Enmarcada en el ciclo de las "novelas españolas contemporáneas", El doctor Centeno -publicada en 1883- es una de las obras más ricas y complejas de Benito Pérez Galdós (1843-1920). Las andanzas madrileñas de Felipe Centeno son el hilo conductor de un relato en el que la sátira y la ironía se dan cita con la observación minuciosa y el aliento idealista. Las figuras de Alejandro Miquis (el hidalgo engolfado en el arte), Pedro Polo (nacido para la acción, pero reducido a la condición de maestro y capellán), Ido del Sagrario o Torquemada animan las páginas de la novela, pieza básica de la pródiga comedia humana galdosiana inventada para reflejar la España del siglo XIX.
Me costó entrar en esta novela. Al menos las ciento y pico primeras páginas las fui leyendo sin grandes aspavientos. Luego, sin embargo, volví a conectar con Galdós y se fueron sucediendo las hojas con gran deleite por mi parte.
La novela es un nuevo ejemplo de la facilidad galdosiana para crear personajes. En El doctor Centeno se ofrece un amplio catálogo de personajes, retratados como sólo Galdós sabe hacerlo, que excitan la simpatía del lector o exaltan sus ánimos más tenebrosos. Egoístas, generosos, aprovechados, bondadosos, simples, reflexivos, vacuos, trascendentes..., y todo ello ensartado en la deliciosa prosa galdosiana.
Disfruté la novela. Pero eso no es un sorpresa en mi caso. Soy galdosiana de corazón.
Disfruté la novela. Pero eso no es un sorpresa en mi caso. Soy galdosiana de corazón.
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