo no tengo cambio, pues nada, todos con billetes de 20 euros). Me escapo como puedo a Secretaría: por favor, por favor, dadme cambio. Tengo un jaleo monetario en clase (oigo ruido en mi aula) y un jaleo del otro ahora mismo que me va a sacar de quicio.
Vuelta a clase: devuelve cambio, anota quién ha pagado, lee las notas en la agenda de las madres indignadas que te dicen que ellas ya pagaron en septiembre, comprueba la lista que te han mandado para ver si es cierto y ve que allí no pone nada, enciéndase la duda de qué leñes haces, consulta con un correo rápido (¿doy o no doy el cuadernillo, cobro o no cobro?). Da y cobra. Más tarde: da pero no cobres. Más tarde todavía: pero ya he cobrado. Más aún: pues devuelve el dinero, ya sabes..., el cliente siempre tiene razón. ¿Y a mí que me cuentas? Dame una instrucción clara, por favor.
Vuelve a hacer cuentas, vuelve a tachar y destachar de la lista, anota lo que dice cada uno, lo que tú le dices, lo que te contesta, lo que te ha escrito la madre, aclara al niño que no eres tú quien dice que no ha pagado, explícale que primero le cobraste porque te lo dijeron y ahora le devuelves el dinero porque te han dado contraorden, insiste en que a ti esto ni te va ni te viene, que eres una mandá, que el dinero no es para ti, cuenta, recuenta, no sale la suma, eh, ¿a quién le he devuelto de más?
Nueve y treinta y cinco. Comienzo la clase.
Cuatro treinta. Acaba mi jornada laboral... Ah, no, ahora hay reunión. Reunión para preparar la reunión de padres posterior. Se trata también lo de la recuperación de pendientes. Por ley: una convocatoria; porque al colegio le da la gana: dos (una en enero y otra en abril). Se me encarga ocuparme de las pendientes de 3º. Vale, ¿de mi 3º C? No, de todos lo terceros. Bien, pero yo hago los exámenes de pendientes en horario escolar. No, se hace fuera del horario escolar. Perdón, pero no fue eso en lo que se quedó. Sí. No. Sí. No, te recuerdo que hay una apostilla (que tras sudores logramos colar unos cuantos) que dice: los exámenes de pendientes se realizan fuera del horario escolar salvo que el profesor decida hacerlos durante su clase. Ya, pero si yo me quedo, tú, también. Sí, pero si tú decides suicidarte porque te da la gana, yo no tengo por qué cortarme las venas contigo.
Bronca monumental. ¿Por qué siempre tienes que abrir esa bocaza enorme? Si al final vas a agachar la cabeza y te vas a quedar. Seguro, seguro (vamos, apuesto el cuello) que esto traerá consecuencias (negativas y para mí, claro). Queda media hora para la reunión de padres. Me escapo a casa y, como Mecano, busco una pastilla en el cajón que me pueda relajar, me pueda quitar un poco de angustia. Vuelta a las 18:15. A las 18:30 comienza la reunión. Primero general, les habla la directora; luego, particular, cada uno a su clase con los padres de su tutoría.
20:30 acaba el día. ¡Qué maja esta chica! Ya me decía mi hijo que le gustaba mucho su tutora. Camino por la calle muuyyyy cabreada, pero relajada, eso sí.
Llevo 3 semanas de clase, he trabajado hasta agotarme: dosieres, prevines, programaciones, pruebas iniciales, dinámicas, cuadernillos, informes, más informes, más aún, reuniones, claustros, formación: dos horas de cursillo para enseñarme a trabajar con un programa que vengo utilizando... desde hace dos años. Vende cuadernillos, recoge la donación a las monjas del convento de no sé qué, apunta cuántos bocadillos necesitas para la convivencia, llama a la cocina, cura esa herida, firma una salida, habla con una madre que justo esa mañana está libre y quiere hablar contigo, vaya, tenía una reunión en mi hora libre, pues pásala a la de comer (el cliente es el cliente, y si no comes..., pues mira, eso que adelgazas) cuida recreo, otra reunión, ahora de calidad, quién prepara las fichas de ortografía para 2º ESO, te toca a ti porque yo lo valgo, tres semanas de clase, dos sustituciones, tres guardias de biblioteca, monta un farol para la Celebración, escribe la redacción de tu curso, rellena el acta de tutoría, pasa la información de tutores, recibe la del tutor del año pasado, reúnete con él, reúnete con el tutor posterior...
12 horas lectivas con mi grupo de 3º. Productividad: dos páginas del libro... que no van a utilizar porque los cuadernillos de 3º... todavía no los han fotocopiado.
15 horas lectivas con mis grupos de 2º. Productividad: reglas generales de acentuación (para niños de 14 años) y cómo se forma el femenino en los sustantivos y adjetivos.
¡Menos mal que en Madrid (gracias, gracias, gracias, señora Figar, por proporcionarme este paraíso de aprovechamiento sumo) tenemos una enseñanza de Calidad, que si llegamos a ser como en el resto de España...!
Sus inspectores, mientras tanto, algo andarán inspeccionando, pero desde luego no echan ni un mínimo ojo al uso que se da en los colegios concertados a las horas lectivas que paga la Comunidad y que estos utilizan como les viene en gana, a saber: horas pagadas como lectivas, pero que en realidad se utilizan para que un profesor amiguete esté en la sala de profesores maquetando los contenidos que hemos hecho otros antes (sin que se nos den esas horas, sino que los trabajamos en casa) y que luego el cole venda a 18 euros por cuadernillo.
Y, todavía tienen que explicarme por qué, si es un estudiante inepto el que suspende 15 veces una asignatura de 1º ESO y llega con ella pendiente a 4ºESO, soy yo quien debe extender su jornada de trabajo 3 ó 4 horas más para hacerle un examen que volverá a suspender y que, además, nadie me va a pagar? Ah, sí, que la educación es una profesión vocacional y si hay que morir por ella, pues se muere una y ya está. Total, ¿qué soy yo?, ¿quién soy yo?
Pos eso, las preguntas trascendentales de siempre.
Mejor no pregunto y sigo cantando con Mecano.